Teatro Español del Siglo XX: Evolución y Figuras Clave como Buero Vallejo

Teatro Español de la Segunda Mitad del Siglo XX

Antonio Buero Vallejo

Repercusiones de la Guerra

Durante la contienda, el teatro se puso al servicio de las ideologías enfrentadas con una misión fundamental: la propaganda. Se trata de un teatro hecho para y por unas circunstancias concretas, un teatro de urgencia en el que se intenta conjugar diversión y enseñanza. En la zona republicana, se crean una serie de organismos como el Consejo Nacional del Teatro, la Junta de Espectáculos, Nueva Escena, Guerrillas del Teatro. Como autores, señalamos a Alberti, Max Aub, Miguel Hernández. En la zona nacional, se crean organismos como la Comisaría de Teatros Nacionales o el Teatro de Falange, y destacan autores como Luca de Tena o Torrente Ballester.

Los Años Cuarenta

En los primeros años, se utilizó el teatro como medio de propaganda política e ideológica al servicio del régimen. En esta línea, escriben autores como Pemán, Calvo Sotelo, Eduardo Marquina o Torrente Ballester. Pero es el teatro comercial, de evasión, el que domina en los escenarios. Dentro de esta línea, se suele distinguir la llamada “alta comedia” o “comedia burguesa” y el teatro humorístico. La alta comedia se caracteriza por el cuidado en la construcción de la obra y mantener la atención del espectador. Los personajes suelen pertenecer a la burguesía acomodada y los temas más reiterados son los relacionados con el matrimonio, a veces con una cierta actitud crítica.

La línea humorística está dominada por la chabacanería, la pobreza imaginativa, el chiste fácil y el mal gusto. Sin embargo, hay dos autores que merecen destacarse por su intención de hacer un teatro inteligente: Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

Los Años Cincuenta

Sigue predominando el teatro comercial, pero se estrenan tres obras importantes: Tres sombreros de copa, de M. Mihura (escrita en 1932), Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Con estas dos últimas obras, se abre el periodo de la llamada “generación realista”, a la que pertenecen autores como Lauro Olmo, Rodríguez Méndez, Carlos Muñiz o Rodríguez Buded.

Este teatro tiene como rasgos fundamentales una temática social y política, centrada sobre todo en las clases trabajadoras; personajes presentados como víctimas; forma estética cercana al realismo naturalista o al expresionismo (influencia de Valle Inclán); lenguaje directo y provocador con frecuentes elementos coloquiales.

Años Sesenta

Sigue dominando el teatro comercial en los escenarios y se sigue escribiendo teatro social, pero a mediados de la década surge una serie de intentos de renovación en dos frentes:

  • a) Una serie de autores opuestos a la estética realista que conciben el teatro como un “espectáculo total”. Dan especial relieve a los aspectos que componen la representación (escenario, luces, música, efectos especiales, caracterización, etc.). Siguen desarrollando la crítica social y política contra el régimen de Franco: J. M. Bellido, José Ruibal.
  • b) Mediante los “grupos de teatro independiente”, que actúan fuera de los circuitos comerciales a imagen de los “teatros de bolsillo”: TEI, TABANO, ELS JOGLARS, etc.

Además, hay que destacar el trabajo de dos autores especiales: Antonio Gala, con un teatro poético, un lenguaje muy cuidado y un cierto tono moralizante o didáctico. Fernando Arrabal y su “teatro pánico”, crítico, antirrealista y con elementos vanguardistas.

Desde 1975 a la Actualidad

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Con la muerte de Franco y la desaparición de la censura se pensaba que el panorama teatral iba a cambiar.

Sigue predominando en los escenarios el teatro comercial de siempre, pero además hay que destacar el

desarrollo de instituciones teatrales oficiales, la labor de bastantes grupos de teatro más o menos independiente (Els

Joglars, Els comediants, La Fura del Baus…) y, además, el surgimiento de un “teatro alternativo”, con pocos medios y

una capacidad de representación muy reducida pero que sigue manteniendo viva la intención de renovar el teatro.

Autores de este último periodo pueden ser Francisco Nieva, Luis Alonso de Santos o Fermín Cabal.

 Antonio Buero Vallejo (1916-2000) es tal vez el autor clave de la generación realista. Su producción está marcada

por el compromiso con los temas humanos más universales, ya sean estos de carácter existencial o social. Su género

preferido es la tragedia. Con ella pretende la catarsis (liberación) del espectador: el espectador debe conmoverse

ante lo representado y luchar para labrarse su propio destino. Se trata de un teatro que resulta problemático para

el espectador porque el dramaturgo se limita a plantear los problemas y el espectador debe encontrar sus propias

soluciones.

Entre sus obras destacan los dramas históricos, en los que un hecho del pasado sirve como modelo para

hechos o conductas actuales ( Un soñador para un pueblo) o los dramas en los que los personajes sufren algún tipo de

limitación física ( sordera, ceguera…) que simbolizan las limitaciones humanas para enfrentarse con la realidad. A

este grupo pertenecen El concierto de San Ovidio y La Fundación.

Aspectos técnicos y literarios: Destacamos los “efectos de inmersión”, y la dimensión simbólica del espacio y el

tiempo como elementos técnicos fundamentales. Desde el punto de vista literario destaca el mantenimiento de la

intriga, los signos de indicio, y la síntesis entre realismo y simbolismo. Resulta fundamental el empleo de un diálogo

denso, hondo y preciso.

Historia de una escalera:

El argumento es la frustración, el desasosiego, la impotencia de una clase trabajadora que no logra salir adelante aunque haga todos los esfuerzos para ello. esta estructurado en tres actos bien diferenciados en los que van apareciendo y desapareciendo personajes que dialogan y discuten a lo largo de la novela con la intromisión del narrador. El nudo de la obra se representa en el segundo acto que es donde se consolidan las relaciones tras diez años, este segundo acto tiene amor, fallecimientos y la frustración de algunos personajes. Lo que en la obra se narra, sucede a lo largo de treina años después de la guerra, Esta historia que ocurre en un edificio de vecindad en los años de posguerra, refleja la, con la imagen de una escalera, la dramática situación en la que se encuetra la mayor parte de la población española, con problemas de desempleo, de desigualdades y abismos sociales pero sobre todo una frustración y falta de esperanza en el futuro que refleja toda una época de inmobilismo político y social