1. La Literatura Medieval
1.1. Lírica
1.1.1. Lírica Culta
Los trovadores provenzales del siglo XII fueron los primeros en cultivar poesía en una lengua románica. Surgió hacia el año 1100 en Provenza y floreció en los siglos XII y XIII. Su influjo se expandió desde el sur de Francia a toda la lírica culta europea.
1.1.1.1. Lírica Culta Catalana
Los poetas provenzales catalanes cultivaron tres formas básicas:
- La cansó (poema amoroso que representa el amor cortés).
- El serventés (de carácter satírico).
- La tensó (poemas ingeniosos).
1.1.1.2. Lírica Culta Gallego-Portuguesa (XIII-XIV)
Supuso la versión hispana de la escuela provenzal. Las cantigas de amor son herederas de la cansó. El yo poético es un hombre que se dirige a una dama, ante la que se queja de su indiferencia o de su actitud hostil.
1.1.2. Lírica Popular
Eran composiciones que se cantaban para acompañar los trabajos agrícolas, las fiestas, las bodas, los entierros, y, principalmente, para manifestar el sentimiento amoroso.
1.1.2.1. Jarchas (S. XI)
Constituyen la muestra más antigua de la lírica tradicional hispánica. Son poemillas de pocos versos, en lengua mozárabe, que los poetas cultos árabes y hebreos incluyeron en sus moaxajas. El tema es casi siempre amoroso: el emisor, una muchacha enamorada, cuenta su sufrimiento a su madre o hermana. El léxico es sencillo y abundan las exclamaciones y las interrogaciones.
1.1.2.2. Cantigas de Amigo Gallego-Portuguesas (ss. XIII-XIV)
El emisor es también una mujer enamorada que toma como confidentes a la madre, hermana o a la naturaleza. La naturaleza cobra gran importancia, ya como confidente, ya como marco referencial.
1.2. La Épica Medieval: El Mester de Juglaría
Los cantares de gesta son obras de género épico que narran en verso hazañas de héroes. La difusión oral de estas historias correspondería a los juglares, actores y cantores errantes que iban de pueblo en pueblo actuando en las plazas o castillos. El oficio de los juglares se denomina Mester de Juglaría.
1.2.1. Estilo del Mester de Juglaría
El Mester de Juglaría posee un estilo propio de expresión.
- Métricamente, sus obras emplean la tirada épica, es decir, una serie indefinida de versos de arte mayor en torno a las 16 sílabas con cesura o pausa interna y rima asonante.
- Los juglares usaban recursos específicos para la recitación oral:
- Son frecuentes las llamadas de atención al público para ganarse su interés.
- Se emplean fórmulas juglarescas, como deícticos (aquí), referencias visuales, gesticulación para ilustrar expresiones, imitación de voces de los protagonistas del relato…
- Las repeticiones son constantes, ya que facilitan la memorización y la comprensión por parte del receptor.
- Predominio de las oraciones simples y coordinadas, que eran más fáciles de recordar y permitían improvisar.
- Uso del presente de indicativo para acercar la acción a los oyentes.
- Petición final de “soldada”, es decir, un sueldo por la actuación.
1.2.2. La Épica Popular Castellana
Es muy escasa, sólo se conservan 5000 versos en los que sólo incluimos las obras escritas en métrica tradicional: rima asonante, de longitud irregular aunque con término medio de 14 a 16 sílabas. Conservamos tres poemas de épica popular:
- Cantar de Mio Cid (incompleto).
- Las mocedades de Rodrigo (incompleto).
- Roncesvalles.
1.2.2.1. Cantar de Mio Cid
El tema de la obra es el honor. El poema comienza “in media res” (en medio del asunto). Se divide en tres partes o cantares:
- Cantar del destierro: El Cid es desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI y pierde su honra. No se menciona la causa de esta desgracia, pero es sabido que se vierte una serie de acusaciones contra el héroe, del que se dice que se había apropiado de los tributos de los moros al rey de Castilla. En esta situación, el Cid se ve obligado a abandonar a su mujer, doña Jimena, a sus hijas, doña Elvira y doña Sol, y todas sus pertenencias. Así, deja Castilla acompañado sólo de sus soldados más fieles. Pronto participa en una serie de batallas para recuperar su honor y poder retornar a su tierra.
