Teatro Español del Siglo XX: Tendencias, Autores y Obras Clave

El Teatro Español en el Siglo XX: De la Tradición a la Vanguardia

1. Introducción

  • El teatro español del siglo XX se desarrolla de espaldas a la renovación del teatro europeo y mundial.
  • En el período que nos ocupa hay dos modelos teatrales:
    • Teatro comercial, que goza del favor del público.
    • Teatro renovador, que no alcanza el éxito a pesar de su superior valor literario.
  • Las dos figuras que destacan en esta época son:
    • Ramón María del Valle-Inclán con su obra maestra Luces de Bohemia.
    • Federico García Lorca con la publicación de su trilogía sobre mujeres: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

2. Tendencias

2.1 El Teatro Comercial y de Éxito

En el teatro comercial y de éxito se incluyen tres tendencias:

  • El drama burgués: Su principal representante es Jacinto Benavente. Sus obras se caracterizan por una crítica leve, plantean problemas poco conflictivos y tienen diálogos ingeniosos. Las obras más representativas son Los intereses creados y La Malquerida.
  • El teatro costumbrista: De raíz costumbrista y sin pretensiones críticas, cuyo propósito era entretener al público. Dentro de esta tendencia se encuadran:
    • Los hermanos Álvarez Quintero, representantes del teatro regionalista, andaluz, irreal y tópico. Un ejemplo es El genio alegre.
    • Carlos Arniches, autor madrileño y creador de la “tragedia grotesca” en un ambiente castizo. Un ejemplo es La señorita de Trevélez.
    • Pedro Muñoz Seca, inventor del “astracán”, parodia en verso que busca la comicidad con chistes vulgares y chabacanos. Un ejemplo es La venganza de Don Mendo.
  • El drama en verso modernista: Es de ideología conservadora y tradicional, con continuas alusiones al glorioso pasado del Imperio español. Representan esta tendencia autores como Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y José María Pemán.

2.2. El Teatro Renovador y Marginado

Frente a este teatro de éxito se levantan otras tendencias más innovadoras e interesantes literariamente, pero que no triunfan —salvo excepciones— porque no se adaptan a los gustos del público. En líneas generales puede hablarse de dos experiencias teatrales:

  • El teatro de la generación del 98: Los autores que destacan son Unamuno, que en Fedra y El otro utiliza estos dramas como instrumento para plasmar los problemas que le obsesionan; y Azorín, que desarrolla su labor más como crítico teatral que como dramaturgo. Sus obras dramáticas son, como sus narraciones, muy estáticas. Ejemplo: Old Spain.
  • El teatro del 27: Incorpora al teatro las formas de vanguardia e intenta acercarlo al pueblo. Destacan autores como Salinas; Alberti, con obras como El adefesio y Noche de guerra en el Museo del Prado; y García Lorca.

Algunos dramaturgos sobresalientes de este teatro renovador y marginado fueron:

  • Jardiel Poncela y Miguel Mihura, renovadores del teatro humorístico.
  • Alejandro Casona, que combina el humor y el lirismo en sus obras, aunque ya en el exilio escribe su obra más importante, La dama del alba, en la que la dama representa la muerte que llega a una aldea.
  • Max Aub fue pionero en la frustrada revolución escénica, con comedias que tratan la incapacidad del hombre para comprenderse, entender la realidad y comunicarse. En sus obras trata temas como el nazismo, la guerra mundial y sus secuelas: San Juan, Morir para cerrar los ojos.

3. Ramón María del Valle-Inclán

El teatro de Valle-Inclán quedó relegado en su época a ser teatro leído. Es uno de los actores fundamentales de la escena mundial de la época. Concibe el teatro como un espectáculo total, dando importancia a otros aspectos teatrales, además del diálogo. La genialidad de Valle-Inclán hace difícil su adscripción a una escuela o movimiento determinados. Aunque es contemporáneo al 98, su evolución ideológica es contraria a la del grupo y su crítica mucho más radical. Por otro lado, su inquietud artística lo lleva desde el modernismo hasta la creación de un género propio: el esperpento.

El esperpento es una técnica que consiste en la deformación de la realidad y degradación de los personajes (animalización, cosificación), el uso del contraste, el humor, la riqueza del lenguaje (variedad de niveles y registros), el diálogo ágil; las acotaciones literarias y los continuos cambios de espacio y tiempo.

En su evolución teatral pueden señalarse tres etapas: modernismo, ciclo mítico (Comedias bárbaras) y esperpento (Luces de bohemia, Martes de carnaval). En Luces de bohemia nos presenta en quince escenas la última noche en la vida de Max Estrella, poeta ciego y miserable, guiado por Don Latino —su perro—, por un Madrid inhóspito. La obra es una parábola trágica de la imposibilidad de vivir en una España injusta y absurda. Valle-Inclán critica la situación española a través de la deformación de la realidad y de los numerosos personajes, el empleo del humor, la riqueza del lenguaje y los cambios de espacios.

4. Federico García Lorca

Es el referente principal del teatro del 27. Lorca cultiva el teatro poético, no solo por el uso del verso, sino por el lirismo del lenguaje y de sus argumentos. Los temas son los de su poesía: el deseo imposible y la frustración. Esto provoca destinos trágicos casi siempre encarnados en mujeres, que representan la tragedia de las personas condenadas a una vida estéril, a la frustración vital, como la muerte o las convenciones sociales.

Su obra, plena de elementos líricos y surrealistas, es variada, de la que se distinguen tres etapas:

  • Etapa inicial: Inspirada en piezas breves o de guiñol, aborda ya el tema del amor imposible (El maleficio de la mariposa, Mariana Pineda o La zapatera prodigiosa).
  • Etapa vanguardista: De carácter surrealista. De esta etapa son: El público, donde se plantea la licitud de toda forma de amor y se critica la sociedad que lo impide; y Así que pasen cinco años, que muestra la frustración de un joven con ansias de paternidad imposible.
  • Etapa de plenitud: Comprende las obras escritas entre 1933 y 1936. Son obras que llegan a más gente, gracias a la compañía de teatro La Barraca, con la que representaba a los clásicos por toda España. Las mujeres ocupan un papel fundamental. Al igual que los niños, gitanos y negros, son criaturas marginales que representan lo más puro de la sociedad. Las obras de esta etapa son: Bodas de sangre (una mujer que huye con su amante el día de la boda, el poder del amor que puede ser peligroso, pues conduce a la muerte); Yerma (drama de la mujer condenada porque el marido no le da hijos y ella debe ser fiel por su educación y honra); y La casa de Bernarda Alba, que es la culminación del teatro de Lorca. Es una obra simbólica que muestra el enfrentamiento entre realidad y deseo, la autoridad (Bernarda) y la libertad (Adela). Estas obras tienen rasgos comunes: mujer protagonista, ambientación en el campo andaluz, final trágico, clima denso y dramático, uso de verso y prosa.

Federico García Lorca compone también Doña Rosita la soltera, drama sobre la espera inútil del amor.