Teatro Español de Posguerra: Evolución, Autores y Obras Clave

El Teatro Español Desde la Guerra Civil: Un Recorrido por sus Etapas y Representantes

El Teatro de Posguerra

Después de la Guerra Civil, continuó la dramaturgia anterior a la contienda y predominó un teatro de evasión. El teatro de posguerra cumplió dos funciones básicas: entretener al público y transmitir ideología. La transmisión de ideología siguió distintas vías:

  • La negación de las aportaciones más relevantes de la preguerra.
  • Estreno de obras que exaltaban los valores de los vencedores.
  • Programación de autores clásicos como referentes de épocas gloriosas.

En la posguerra, el Estado y la Iglesia establecieron un férreo control sobre las obras nuevas y los repertorios. Se desarrolló la autocensura en los dramaturgos; la censura ejerció la crítica, que funcionaba como ideología.

La comedia burguesa cumplió la función de entretener al público y educar mediante el elogio de la virtud:

  • Se caracteriza por la perfecta construcción y por su intrascendencia, con humor, ternura y amabilidad.
  • Las obras suelen dividirse en tres actos; poseen acotaciones y sus parlamentos muestran cualidades estilísticas. Sus temas son la familia, el matrimonio y el hogar, con finales moralizadores. Sus personajes pertenecen a la burguesía.
  • Autores: Jacinto Benavente (Su amante esposa, 1950), José María Pemán (La verdad, 1947), Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?, 1957 y ¿Dónde vas, triste de ti?, 1959), Joaquín Calvo Sotelo (La vida inmóvil, 1939), José López Rubio (La venda en los ojos, 1954).

El Teatro de Humor

El teatro de Jardiel Poncela: en sus obras predomina la despreocupación. El humor oculta una visión trágica de la existencia. El teatro de Jardiel no expresó ningún tipo de angustia, sino que pretendía el alejamiento de dudas y problemas ante una realidad que no era de su agrado; eligió el camino de la evasión. La producción teatral se caracteriza por la incorporación de lo inverosímil, de la locura y del misterio. Los personajes son numerosos y pertenecen a la burguesía; aparecen con frecuencia el esquema criado/amo y crean un dinamismo que provoca la risa; representan una sociedad feliz cuyos objetivos son el amor y el dinero. En los diálogos predomina el humor verbal (chistes y paradojas) y de situación (reacciones graciosas).

Eloísa está debajo de un almendro (1940), comedia clásica del humor negro. La obra plantea el tema de la locura. Jardiel introduce dos mayordomos (Fermín y Leoncio) que permiten al público racionalizar lo que ocurre en escena. Subraya que todo es ficticio en esta obra y postula la necesidad de cordura. En el acto II, la obra cambia a lo misterioso y, en un final feliz, se descubre que la única loca de verdad es la asesina.

Otras obras destacadas son: Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Un marido de ida y vuelta (1939), y Tú y yo somos tres (1945).

El teatro de Mihura: La producción dramática idealiza la vida por medio de la humanización de sus personajes y el triunfo de la bondad y la ternura. Mihura restablece la normalidad perdida. En sus obras distorsiona la realidad por medio de la imaginación y la fantasía poética. Su humor es producto de la asociación inverosímil de elementos, de la exageración y de la distorsión de la causalidad lógica.

Tres sombreros de copa (1952) se estrenó veinte años después de ser escrita. En la obra, Dionisio, representante de la formalidad, serio y respetable, y a punto de contraer matrimonio, se enfrenta con el mundo libre, alocado, bohemio y mágico de unos cómicos. Se enamora de Paula, perteneciente a esta nueva realidad, pero al final renuncia a la libertad para reintegrarse en el orden establecido. Mihura pone en evidencia su pesimismo y desencanto.

Otras obras: Melocotón en almíbar (1958) y Ninette y un señor de Murcia (1964).

El Teatro en el Exilio

El teatro en el exilio, desarrollado en México y Argentina, presenta diferencias estéticas con el cultivado en España. El interés artístico llevó a los autores exiliados a incluir novedades vanguardistas.

Rafael Alberti: Antes y durante la Guerra Civil cultivó un teatro político que continuó en el exilio: Fermín Galán (1931), De un momento a otro (1938), Noche de guerra en el Museo del Prado (1956). Gran parte de su obra se caracteriza por la presencia de elementos poéticos, desde el lenguaje de los símbolos empleados hasta la incorporación de pequeñas estrofas.