- Cantar de las bodas: El Cid conquista Valencia, hecho que supone su principal victoria. Desde allí, envía regalos al rey para ganar su favor y se conciertan las bodas de sus hijas con los infantes de Carrión. El Cid recupera así su reputación militar y pasa a disfrutar de una situación honrosa, tanto en el ámbito público como en el familiar.
- Cantar de la afrenta de Corpes: Los infantes de Carrión son objeto de las burlas de los hombres del Cid por su cobardía. En el episodio del león, el animal aparece suelto en palacio mientras don Rodrigo duerme. Los infantes se esconden aterrados. Cuando el Campeador despierta, atrapa al león y lo reduce, pues estaba amaestrado. La cobardía de los infantes queda en evidencia. Al sentirse humillados, deciden vengarse de las hijas del Cid, a las que llevan al robledal de Corpes, donde las maltratan y abandonan. Vuelve así la deshonra a la vida del héroe. El guerrero pide ayuda al rey y consigue que se celebren cortes en Toledo. Allí, los infantes son vencidos por dos hombres de confianza del Cid. Las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón, de modo que el héroe queda emparentado con los Reyes de España. Así, el Campeador recupera su honra.
1.2.2.1.1. Estilo del Cantar de Mio Cid
La obra posee voluntad de estilo, de ahí la multitud de detalles: anáforas, cultismos, tecnicismos jurídicos, exclamaciones… Sus rasgos de estilo son los de la oralidad épica:
- Fórmulas: grupo de palabras repetidas en las mismas condiciones métricas y que expresan una misma idea esencial, como los epítetos épicos: el que en buen ora nasció.
- Expresiones formulaicas: son fórmulas no expresadas en las mismas condiciones métricas.
- Motivos: partes de un tema frecuente repetidos: el correr de la sangre.
- Temas: lugares comunes: la descripción de una batalla.
- Fórmulas fáticas: oíd, viéredes,…
- Fórmulas exclamativas: Por ejemplo ¡Dios + que + adjetivo!
- Es una marca de oralidad, por lo que de mnemotécnico supone la parataxis y la esticomitia, o ausencia de encabalgamiento.
- Binomios inclusivos: por ejemplo hombres e mugieres por todo el mundo.
1.3. El Mester de Clerecía
Se llama así a la escuela de los escritores cultos (clérigos) que eligen el romance como lengua literaria. Estos harán una literatura mucho más regular que la juglaresca, con mayor cuidado en los aspectos formales. La cuaderna vía será la nueva estrofa: cuatro versos alejandrinos (con cesura tras la séptima sílaba) que riman entre sí en consonante: AAAA. Los temas tratados son eruditos y se basan en la tradición escrita, a la que los clérigos tenían acceso.
1.3.1. Obras del Mester de Clerecía
- Libro de Apolonio: Se ha considerado como la obra más antigua del Mester de Clerecía (hacia 1240). Es anónimo. Trata las aventuras y viajes de Apolonio, rey de Tiro, que al cabo de muchos años y complicadas peripecias, recobra a su mujer Luciana y a su hija Tarsiana, a la que encuentra convertida en juglaresa.
- Libro de Alexandre: El poema refiere la vida de Alejandro Magno, que interrumpe para intercalar diversos episodios, como el relato de la guerra de Troya.
- Poema de Fernán González: Cuenta la historia del conde que fundó Castilla.
- Castigos y ejemplos de Catón: Era un tipo de libro que venía a enseñar el saber medieval mediante los consejos que Catón le da a su hijo.
- Historia troyana polimétrica: Resumen en prosa del Román de Troyes, una de las múltiples versiones francesas sobre la Historia de Troya.
1.3.2. Gonzalo de Berceo
El autor que brillará en este siglo será Gonzalo de Berceo, con obras de índole religioso. Su obra más importante es Milagros de Nuestra Señora, formado por 25 milagros realizados por la Virgen.
1.3.3. El Libro de Buen Amor
El Libro de Buen Amor, cuyo autor es el Arcipreste de Hita, posee contenidos diversos y su hilo argumental es tan vago que a veces llega a desaparecer. Está escrita en forma autobiográfica. Se han podido distinguir hasta siete elementos:
- Relato amoroso, en forma autobiográfica, donde se narran una serie de experiencias amorosas en primera persona que terminan con el desprecio de la amada.
