Tendencias de la Novela Española: Desde la Posguerra hasta la Experimentación

La Novela Española del Siglo XX: Un Recorrido por sus Etapas Clave

1. La Novela de Posguerra

El ambiente de desorientación cultural a comienzos de la posguerra es muy acusado en la novela. Se ha roto la tradición inmediata: quedan prohibidas las novelas sociales, así como las de exiliados. Por otra parte, dadas las circunstancias, no puede servir de modelo la novela “deshumanizada”. Solo la obra de Pío Baroja parece servir de ejemplo entre ciertos narradores de la generación del 36. Junto al realismo barojiano, se cultivaron otras líneas: novela psicológica, poética, simbólica… Otros como Darío Fernández Flórez o Juan Antonio de Zunzunegui alcanzaron cierta resonancia en el realismo tradicional.

Suelen señalarse como inicios del género: La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela y Nada (1945) de Carmen Laforet. La familia de Pascual Duarte, con su propia visión de la realidad, inaugura la corriente del tremendismo, consistente en una selección de los aspectos más duros de la vida: acciones violentas… Nada causó un gran impacto. Su autora presentaba a una muchacha, como ella, que había ido a estudiar a Barcelona, donde vive con unos familiares en un ambiente de mezquindad e interna. Recoge la realidad cotidiana del momento con un estilo desnudo y tono triste. Es una novela de silencios, sutil, sugerente, con su dosis de irracionalidad, una pesadilla existencial de corte kafkiano.

De tristezas y frustración hablaba también Miguel Delibes en La sombra del ciprés es alargada (1947). La angustia ante la muerte constituye la esencia del libro. Esta idea obsesiva impide al protagonista integrarse en la vida. Cuenta la experiencia infantil que ha condicionado su forma de ser: la muerte de su amigo Alfredo, la influencia de su maestro (filosofía de la renuncia). La novela acaba con resignación por parte del protagonista, sustentada por una profunda fe religiosa. Se trata de una novela amarga y pesimista en la que se da una antítesis entre hombres marcados por la fatalidad y sobre las que planea “la sombra afilada del ciprés” y hombres sobre los que se proyecta “la sombra redonda y acogedora del pino”.

El reflejo amargo de una vida cotidiana es una nota recurrente en la novela de posguerra. Su enfoque se hace desde lo existencial, de ahí los grandes temas: soledad, frustración, muerte… Abundan los personajes marginales y desarraigados. Todo ello revuelve el malestar del momento, malestar social. Pero la censura hace imposible cualquier intento de denuncia. Por eso, aún no puede hablarse de una novela social. Se ha llamado novelas “parasociales” a algunas obras.

A tales desazones escapan los autores triunfalistas o adictos al régimen. Así, Rafael García Serrano, que canta a la victoria militar en La fiel infantería. Pero cierto malestar puede apreciarse incluso en autores conformistas como Ignacio Agustí. Gonzalo Torrente Ballester en Javier Mariño (1943) no ocultaba inquietudes, pero tuvo que adoptar un final triunfalista.

Como balance, no son muchas las novelas de aquellos años que siguen vivas, domina la pobreza creadora. Algunos de los mártires surgidos entonces quedarán en la primera fila de nuestros novelistas, como Cela, Delibes y Torrente Ballester.

2. El Realismo Social en las Novelas de los Años 50

De la angustia existencial pasamos a las inquietudes sociales. Al fin, la novela social será la corriente dominante entre 1951 (La Colmena) y 1962 (Tiempo de silencio). Para muchos críticos, La Colmena es la precursora de la corriente. Añadiéndose también como iniciadoras dos novelas de Delibes: El camino (1950) y Mi idolatrado hijo Sisí (1953), que muestran la realidad española con ojos críticos. Así llegamos a 1954, “año inaugural” de la novela social, se dan a conocer Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos… El conjunto de autores nacidos entre 1925 y 1931 (generación del 55).

Temas

Se desplaza el interés de lo individual a lo colectivo, de los problemas personales a los sociales. Ante todo, la solidaridad con los humildes y los oprimidos, la disconformidad ante la sociedad española, anhelo de cambios sociales… José María Castellet propugna el realismo social en La hora del lector (1957). Influye decisivamente Jean-Paul Sartre, que decía que el escritor debe ponerse al servicio de transformar la sociedad, debe comprometerse ante la injusticia social. Juan Goytisolo reconoce que la novela desempeñaba funciones que, en países democráticos, correspondían a la prensa o a la tribuna política. La dura vida en el campo era el tema más abundante. El mundo del trabajo, las relaciones laborales. Campesinos y obreros se mezclan en Central eléctrica (López Pacheco, 1958). Entre las novelas de tema urbano, algunas abordan un amplio panorama (La Colmena), pero predominan las que presentan el mundo fronterizo a la ciudad, el suburbio (La resaca, Goytisolo, 1958). Hasta aquí se muestran en las novelas solidaridad con los humildes. En el extremo opuesto, las novelas de la burguesía. Interesa a novelistas como Goytisolo la juventud desocupada. Estas novelas se recogen en un tiempo estrictamente contemporáneo en el que se escriben.