El adefesio, obra grotesca y a la vez poética, Alberti plantea el tema de la intolerancia del poder por medio de la vieja Gorgo, quien mantiene encerrada a su sobrina Altea, impidiendo la realización de su amor por Castor. Gorgo falsea el suicidio del joven, lo que provoca el de Altea. Al final revela su intención de evitar el incesto, ya que ambos jóvenes eran hijos de su hermano muerto, y expresa su condición: “Yo no soy más que un monstruo, una pobre furia caída, un adefesio”.

Max Aub: Practicó el teatro de urgencia. En el exilio, su producción se distingue por poseer un fuerte componente narrativo, por la presencia del teatro en el teatro y por un lenguaje realista. Los temas son los desastres de la guerra, la soledad y la ética del exiliado.

En el drama San Juan (1942), se plantean las vicisitudes de un contingente de emigrados judíos que huyen de los nazis en un barco, el San Juan, y que no logran ser recibidos en ningún puerto. Es una clara acusación a las naciones libres que han usado su libertad para negar asilo a las víctimas del nazismo. El único decorado es un gigantesco barco diseñado en varios planos.

Alejandro Casona: Ha sido acusado de cultivar un teatro de evasión, alejado de las circunstancias sociohistóricas. Obras: La dama del Alba (1944), drama poético que desarrolla una historia fantástica.

Los Realistas

El estreno de Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo, marcó un cambio en el teatro español. Con esta obra nació el drama realista. Este tipo de drama se consolidó con Escuadra hacia la muerte (1952) de Alfonso Sastre. Las obras del teatro realista se caracterizan por la complejidad de los espacios escénicos y la profundización en los caracteres de los personajes.

Antonio Buero Vallejo: Su trayectoria es la más significativa del teatro de la posguerra española. En su teatro buscó la moderna tragedia española. Sus personajes no despiertan admiración, sino compasión. La tragedia “promueve una crítica inquietante, una ruptura en el sistema de opiniones que hombres y sociedades se forjan para permanecer tranquilos”. Sus obras constituyen una síntesis de realismo y simbolismo donde se oponen personajes contemplativos y personajes activos. Los personajes tienen problemas que adquieren una dimensión universal. Buero emplea el fenómeno de inmersión, que consiste en un intento de incorporar al espectador introduciéndolo en el mundo interno del protagonista.

Historia de una escalera: en un mismo decorado, la escalera de una casa de vecinos, y en tres épocas, transcurre la vida de unos personajes impotentes para superar su situación de indigencia, antihéroes oprimidos por la vida y la sociedad. El problema central es la frustración de unos seres condenados a desarrollarse en ese espacio, y ninguna de las dos vías representadas por los personajes, la individual (Fernando) y la colectiva (Urbano), ofrece una respuesta válida. El protagonista real de la obra es la estática escalera, testigo del paso del tiempo que se presenta como limitación esencial.

En la ardiente oscuridad, plantea la lucha por la verdad y la libertad. La ceguera es el tema central de la obra y es símbolo de las limitaciones humanas, y la necesidad de ver representa la aspiración a lo imposible. Ignacio, un ciego, llega a una institución de invidentes que viven felices, ignorantes de su limitación física. Ignacio opone a las mentiras oficiales del centro una afirmación rebelde: la ceguera que padecen. Carlos será su antagonista en la rivalidad amorosa que mantienen por Juana. Ignacio deberá morir para que todo continúe como antes, aunque ya nada será igual.

El sueño de la razón, drama histórico, en Madrid, los días previos a la Navidad de 1823, época de persecución de los liberales de Fernando VII y Calomarde, Buero plantea el tema de la lucha por la libertad e irreductibilidad del individuo a partir de un protagonista prisionero de su casa y su sordera e imposibilitado para combatir contra el mundo corrompido. Cambio de escenario por decorados lumínicos. La oscura iluminación pretende ser reflejo del último periodo goyesco, el de las pinturas negras. La insistencia en motivos irreales, fantásticos, hace de esta obra el drama más surrealista de Buero.