- Fábulas orientales, siempre vinculadas al tema central como refuerzo didáctico.
- Digresiones didácticas, paráfrasis del Panfilus, a la que dedica más de 300 coplas.
- La alegoría de la Batalla de don Carnal y doña Cuaresma, episodio extenso en forma de debate que culmina con el triunfo de don Carnal y la llegada de un amor.
- Composiciones líricas (Gozos de Santa María, las cuatro cantigas de serrana,..).
- La parte introductoria del libro que se trata de un prólogo en prosa en el que señala la intención de la obra y añade varias coplas para explicar cómo se ha de entender el libro (mediante la fábula de la pelea de griegos y romanos).
1.4. Alfonso X el Sabio
Alfonso X el Sabio sucedió en el trono a su padre Fernando III en 1252 y reinó hasta 1284. Su importancia literaria radica en haber sido el creador de la prosa castellana. Siendo aún infante había patrocinado la versión al castellano del Lapidario (1250) y del Calila e Dimna (1251), y apenas hereda el trono, emprende la redacción del Setenario. Movido por su intenso castellanismo, amplió la orden de su padre Fernando III, de que todos los documentos escritos en otra lengua se tradujesen al español. Él lo extendió por todos los reinos que él fue conquistando.
Alfonso X no fue el escritor de todas sus obras, pero sí el director. Mantuvo un grupo de colaboradores que elaboraban las obras mediante su dirección. Muchos fragmentos parecen ser del mismo rey que debió escribirlas o dictarlas porque contienen un aire muy personal. No obstante, el mayor peso recae en los colaboradores. La selección de los hombres que formaron su equipo fue un gran acierto. Dado que no había discriminación, dejaba las puertas abiertas para que obras de cualquier cultura se pudieran incluir en la obra alfonsí. Este grupo de traductores se conocía con el nombre de Escuela de traductores de Toledo. En torno al monarca se congregan juglares y trovadores, jurisconsultos, historiadores y hombres de ciencia. Prosigue la costumbre de que en las versiones de lenguas orientales trabajen emparejados judíos y cristianos, y fruto de su labor conjunta son varias traducciones latinas, pero es más frecuente que la obra quede en romance y que el cristiano ponga en castellano más literario la versión oral de su compañero. Esta preferencia por un texto romance, absteniéndose de pasarlo al latín, respondía a los afanes del monarca de la difusión de la cultura.
Lo único que tenemos verdaderamente literario de Alfonso X son las Cantigas de Santa María, pero están escritas en gallego, puesto que aún no se consideraba al castellano como una lengua para la poesía. Cuando llega la influencia provenzal del amor cortés, el castellano se impone. Él impone la prosa en el español.
1.5. La Celestina
La Celestina es una trágica historia de amor. Calisto, joven burgués, rico e ingenioso, persiguiendo a su halcón, entra en la huerta de Melibea y la ve. Melibea, joven y hermosa, hija única de Pleberio y Alisa, pertenece a la clase privilegiada. Se enamora de ella y trata de obtener su favor, pero es rechazado. Calisto le cuenta lo sucedido a su criado Sempronio, quien le recomienda tomar los servicios de una vieja alcahueta, Celestina, pese a la opinión inicialmente contraria de Pármeno, criado de menos edad.
Ésta, mediante su sabiduría y sus hechizos, consigue unir a los jóvenes enamorados. Después, los criados de Calisto, Pármeno y Sempronio, llevados por la codicia, matan a Celestina que se niega a compartir con ellos la cadena de oro que Calisto le dio en pago de sus servicios; a partir de ahí las acciones se suceden: Calisto muere al caerse desde el muro de la casa de Melibea y ésta se suicida por amor. La obra finaliza con el llanto de Pleberio, padre de Melibea.
1.5.1. Personajes de La Celestina
Los personajes presentan un marcado carácter realista. No hay nada idealizado en ellos, ya que poseen tantos defectos como virtudes. Aparecen todas las clases sociales.
- Celestina es el personaje mejor trazado y más famoso de la obra. Es una vieja amoral, astuta y codiciosa que vive de sus engaños y de los beneficios que éstos le reportan.
- Calisto es un joven adinerado, enamorado de Melibea. Su única intención consiste en conquistar a Melibea, de ahí que recurra a una alcahueta.