Técnicas y Estilo

Se ha reprochado a la novela social pobreza técnica. Lo que sucede es que el contenido tiene toda la prioridad, se antepone la eficacia de las formas a su belleza, se rechaza la experimentación. La estructura del relato suele ser aparentemente sencilla. En las descripciones, sencillez y concisión. Abundan las novelas que concentran la acción en un corto periodo de tiempo. Se prefieren las novelas de personaje colectivo (La Colmena). Junto al personaje colectivo, es propia la presencia del personaje representativo, tomado como síntesis de una clase o grupo. La actitud del narrador puede tener dos enfoques: objetivismo y realismo crítico. Objetivismo: se propone un testimonio escueto, sin aparente intervención del autor. Su manifestación extrema fue el conductismo. En la práctica, es difícil separar entre objetivismo y realismo crítico. Hacia técnicas objetivistas: Fernández Santos; realismo crítico: Goytisolo. En ellos influyen Hemingway, Baroja

En cuanto al diálogo, los autores se empeñan en recoger el habla viva, ya sea de los campesinos, obreros o burgueses. El lenguaje es directo, en muchos casos la voluntad de sencillez supondrá un empobrecimiento.

Obras Representativas del Realismo Social

  • La Colmena (1951, Cela): Se advierte su constante deseo de experimentar moldes narrativos. Obra de protagonista colectivo. El desarrollo narrativo se estructura en secuencias, en las que se salta de unos personajes y sitios a otros, apareciendo un panorama colectivo de la vida del Madrid de la época. El eterno presente implica que no hay futuro, no hay salida para los personajes, condenados a la desesperación.
  • El Jarama (1956, Rafael Sánchez Ferlosio): Esta es la novela del ocio de unos jóvenes trabajadores. Presenta una pandilla de jóvenes que pasan un día en el Jarama. Apenas pasa nada, el autor se limita a transcribir los momentos de aquel día. Nos hace penetrar en un mundo penoso: alienación de la vida cotidiana. Llegan a resultar conmovedores queriendo escapar de una vida que les aplasta. Domina el diálogo.

Balance de la novela social: Pasado 1960, comenzarán a advertirse signos de despego de aquella corriente. Incluso algunos se avergüenzan de sus obras. Se olvidó que aquella corriente corresponde a circunstancias muy precisas y a inquietudes. Además, es indiscutible que quedan de aquella etapa novelas valiosas y algunas espléndidas.

3. La Renovación de la Novela en los Años 60

Durante los años 60 se produce una decadencia del realismo social y su progresiva sustitución por nuevos modos expresivos como la literatura experimental. Las obras literarias tienden a buscar en la memoria, indagar en la experiencia personal… El hondo cambio estético es un síntoma de la profunda transformación de la sociedad española de la época.

Los novelistas centran todas sus fuerzas en la renovación formal, la experimentación técnica y la lingüística. 1962 es decisivo en esta orientación por Tiempo de Silencio. Novelas de Vargas Llosa, Julio Cortázar… dejan honda huella en algunos autores. También la influencia de Joyce, Kafka

Desde 1966 hasta finales del franquismo, esta es la novela intelectualmente dominante. Se suman novelistas ya consagrados: Cela, Delibes, Goytisolo

Características de la Novela Experimental

  • La trama narrativa pierde importancia, la acción es mínima.
  • Se reduce el número de personajes secundarios y el protagonista pasa a ser el centro de la novela y orienta el punto de vista del relato.
  • El espacio tiende a reducirse y comprimirse.
  • El tiempo novelesco: se mezclan saltos atrás en el tiempo y anticipaciones.
  • La estructura: algunas son abiertas, en las que el final carece de sentido o la posible conclusión se deja a la imaginación del lector.
  • El lenguaje se complica: léxico rebuscado, oraciones largas y complejas… pero también frase breve del lenguaje coloquial y aun vulgar.
  • Otros recursos técnicos: supresión de los puntos, división de la novela por fragmentos de texto separados por espacios en blanco, intensificación de la utilización de técnicas como el contrapunto, estructura caleidoscópica…