La fundación, transcurre al principio en una confortable habitación de una elegante fundación que se va convirtiendo en la lóbrega celda de una cárcel de “un país desconocido” en la que viven cinco hombres condenados a morir por motivos políticos. En el drama aparecen los temas de la tortura, las persecuciones políticas y las delaciones.

Alfonso Sastre: Serie de manifiestos para la renovación del teatro español que inició en 1950, cuando formó el Teatro de Agitación Social. Se trata de obras en un acto, con abundantes distorsiones espacio-temporales y flash-back, recrea un mundo onírico: Ha sonado la muerte.

Escuadra hacia la muerte, estrenada en 1953 en el Teatro María Guerrero de Madrid, bajo la dirección de Gustavo Pérez Puig, fue retirada y prohibida tras la tercera representación. Unos soldados cumplen una misión suicida en una supuesta Tercera Guerra Mundial. El conflicto central es la decisión de uno de los soldados de matar al sargento que los tiraniza, esto los conduce a una situación sin salida. La obra reflejaba la oposición a un sistema totalitario que sometía a decisiones arbitrarias. Los seis cuadros de la primera parte y los seis de la segunda se desarrollan en el mismo decorado, refugio de montaña, exceptuando una salida por detrás y una escena entre árboles.

Tragedias complejas: Incorporan un humor de situación negro y profundo que permite el distanciamiento de las historias contadas. Estas obras constituyen una forma de evolución del esperpento de Valle-Inclán. Presentan héroes irrisorios, personajes humanos y contradictorios que se muestran de forma contrastada. Con este tipo de tragedia, se persigue una catarsis que implica una toma de conciencia por parte del público.

La sangre y la ceniza (1965), estrenada en 1976, últimos acontecimientos vividos por Miguel Servet, personaje histórico que se enfrentó a la Inquisición calvinista y murió en la hoguera por no renegar de su descubrimiento de la doble circulación de la sangre. La historia está dividida en siete cuadros, un prólogo y un epílogo, y en la representación se incluyen canciones, muñecos y proyecciones. En la obra se observa la influencia del teatro épico brechtiano.

La taberna fantástica (1966, estrenada en 1985). Rogelio bebe aguardiente para animarse a ir a velar a su madre, acontecimiento que retrasa de manera paradójica; terminará acompañándola, ya que morirá por un navajazo en una reyerta de borrachos.

José Martín Recuerda: Los temas, tanto históricos como contemporáneos, se expresan a través de personajes ansiosos de libertad. Él califica su realismo de desnudo, cruel, agrio, sincero, denunciador y testimonial. Debido a la censura y a lo dificultoso del montaje, se han estrenado pocas de sus piezas. Su teatro posee un carácter documental de signo crítico cargado de crispación y desgarro.

Las salvajes en Puente San Gil, drama de 1961, constituye una reflexión contra la hipocresía de muchos españoles de la posguerra. Una compañía de revista en Puente San Gil desencadena, desde la muerte de una de las chicas de la compañía en un asalto de los mozos al teatro, hasta el encarcelamiento de sus compañeras tras agredir al cura. En esta obra intervienen personajes corales. Los dos últimos encarnan las fuerzas represivas de la sociedad y la sexualidad reprimida, mientras que el primero presenta diferencias entre sus integrantes y cumple la función de desenmascaramiento de los tabúes institucionalizados.

Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca (1970, estrenada en 1977) narra los últimos momentos de Mariana Pineda, heroína liberal condenada a muerte. Se centra en el conflicto interno que representa para el personaje su enfrentamiento con la muerte provocada por el deber patriótico. Su obra se separa de la Mariana de Pineda lorquiana por “la oleada de sangre del millón de muertos de nuestra Guerra Civil”. Recuerda recoge la concepción escénica de espectáculo total: canciones, bailes andaluces, guitarra y taconeos que acontecen un intento de comunión entre el escenario y los espectadores. Hay dos espacios: el cerrado beaterio y una gran prisión donde también se encuentran los espectadores. En esta obra aparece el manifiesto de las presas políticas del beaterio, “arrecogías”, que expresan su desprecio contra la sociedad oponiéndose al poder establecido.

Los Vanguardistas

Herederos del teatro del absurdo y del teatro de la crueldad.