- Melibea es una joven hermosa que, al principio, rechaza a Calisto. Va cambiando gradualmente su opinión sobre él y, cuando se enamora, el amor será la razón de su vida. Vive con sus padres y lleva su amor en secreto.
- Pármeno y Sempronio son los criados de Calisto. Reflejan el fin del vasallaje medieval: no buscan el bien de su señor, sino su propio beneficio y sólo son leales al dinero. Por ello, no dudan en matar a Celestina.
2. La Literatura del Siglo XVI
2.1. Tópicos Clásicos
- Carpe diem (‘Goza del día de hoy’): llamada a aprovechar el momento, pues la vida es breve y la fortuna variable y no se sabe qué puede ocurrir mañana.
- Collige, virgo, rosam (‘Recoge, doncella, las rosas’): exhortación a una joven para que ame antes de que el tiempo marchite su belleza.
- Aurea mediocritas (‘La feliz mediocridad’): alabanza de la vida moderada, alejada de grandes ambiciones y pasiones que sólo acarrearían preocupaciones e infelicidad.
- Beatus ille (‘Feliz aquel’): añoranza de la vida apartada del fragor mundano, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para encontrar la paz y la armonía. A este estaría muy próximo otro tópico renacentista conocido como menosprecio de corte y alabanza de aldea, en el que por iguales motivos se pondera la vida en el campo en detrimento de la ajetreada y conflictiva vida cortesana.
2.2. La Literatura Mística
Es llamativo el desarrollo en el siglo XVI de la literatura mística. Los místicos aspiran a comunicarse directamente con Dios y expresan esa experiencia en prosa o en verso. La mística (etimológicamente, sabiduría secreta), intenta describir el don gratuito que Dios concede a algunas almas al fundirse con ellas y llenarlas de su amor.
2.2.1. El Proceso Místico
El proceso místico por el que el alma se funde con Dios atraviesa tres fases o vías:
- Vía purgativa: por la cual el hombre se libera del pecado mediante la penitencia y la práctica de la virtud.
- Vía iluminativa: mediante la cual el alma se somete a Dios, renuncia a la razón y a la inteligencia humanas y recibe una sabiduría especial que la ilumina. La culminación de la unión mística es el éxtasis, que supone la anulación total de los sentidos y un sentimiento tal de felicidad y gozo que es inefable, no puede expresarse con palabras.
- Vía unitiva: que supone la fusión, la unión mística entre el alma y Dios.
Las dos primeras son comunes a ascetas y místicos; a la tercera sólo llegan almas privilegiadas, los místicos, por una gracia especialísima de Dios.
2.2.2. Figuras de la Mística Española
Las figuras más representativas de la mística española son Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
2.3. Garcilaso de la Vega
Su obra fue preparada para su edición por su amigo Juan Boscán y publicada en 1543. Es relativamente breve: la Oda a la flor de Gnido, una epístola en verso dirigida a Boscán, dos elegías, tres églogas, cuarenta sonetos y algunas muestras de poesía tradicional de cancionero. Esta reducida obra poética contiene, sin embargo, lo esencial en cuanto a géneros, temas, motivos, métrica, lengua, etc., de la poesía posterior.
2.3.1. Los Sonetos Garcilasianos
Los sonetos garcilasianos, tras el fallido intento del Marqués de Santillana, significan la definitiva aclimatación de esta estrofa en la literatura española. Son generalmente de índole amorosa, algunos próximos aún al estilo y tópicos de la lírica de cancionero, otros portadores ya de la nueva sensibilidad renacentista. En esta misma línea pueden considerarse sus canciones.
2.3.2. Las Elegías
Las elegías, por su parte, descubren una influencia directa de los clásicos y una actitud estoica ante los sucesos desgraciados, no exenta, sin embargo, de un cierto vitalismo optimista.
2.3.3. Las Églogas
Las églogas, junto a algunos sonetos, representan la culminación del talento poético garcilasiano. La égloga es una composición poética bucólica en la que varios pastores dialogan sobre determinados temas, generalmente amorosos. Pese a su numeración, la Égloga II fue la primera que escribió. Es la más extensa y la única de las tres que presenta una acción dramática. La Égloga I es la más conocida. Consta de 421 versos distribuidos en estancias, en los pastores Salicio y Nemoroso muestran su pesar por el desdén de su amada (Salicio) y por la muerte de sus amadas (Nemoroso). La Égloga III es, quizá, la obra más lograda de Garcilaso. Escrita en octavas reales, cuenta que, a orillas del Tajo, cuatro ninfas bordan en sus telas sendas historias de amor y muerte (la historia de Orfeo y Eurídice, la de Apolo y Dafne, la de Venus y Adonis y la de Elisa y Nemoroso). La inclusión de la historia amorosa de Garcilaso (la historia de Elisa (Isabel Freyre) y Nemoroso (Garcilaso) supone una reelaboración artística considerable: la vida se transforma en poesía que, a su vez, se transforma en tema de pintura.