Autores y Obras Destacadas

  • Tiempo de silencio, Luis Martín-Santos (1962): Pionera de todo experimentalismo, rompe con la novela social tanto en la estructura y en el punto de vista, como en los personajes y ambientes… El rebuscamiento expresivo, léxico y retórico da por resultado un lenguaje barroco y complejo, para subrayar el contraste entre el elevado registro lingüístico y la realidad, a la que se aplica: chabolas, burdeles, cárceles… En esta obra hay una ácida crítica de la sociedad española y de los valores y mitos de la nación. La visión amarga de la realidad incorpora personajes frustrados, abúlicos, egoístas…
  • Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé (1966): Obra de denuncia social. Hay en ella una sátira feroz del “señoritismo”, con una visión dialéctica de las clases sociales. El enfoque es de mayor complejidad. Son notorias sus novedades técnicas: superación del objetivismo y retorno al autor omnisciente, uso del monólogo interior en elementos paródicos…
  • Señas de identidad, Juan Goytisolo (1966): Cambios en el punto de vista, saltos en el tiempo, monólogos interiores, diálogos en francés… Todo está magistralmente subordinado a su desgranada búsqueda de identidad personal y de una revisión al pasado nacional.

4. Un Novelista Atraviesa el Siglo: Miguel Delibes

Con una obra tan importante y dilatada en el tiempo (1948-1998), Miguel Delibes ha evolucionado estilísticamente, aunque su concepción del mundo ha prevalecido sobre modas y corrientes estéticas. Entre sus características narrativas destacan el dominio de los registros idiomáticos, la sencillez expresiva y el uso preciso del vocablo. Se interesa por lo cotidiano, por el hombre como individuo y como ser social, de ahí la incuestionable humanidad de sus personajes.

Visión Crítica de la Realidad

No se conforma con dejar constancia de una situación, sino que su objetivo será el de criticar todo aquello que, según su propia concepción del mundo, puede ser mejorado. De esta necesidad se deriva su visión crítica de la realidad.

  • La crítica social y “ecológica”: cobra especial relevancia en Las ratas, donde se denuncia el abandono del campo español, la miseria y calamidades de los habitantes castellanos. También en Los santos inocentes, en el sentido de que juzga las relaciones entre los miembros de una comunidad y su posterior denuncia. La ironía será el recurso básico para expresar su escepticismo con la realidad.
  • La crítica política: La parábola del náufrago es un alegato contra los regímenes dictatoriales que anulaban la voluntad del ser humano. En Cinco horas con Mario, la crítica política aparece disfrazada de crítica social. Mario es un progresista, que no se enfrenta abiertamente con el sistema, pero sí manifiesta su disconformidad.

Espacio Rural y Otros

El hombre se inserta en el campo, pero el hombre está a expensas de la naturaleza. Delibes no presenta un medio rural idílico: la vida en el campo es difícil y dura. Frente al campo, la ciudad, el espacio urbano en que los valores del mundo natural no sirven. La ciudad se rige por parámetros diferentes. El hombre de ciudad compra su sustento, y por ello se ha deliberado del poder titánico de la naturaleza.

En la ciudad el hombre es un ser desarraigado; en el campo mantiene sus raíces, cultura y pasado.

A Delibes le preocupa que el progreso termine por el mundo de vida ancestral de Castilla y los castellanos. La ciudad, meca del progreso y del dinero fácil, embarca al aldeano que abandona su medio para acudir a un falso reclamo.

Estilo

Lo más relevante es señalar cómo el escritor ha ido cediendo la palabra a los personajes para que cada uno de ellos encuentre su propia voz y esa voz sea idea. En cuanto al lenguaje, se pasa de uno literario y estilizado en La sombra del ciprés es alargada a una adecuación exacta entre registro y personaje en sus últimas novelas. En Las ratas incorpora un léxico moral que ya no abandonará en el resto de novelas. Cinco horas con Mario supone un triunfo del lenguaje coloquial. El lenguaje urbano se identifica con el lenguaje coloquial. En cuanto a la técnica narrativa, supone un proceso de liberación, desde La sombra… hasta Los santos… pasando por una utilización de paréntesis como un paso previo al monólogo que hallaría su máxima expresión en Los santos inocentes.

Evolución Novelística

  • 1ª etapa: La sombra del ciprés es alargada (1948), Aún es de día (1949), Mi idolatrado hijo Sisí (1953). Se atiene a una concepción tradicional del género: análisis introspectivo, protagonista defiende su individualidad. Temas: predominan los planteamientos filosóficos, buscando un orden y significado para el absurdo de la existencia. Técnicas narrativas: hace historias de vidas completas.
  • 2ª etapa: se inicia con El camino (1950). Los caracteres, el ambiente y las situaciones predominan sobre la oración y la intriga. Ahora toma segmentos de la vida. El autor dirige su atención a aspectos más inmediatos de la realidad y se integra en un entorno humano, social y geográfico.
  • 3ª etapa: se inaugura con Cinco horas con Mario (1966). Emprende Delibes la vía de la experimentación, utiliza mucho el monólogo interior. Se acentúa la actitud crítica del novelista. La denuncia social se hace más incisiva, hasta culminar en Los santos inocentes (1981). Dominio progresivo del simbolismo, la ironía, el humor y la ternura.