Alejándonos del individualismo: El Trabajo Social comunitario en entornos cambiantes

Alejándonos del individualismo: The Global Agenda for Social Work and Social Development


Frente al individualismo y a los postulados neoliberales, el apoyo mutuo, la solidaridad y los vínculos con los demás, demuestran ser el principal recurso para hacer frente a nuestra vulnerabilidad. Hay que inscribir la crisis en ciclos derivados de las consecuencias de los modelos éticos. El modelo ético alimenta personas e instituciones y el imaginario cultural mediante el cual damos sentido a la actividad. El neoliberalismo, como teoría que exalta la individualidad y la desregulación en el que la realidad se define en términos de visión individual y no componentes estructurales no ha podido soportar su éxito y estamos viendo a los estados intervenir para salvar al sector financiero. En la experiencia de los trabajadores sociales, la frase “lo local es global” se comprueba a diario desde la crisis económica que nos afecta localmente, aunque su origen es global. Es necesario afrontar los retos colectivamente y el Trabajo Social Comunitario que hace es convertir a la comunidad en sujeto de la acción.

Para responder a esto, se ha desarrollado un proceso participativo entre las tres principales organizaciones de TS: IFSW, IASSW, y ICSW.

Se establecieron cuatro áreas prioritarias: desigualdades sociales y económicas entre países y regiones, dignidad y valor de la persona, desarrollo sostenible y la importancia de las relaciones humanas.

Las conclusiones más importantes fueron: Sólo una minoría de la población mundial puede disfrutar y ejercer sus Derechos Humanos, la desregulación de los sistemas económicos, junto con la ausencia de normas internacionales estandarizadas sobre las condiciones de trabajo, y la falta de responsabilidad social corporativa, ha deteriorado la salud y el bienestar de personas y comunidades, el deterioro de las relaciones comunitarias en un contexto de crisis económica, el deterioro medioambiental favorece el incremento de desigualdades, y necesita una respuesta desde una perspectiva internacional.

Debido a esto, se establecen unos objetivos básicos:  La dificultad de alcanzar una definición compartida y la necesidad de desarrollar nuevos proyectos de Trabajo Social Comunitario que vinculen lo regional con lo local.


El Trabajo Social comunitario en entornos cambiantes


En el ámbito del Trabajo Social Comunitario, en la segunda mitad del Siglo XX, en los países en vías de desarrollo, la intervención social comunitaria ha tenido y tiene un papel fundamental, generando un espacio para el desarrollo personal y para la interacción grupal y nuestra interacción grupal es posible porque ya de antemano somos seres sociales insertos en una comunidad determinada. Tanto la evaluación de comunidades como los propios discursos nos han permitido diseñar un proceso de intervención comunitaria dirigido a la propia comunidad, y es en ésta donde se debe producir una reelaboración de comportamiento que permita redefinición de los patrones de interacción.

En los países desarrollados, el Trabajo Social comunitario ha ido decayendo poco a poco. La exaltación del yo, del individuo aislado y competidor, ha generado cierta invisibilización de la comunidad y del grupo.
En cuanto a esto, tres carácterísticas:

1) El Estado de Bienestar sea cual sea el modelo que adopte es el principal mecanismo de redistribución de renta en nuestras sociedades avanzadas y su financiación se convierte en algo incuestionable.

2) Nuestra cultura occidental, tras las guerras y desaparición del comunismo, ha aparecido la postmodernidad que toma como punto de partida la crisis de los grandes relatos y aquellas formas que dan sentido unitario y progresivo a la historia de las personas. Se caracteriza por la exaltación del individualismo, que ha coincidido con la transformación laboral y del capitalismo, priorizando así la flexibilidad, el cambio, la adaptación y la supervivencia individual, de tal forma que las comunidades no existen.

3) El individualismo ha producido una crisis del vínculo social: creciente de desafiliación, exclusión social y desvinculación de la sociedad. Esto crea vulnerabilidad, y el debilitamiento de los vínculos sociales reduce nuestras capacidades a la hora de afrontar retos.

 Al afrontar los procesos de crisis, es necesario recrear comunidades en las redes sociales y procesos de debate público abierto a la comunidad. No podemos afrontar los cambios solos o en grupos pequeños. La principal carácterística es que la comunicación se realiza a través de las redes sociales que actúan como acelerador de convocatorias.