2.3.3.1. Orfeo y Eurídice
La esposa de Orfeo, Eurídice, murió a consecuencia de la mordedura de una serpiente. Orfeo, gran músico, se lamentaba amargamente con tristes canciones que hicieron que las ninfas y los dioses se apiadaran de él y le aconsejaran que fuera a buscarla al inframundo. Allí, logró superar todos los obstáculos con la fuerza de su música, hasta ablandar el corazón de Hades, el dios de los infiernos, quien le permitió regresar a la tierra con la condición de que caminara delante de Eurídice y no se girara para verla. Orfeo no pudo resistir no mirar a su amada y ésta se desvaneció en el aire, ahora para siempre.
2.3.3.2. Apolo y Dafne
Apolo disputó con el dios Eros sobre quién era mejor arquero. Para vengarse, Eros lanzó a Apolo una flecha de oro que provocaba el amor inmediato e hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo que producía el efecto contrario. Cuando Apolo vio a Dafne se lanzó en su persecución, la ninfa huyó del dios hasta que, agotada, suplicó a su padre, el río Peneo, que la librara de él. Peneo la convirtió en laurel y cuando Apolo la alcanzó, Dafne se estaba convirtiendo en árbol. Apolo convirtió el laurel en su árbol predilecto.
2.3.3.3. Venus y Adonis
La diosa Venus se enamoró del joven mortal Adonis, un hombre increíblemente bello. El amante celoso de Afrodita, el dios Ares, transformado en jabalí, hirió de muerte al joven Adonis cuando estaba cazando.
2.3.4. Temas de Garcilaso: El Amor y la Naturaleza
Los temas principales de la poesía de Garcilaso son el amor y la naturaleza, tratados con gran sensibilidad y elegancia.
2.4. La Obra Poética de Francisco de Quevedo
2.4.1. Su Obra Poética
Fue en su época poeta conocidísimo desde muy joven. Sin embargo, no llegó a ver publicadas sus obras poéticas en vida, aunque muchas de ellas circularon de forma manuscrita. En 1648, su amigo González de Salas publicó buena parte de ellas en El Parnaso español. Un sobrino del escritor publicó en 1670 otra parte de sus textos poéticos, pero también con alteraciones diversas. Todo ello hace que la poesía de Quevedo haya llegado hasta hoy con numerosos problemas textuales.
La abundantísima obra poética de Quevedo (unas mil composiciones) suele agruparse atendiendo a sus temas: poemas filosóficos, morales, religiosos, amorosos, satírico-burlescos y de circunstancias.
2.4.1.1. Poemas de Tema Grave (Filosóficos, Morales, Religiosos)
Abordan temas típicamente barrocos como la muerte, la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo, la censura de vicios diversos o el desengaño, habitualmente desde una perspectiva en la que se funden el cristianismo y el neoestoicismo senequista.
2.4.1.2. Poemas Amorosos
Están impregnados de petrarquismo y neoplatonismo, aunque muchas veces el ideal amoroso se ve enturbiado por la presencia destructora de la muerte. Al lado de esta poesía amorosa sublime, cuya voz lírica suele ser la del propio poeta, son frecuentes también las composiciones en las que aborda el amor en clave satírica, irónica, paródica, cómica o abiertamente erótica. Muy frecuentemente, el sujeto enamorado no es entonces el propio poeta.
2.4.1.3. Poemas Satírico-Burlescos
Predomina el verso octosílabo. Son los que más claramente ponen de manifiesto la capacidad para la agudeza y el ingenio lingüístico de Quevedo. Los objetos de su sátira son muy variados: mujeres, maridos burlados, judíos, médicos, boticarios, abogados, jueces, escritores (Góngora en particular), las modas, el poder del dinero, etcétera.