Fernando Arrabal: Caracterizado por la elementalidad escénica con decorados sucintos, personajes primitivos y un lenguaje ingenuo con rasgos de un humor procedente del absurdo, trata de un teatro de seres indefensos, víctimas de opresores ocultos. Arrabal recurre a la forma de la ceremonia, en la cual se impone la tragedia: los personajes mueren o quedan sumidos en su incapacidad de comprender y comunicar. El teatro pánico de Arrabal se caracteriza por la confusión, el humor, el terror, el azar y la euforia, y elementos surrealistas en el lenguaje. En su dramaturgia hay una búsqueda formal, tanto espacial como gestual. Los temas más frecuentes son la religión y la sexualidad, junto con la política, el amor y la muerte. Los dramas de Arrabal confluyen en el positivismo, el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad.

El cementerio de automóviles (1957) presenta una sociedad moribunda. Los personajes están ocultos en coches, condenados a una desagradable convivencia, y reaccionan preocupados por las funciones vitales básicas. Eman representa el ideal cristiano de caridad y funciona como víctima propiciatoria.

El arquitecto y el Emperador de Asiria (1966, en España se estrenó una década después). El emperador encarna el tiempo histórico y el tiempo mítico. Ambos representan la humildad y participan en juegos breves basados en la unidad y la separación. La isla se transforma en un mundo de discordia, guerra y muerte.

Otros dramas: Pic-Nic (1952).

Francisco Nieva: Sus obras no tenían el mensaje directo de denuncia social de los realistas, su escenografía era compleja y su carga de inmoralidad perturbaba a los organismos oficiales. Su producción dramática conecta con el teatro del absurdo. Comparte con Artaud la idea de un teatro catártico y liberador. El tema básico en las obras de Nieva es la represión de la sociedad, la transgresión debida a la necesidad de una liberación sexual. En el erotismo de sus obras abundan las referencias a una España negra y también a la religión. Divide sus obras en cuadros más o menos cortos con numerosos cambios de escenario, se siente atraído por piezas cortas y se evidencia en la técnica cinematográfica de división en secuencias. Además de dramaturgo, es pintor y escenógrafo, marcado por un carácter pictórico. Toma como base un lenguaje popular con técnicas del surrealismo y del absurdo. Distingue tres géneros en su producción dramática:

  • Teatro furioso: ”Puede ir en contra de todo, contra nada y a favor de todo y de nada”. ”La furia trágica habrá de tener un efecto sensorial y reflexivo”
  • Teatro de farsa y calamidad: “la acción es menos coral, menos esquemática, la anécdota, más novelesca y explícita, los personajes son algo más complejos”.
  • Teatro de crónica y estampa: “No es un teatro aleccionador, pero sí informativo”.

Pelo de Tormenta (1962), el dragón Mal-Rodrigo vive en un pozo de Madrid y exige comerse cada semana a una doncella. Rechaza a Caferina y prefiere a la Duquesa, quien se refugia en el convento. Hasta las monjas acabarán seducidas por el monstruo, que en realidad es un invento para someter al pueblo.

Malditas sean Coronada y sus hijas (1968) plantea el tema de la verdad en relación con la mentira y el fingimiento.

Otras obras: Es bueno no tener cabeza (1966), Coronada y el toro (1973).

Los Simbolistas

Nuevos autores, contraponen a la estética realista un simbolismo para referirse a un ámbito universal. Sus temas son: poder opresor, sexualidad, lenguaje escatológico y agresivo, y la violencia física y verbal.

José Ruibal: Expone asuntos políticos. Emplea un lenguaje rico y barroco plagado de recursos estilísticos e imágenes dislocadas.

En La máquina de pedir (1969) ocasionará la extinción de los pobres y el aburrimiento de los primeros por la falta de desniveles sociales.

Miguel Romero Esteo: Los dramas suelen tener una duración larga y su lenguaje constituye una estilización de la modalidad oral.

Pontifical (1966) duraría unas ocho horas. Aborda el tema de la perpetuación del poder a través de un zoológico.

Luis Riaza: Su teatro posee una clara intención desmitificadora de la sociedad, de la literatura y del teatro. Tiene influencia del teatro griego y del teatro de la crueldad.

Retrato de dama con perrito (1976), transcurre en un balneario repleto de símbolos de un grandioso pasado perdido.

Manuel Martínez Mediero: Sus dramas revelan la influencia del teatro de la crueldad y del absurdo.

El último gallinero (1969) constituye una parábola política a partir de una historia de animales.