Nuevos y viejos retos para el Trabajo Social comunitario


Los principales retos para la intervención social comunitaria, en los países con un estado del bienestar consolidado, pueden organizarse en cuatro grandes ámbitos:

  • La recuperación de la legitimidad de la comunidad como ámbito para la acción colectiva. La comunidad ha perdido relevancia, sustituida por la labor de las instituciones públicas y por el creciente individualismo. Es necesario recuperar un concepto de comunidad basado en la participación, en la ciudadanía y en la legitimidad de las decisiones tomadas democráticamente, recuperar un concepto de comunidad basado en la participación, cosmopolita, recuperar nuestra identidad que se decide en la preocupación por los otros.
  • Afirmar la legitimidad de la comunidad como sujeto de la acción colectiva. Los procesos de exclusión llevan pérdidas. Es preciso establecer programas que permitan recuperar nuestra capacidad de vincularnos para favorecer la evolución personal, fortalecer la confianza en uno mismo y en los demás y desarrollar capacidades.
  • La reinvención del Trabajo Social en un entorno de crisis, tanto como profesión, como disciplina científica ya que tiene que hacer frente a un doble proceso: la redefinición de las políticas sociales y sus profesionales en un entorno diferente, ya que se demandan nuevos y nuevas prestaciones, y, por otra parte, los recursos disponibles disminuyen debido a la precariedad de la financiación, que a su vez precariza la profesión
  • Hemos de señalar la transformación de los modelos de gestión que con menos recursos deben de hacer frente a mayores problemas. Una de las formas de adaptarnos a la crisis es transferir al sistema privado y al sector asociativo recursos, prestaciones y servicios.

La capacidad de crear vínculos, generar un movimiento conjunto para alcanzar un objetivo están presentes en cualquier proyecto de Trabajo Social comunitario y son demandados para contribuir a mejorar nuestra convivencia democrática y nuestra sociedad.

El cuarto gran reto para la renovación del Trabajo Social comunitario tiene que ver con la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, permitíéndonos acelerar la difusión de noticias, nuevas formas de votación y participación y, sobre todo, permiten sentirnos protagonistas de nuestra historia, recuperando los vínculos sociales perdidos.


El trabajo Social comunitario ante una catástrofe: el caso de JAPÓN


Si hablamos de una sociedad en la que los vínculos comunitarios son extremadamente fuertes, en los que la preocupación por la calidad de vida de ancianos y niños son una constante, y en la que se afrontan los problemas de forma colectiva, esa es la sociedad japonesa.

En los vínculos comunitarios en Japón diferenciamos cuatro ámbitos:

  • Primeramente, la importancia de la comunidad. La preocupación por el bienestar de los demás, por la comunidad como tal, entendido como clave para la propia realización personal
  •  En segundo lugar, la dignidad de los otros. El respeto absoluto a los demás, a sus propiedades y a su dignidad. Un respeto que comienza por respetarse a sí mismo, por asumir la propia responsabilidad. La responsabilidad individual no puede alentarse sin tomar en consideración a los otros, ya que se define por cómo realizamos nuestras acciones, que siempre afectan a los demás, porque somos seres sociales y vivimos en comunidad
  • En tercer lugar, las celebraciones comunes, que refuerzan la cohesión de la comunidad, al compartir el ocio y reforzar los vínculos. En cualquier proyecto de intervención social comunitario, es importante celebrar como tal comunidad los acontecimientos relevantes.
  • Por último, el vínculo basado en la reciprocidad altruista. La comunidad no es una mera asociación para el intercambio de bienes y servicios, ni se basa solamente en la contratación o el mercado. Hay que crear vínculos que favorecen la lealtad común, la honradez, y la reciprocidad altruista, que confía en la conciencia ciudadana de nuestros iguales.


La idea de Comunidad


En cuanto a las reflexiones sobre la evolución social y humana, hemos de decir que aparecen a lo largo de toda la historia del pensamiento.