2.4.2. Temas de Quevedo
La clasificación de su poesía da una idea resumida de los temas característicos de la obra poética de Quevedo. Gran parte de estos temas son tópicos literarios, pero Quevedo imprime siempre en ellos su sello personal.
2.4.2.1. El Amor
Sus poemas amorosos de tono serio son claramente deudores de la tradición cortesana. En el siglo XVII el petrarquismo estaba agotado. Su lenguaje, lastrado de tópicos, resultaba incapaz de expresar la ideología y las emociones que originalmente lo habían inspirado. Sin embargo, como poesía de análisis del pensamiento y del sentimiento, y como repertorio de vocabulario e imágenes aptas para plasmar la experiencia amorosa, el petrarquismo y la lírica cortesana se convirtieron en manos de Quevedo en excelente vehículo para la expresión de las preocupaciones metafísicas y el desengaño barroco.
Cuando Quevedo expresa en la lírica amorosa sus preocupaciones metafísicas, la mujer desaparece. En cambio, pasa a primer plano una resistencia angustiada a la mortalidad final del cuerpo. En el centro mismo de su poesía amorosa y de sus meditaciones líricas sobre la muerte se encuentra la angustia de la soledad.
2.4.2.2. La Muerte, la Vida, el Tiempo
La muerte es una preocupación permanente en la poesía de Quevedo, que manifiesta siempre su horror al no-ser. Su poesía es un constante meditar sobre la brevedad de la vida, sobre la fugacidad del tiempo, que nadie es capaz de detener.
La vida es una loca carrera hacia la muerte. El tiempo destructor todo lo puede, pero es a la vez inaprensible, no para un momento y, entre tanto, angustiosamente, la vida se escapa de modo irremediable.
2.4.2.3. La Realidad como Apariencia: El Pesimismo Barroco
Como todo está en constante movimiento, la realidad es, en consecuencia, cambiante y contradictoria. Lo que se ve no es más que apariencia engañosa, empezando por el amor mismo. Y de ahí el desengaño típicamente barroco y la actitud desconfiada propia de quien no advierte seguridad alguna.
2.4.2.4. La Decadencia Española: El Desengaño
Este hondo pesimismo quevedesco, esta visión desolada del hombre y del mundo es indisociable de su percepción de la decadencia española. Todos los valores que defiende (amor, honor, etc.) son los viejos ideales nobiliarios que a su alrededor se desmoronan. Ello explica sus sátiras crueles de todo tipo de novedades, ya sean literarias (Góngora, el culteranismo), ya científicas, de costumbres, modas, etc. y explica su añoranza de la sociedad estamental donde todo hombre tenía un lugar predeterminado en el mundo, en la que el dinero no trastocaba valores ni condiciones sociales. Este desengaño quevedesco trasciende las circunstancias específicas de su persona y su entorno histórico-social para alcanzar, gracias a su ingenio de escritor, inigualables honduras meditativas sobre la condición humana.
2.4.3. Estilo de Quevedo
Los rasgos del conceptismo son aplicables a la poesía de Quevedo: son constantes en ella juegos de palabras, equívocos, dilogías, polisemias, paronomasias, hipérboles, antítesis, paradojas, deformaciones grotescas, etcétera.
Quevedo domina la lengua en su más variados registros (culto, coloquial, vulgar), al tiempo que conoce a la perfección los recursos retóricos propios de la lírica renacentista, incluidos los de carácter métrico. Por ello, se advierte en sus poemas un consumado dominio de las formas que utiliza, lo que es particularmente significativo en sus más de quinientos sonetos. Consigue en ellos unas creaciones geniales tanto por su uso magistral de la lengua como por su perfección formal, al obligarse a condensar al máximo la expresión. Llega con ello a la culminación del principio conceptista de decir mucho con pocas palabras, obligado como viene por la limitación de sílabas, versos, rimas o acentos. El soneto es, sin duda, el ejemplo máximo de esta perfección poética.
Conviene indicar, en fin, una característica muy peculiar de la lengua poética de Quevedo: su intensidad afectiva. El apasionamiento del poeta se vierte en sus textos mediante la abundancia de oraciones interrogativas, exclamativas y apelativas, mediante llamadas directas al lector (apóstrofes, vocativos, imperativos, pronombres y verbos en segunda persona, etc.) o mediante el frecuente uso de diminutivos y aumentativos de carácter afectivo.
El temperamento de Quevedo, inquieto, violento y atormentado, brota esporádica y abruptamente en su poesía, quebrando la armonía y equilibrio renacentistas consustanciales a los motivos y formas tradicionales de los que parte el escritor. Por eso, su poesía es profundamente original, porque, como en Lope de Vega, pero de otro modo, la vivencia personal del poeta inunda sus poemas.
2.5. Lazarillo de Tormes
2.5.1. Tratado Primero
El primer tratado comienza con Lázaro de Tormes contando la historia de su infancia. Su sobrenombre proviene del lugar donde nació, que fue el río Tormes. A los ocho años, su padre, Tomé González, fue acusado de robo y obligado a servir a un caballero en contra de los moros. Durante esta expedición perdió su vida.
Lázaro y su madre, Antona Pérez, se fueron a vivir a la ciudad donde ella le cocinaba a los estudiantes y le lavaba la ropa a los mozos de caballos del comendador de la Magdalena. Ella comenzó a tener relaciones con un mozo llamado Zaide, y Lázaro aceptó la relación entre ellos porque notó que él traía mejor comida a la casa. Luego, nació el hermano mulato por parte de madre de Lázaro, pero la felicidad les duró muy poco, porque Zaide robó y fue capturado y azotado.
En un mesón conoce su madre a un ciego, al que le pareció que Lázaro le servía como guía. Su madre le dio permiso y Lázaro partió junto al ciego. El ciego era muy astuto y, más que cualquier otro, le enseñó a Lázaro lo difícil que era la vida. El ciego, también, era muy avaro y apenas le daba de comer. Cuando finalmente Lázaro se cansa de vivir con el ciego, éste engañó a su amo para que se diera contra un palo para poder salir de él.
2.5.2. Tratado Segundo
En este tratado Lázaro se encuentra con un clérigo. Lázaro aceptó el trabajo que le propuso el clérigo. A Lázaro no le fue muy bien en este trabajo, ya que el clérigo era avaro y no le alimentaba decentemente. Llegó el momento en el que Lázaro se cansó, y decidió robarle al clérigo el pan de la misa para poder comer. Para poder conseguir el pan, él sacó una copia de la llave del baúl dónde estaba el pan, y lo sacó una noche, y se lo comió. Al clérigo enterarse de esto, decidió asegurar el baúl, pensando que eran ratones que se comían el pan, pero cuando encontró que era Lázaro, él lo despidió de su trabajo.
2.5.3. Tratado Tercero
Lázaro llegó a Toledo, donde, por quince días, vivió de limosnas. Un día, se encontró con un escudero de muy buena apariencia, quien fue su próximo amo. Su nuevo hogar fue una casa con poco alumbrado. La casa carecía de muebles.
Lázaro entonces se dio cuenta de que el escudero, aunque aparentaba ser un hombre de buena familia, en realidad era pobre. Para poder comer, Lázaro tuvo que mendigar, y darle parte de lo que recibía al escudero. Un día el gobierno de esa área prohibió el mendigar por las calles, y Lázaro, por suerte, consiguió comida a través de unas vecinas. El escudero estuvo sin comer por ocho días, hasta que consiguió un real para mandar a Lázaro a comprar comida al mercado.
Más tarde los dueños de la casa del escudero vinieron a cobrar el alquiler de la casa, pero el escudero se excusó y desapareció. Lázaro se quedó una vez más sin amo.
2.5.4. Tratado Cuarto
Las vecinas llevaron a Lázaro a donde el Fraile de la Merced, su próximo amo. Al fraile le gustaba mucho caminar y visitar. Tanto caminaron Lázaro y el fraile que en ocho días Lázaro rompió su primer par de zapatos. El fraile fue el primer amo en regalarle un par de zapatos. Lázaro se cansó de seguirlo y lo abandonó.
2.5.5. Tratado Quinto
En este tratado, Lázaro se encuentra con un buldero. El buldero engañaba, junto a un alguacil, a la gente, tratando de convencerla para que creyeran en sus ideales. Por ejemplo, ellos hicieron un “drama” para que la gente creyera en los milagros. Después de cuatro meses Lázaro dejó al buldero, y siguió su camino.