A todos les une la identificación de la evolución desde las organizaciones sociales relativamente simples y uniformes, caracterizadas por una escasa o inexistente división del trabajo, hasta organizaciones sociales marcadas por una creciente división del trabajo y aumentos significativos de la población.

Dos grandes líneas teóricas divergen en la interpretación de esta concepción común: las teorías que intentan entender las inevitables leyes de la evolución social, y las teorías que interpretan la evolución social como un proceso no intencional, generada por la espontánea combinación de las acciones individuales.

Durkheim, desde su perspectiva, sostiene que la utilidad de una institución, de la familia, la comunidad y la religión, cubren las necesidades de las personas o realizan una función para la sociedad. Este tipo de instituciones refuerzan la adhesión de las personas a los valores sociales centrales, y por ello contribuye al mantenimiento de la cohesión social. Para Durkheim un sistema social cohesionado, caracterizado por el dominio del consenso normativo, la interrelación de las partes y el control social institucional debía promover el bienestar de sus miembros.

Para Durkheim, son necesarios toda una serie de grupos secundarios sociales que integren a los individuos en la dinámica general de la vida social y que tengan un poder moral y normativo capaz de contener los egos individuales.

La Sociología contemporánea sigue manteniendo una comprensión de la Comunidad como una forma clave de organización social.


La definición de Comunidad


La definición de comunidad es un término que puede tener varios significados, que designa tanto a los individuos y grupos que la forman como a las relaciones que existen entre ellos.

La idea de comunidad se presenta como un reto que podemos considerar en diversas vertientes pero se parte de un consenso alrededor de tres elementos básicos de comunidad: Que exista interacción social entre individuos, que los individuos compartan al menos un vínculo de uníón, afiliación orientado a la satisfacción de algún tipo de necesidad y que exista un espacio contextual compartido (éste es el elemento menos importante, ya que el territorio no es condición necesaria ni suficiente para que exista una comunidad).

Desde el Trabajo Social comunitario pueden definirse objetivos parciales para el conocimiento de una comunidad antes de intervenir en ella. Para los trabajadores sociales comunitarios, es necesario el uso de técnicas y procedimientos, básicamente cualitativos, con el fin de entender la complejidad del mundo social dentro de una comunidad y sus relaciones con otras comunidades y la sociedad. Las principales cuestiones relativas a la comunidad en las Ciencias Sociales se vertebran alrededor de las carácterísticas distintivas y definición de comunidad, de las bases reales de la experiencia comunitaria y el proceso de integración de individuos en la comunidad, de las funciones y objetivos de la comunidad de las unidades de la estructura social dentro de la comunidad y de las relaciones e interacciones entre ellas, de las bases económicas y sociales de la estructura social de la comunidad, de las relaciones y diferencias entre la estructura interna de la comunidad y las estructuras macrosociales externas, de la relación entre experiencia individual y conducta, y la experiencia comunal y el comportamiento, de las causas y procesos de transformación desde la comunidad a la sociedad y de los procesos de adaptación frente al cambio social.


La comunidad proyectada hacia el pasado


Existen ideas inerciales que pueden distorsionar la adecuada comprensión para un adecuado análisis científico social desde el Trabajo Social.

La primera, es el inevitable riesgo asociado a la idea de comunidad perdida, a la idea una época comunitaria dorada en el pasado, que pervive en el imaginario colectivo y que es presentada desde la nostalgia o el sentimiento de pérdida que conforma el mito de pasado dorado. Por otro lado, la visión retrospectiva tiende a concentrarse en elementos de sentimentalidad y los discursos que plantean la pérdida tienden a soslayar que la comunidad también es un espacio de reproducción de las relaciones sociales y desigualdades derivadas de las divisiones de género, clase, etnia, etc.

Las comunidades son interpretadas e identificadas como repositorios de valore.

Desde el Trabajo Social Comunitario es necesario poder identificar y tener presentes este tipo de usos de la idea de comunidad, como construcciones culturales e intencionales, a la hora de afrontar la práctica profesional. La idea comunidad es una aspiración enfrentada a su realidad. En la década de los 90, tiende a imponerse la idea que la comunidad ha de ser comprendida también en términos de mercado, supeditada a la libertad individual. El debate sobre la justicia social ha sido redefinido en términos comunitarios asociado a oportunidad e inclusión sin abordar los temas relacionados con la redistribución o la transformación social.