Tratado Sexto
Su próximo amo fue un maestro pintor de panderos, con el cuál duró muy poco. Una vez, Lázaro entró a una Iglesia, dónde se encontró con un capellán, siendo éste su próximo amo. El capellán le dio a Lázaro un asno y cuatro cántaros de agua para ir a vender agua por la ciudad. Este fue el primer trabajo que tuvo Lázaro dónde ganaba comisiones todos los sábados. Estuvo en esas condiciones por cuatro años, y, ahorrando poco a poco, pudo comprarse su primera espada y ropa usada. Después de haber mejorado Lázaro su apariencia , dejó al capellán y también dejó su oficio.
Tratado Séptimo
Después Lázaro se asentó con un alguacil. Duró muy poco con él, porque le pareció que el oficio de su amo era peligroso.
Llegó el día en el que el arcipreste de San Salvador vio a Lázaro y lo casó con una criada suya. Vivía muy bien con su nueva esposa, en una casa al lado del arcipreste. Luego comenzaron a formarse cuentos sobre su esposa y el arcipreste. La mujer de Lázaro lloró mucho por estos cuentos, pero Lázaro la tranquilizó. El decide no hacerle caso a los cuentos para que no hubiera una intervención en su felicidad. Finalmente llegó a un período de estabilidad en su vida, y para él no había nada mejor.
la llave del baúl dónde estaba el pan, y lo saco una noche, y se lo comió. Al el clérigo enterarse de esto, decidió asegurar el baúl, pensando que eran ratones que se comían el pan, pero cuando encontró que era Lázaro, el lo despidió de su trabajo. Tratado Tercero Lázaro llegó a Toledo, donde, por quince días, vivió de limosnas. Un día, se encontró con un escudero de muy buena apariencia, quien fue su próximo amo. Su nuevo hogar fue una casa con poco alumbrado. La casa carecía de muebles. Lázaro entonces se dio cuenta de que el escudero, aunque aparentaba ser un hombre de buena familia, en realidad era pobre. Para poder comer, Lázaro tuvo que mendigar, y darle parte de lo que recibía al escudero. Un día el gobierno de esa área prohibió el mendigar por las calles, y Lázaro, por suerte, consiguió comida a través de unas vecinas. El escudero estuvo sin comer por ocho días, hasta que consiguió un real para mandar a Lázaro a comprar comida al mercado. Más tarde los dueños de la casa del escudero vinieron a cobrar el alquiler de la casa, pero el escudero se excusó y desapareció. Lázaro se quedó una vez más sin amo. Tratado Cuarto Las vecinas llevaron a Lázaro a dónde el Fraile de la Merced, su próximo amo. Al fraile le gustaba mucho caminar y visitar. Tanto caminaron Lázaro y el fraile que en ocho días Lázaro rompió su primer par de zapatos. El fraile fue el primer amo en regalarle un par de zapatos. Lázaro se cansó de seguirlo y lo abandonó. Tratado Quinto En este tratado, Lázaro se encuentra con un buldero. El buldero engañaba, junto a un alguacil, a la gente, tratando de convencerla para que creyeran en sus ideales. Por ejemplo, ellos hicieron un “drama” para que la gente creyera en los milagros. Después de cuatro meses Lázaro dejó al buldero, y siguió su camino. Tratado Sexto Su próximo amo fue un maestro pintor de panderos, con el cuál duró muy poco. Una vez, Lázaro entró a una Iglesia, dónde se encontró con un capellán, siendo éste su próximo amo. El capellán le dio a Lázaro un asno y cuatro cántaros de agua para ir a vender agua por la ciudad. Este fue el primer trabajo que tuvo Lázaro dónde ganaba comisiones todos los sábados.Después de haber mejorado Lázaro su apariencia , dejó al capellán y también dejó su oficio.Tratado Séptimo Después Lázaro se asentó con un alguacil. Duró muy poco con él, porque le pareció que el oficio de su amo era peligroso. Llegó el día en el que el arcipreste de San Salvador vio a Lázaro y lo casó con una criada suya. Vivía muy bien con su nueva esposa, en una casa al lado del arcipreste. Luego comenzaron a formarse cuentos sobre su esposa y el arcipreste. La mujer de Lázaro lloró mucho por estos cuentos, pero Lázaro la tranquilizó. El decide no hacerle caso a los cuentos para que no hubiera una intervención en su felicidad. Finalmente llegó a un período de estabilidad en su vida, y para él no había nada mejor.