La comunidad proyectada hacia el futuro


Junto con la idea de comunidad, aparece el apego como noción idealizada proyectada en el futuro materializada en el pueblo, localidad o pequeña ciudad, donde las asociaciones humanas se caracterizan como comunidad.

Este término usado por Tönnies presenta la comunidad como asociación de individuos orientados al bien de la comunidad por encima del propio interés. Él concibe la comunidad como una suerte de unidad de voluntad. Supone la comunidad como regida por una conciencia social compartida. La comunidad forma parte así de un todo mayor, la sociedad. Pero puede ser una idea deseable, e incluso, necesaria, es otra forma de considerar la comunidad como algo mítico, está proyectada hacia un futuro impreciso o un pasado perdido e irrecuperable.

Un periodo donde las comunidades pueden alcanzar una plenitud y desaparezcan las fricciones porque hay una supraidentidad compartida. Ambas visiones idealizan la comunidad, suponen una suerte de escape de la realidad, aportan una suerte de idea de seguridad y de alternativa a la sociedad de cada momento, ya que nunca es usada en términos negativos (como sucede con términos como Estado, Nacíón o Sociedad).


La comunidad proyectada hacia el presente


La idea de comunidad puede abordarse desde el ahora y considerar la complejidad del momento histórico que se vive desde el punto de vista colectivo, y la comunidad como sujeto de cambio y resistencia al mismo.

Podemos abordar la idea de comunidad como la forma emergente de cómo grupos de personas tienen algo en común, por lo normal, delimitado por aspectos de localización o residencia geográfica, aunque también pueden ser aspectos simbólicos, por lo que podríamos hablar de un sentido de comunidad basada en el espíritu de la comunidad.

La idea de comunidad y pertenencia están íntimamente relacionadas con la de identidad, desde un individuo y en relación con los otros.

Muy importante la creación de marcos lingüísticos, que son estructuras mentales que moldean nuestra imagen del mundo, con el objetivo de activar por medio del lenguaje la manera de pensar y actuar.

En cuanto a los marcos lingüísticos, según Lakoff: son estructuras mentales que conforman la manera de comprender y ver la realidad creando lo que denomina el inconsciente cognitivo; las personas pensamos mediante marcos que son metáforas conceptuales. Los marcos crean formas de pensar y, por tanto, de comprender la realidad; la comunicación con los marcos lingüísticos ha de producirse en una sola dirección y no son casuales, y ayudan a transmitir un mensaje; el enmarcado tiene que elegir el lenguaje más adecuado que encaja con la visión del mundo o del mercado de una institución, organización, partido, etc.; un marco no es necesariamente una mentira, basta con que sea una distorsión que comience a reorganizar la comprensión de la realidad; el lenguaje activado por los marcos lingüísticos es un elemento clave de construcción del discurso político contemporáneo; los marcos lingüísticos siempre son intencionales, ya que, cambiar o modificar los marcos es cambiar todo esto, por lo que los cambios de marco están estrechamente relacionados con el cambio social.

Los marcos son estructuras cognitivas que conforman la manera de comprender y ver la realidad. El marco que mejor cree los conceptos es el que impone la realidad.


Globalización y neoliberalismo


El concepto de globalización es un proceso de mundialización fundamentalmente económico financiero desde los países dominantes hacia los países de la periferia. A la hora de afrontar la definición de globalización hay que diferenciar entre la globalización como metacontexto y la globalización económico-financiera.

Mientras la unidad político-social sigue siendo el estado nacíón, los mercados financieros imponen sus condiciones sociales a escala global La última gran expansión del capitalismo: el neoliberalismo. Separar el Estado de la Economía para que la mano invisible de Adam Smith y el egoísmo racional, la búsqueda del propio interés como algo que siempre es racional, permitieran la autorregulación espontánea de los mercados.

Para la progresiva hibridación de la globalización con el neoliberalismo, dos motores adicionales: la tecnología como acelerador del proceso integrador; y segundo, la reducción del coste de los transportes y comunicaciones. El rasgo más sui géneris del neoliberalismo es ese libre movimiento de capitales, la supresión de todas las fronteras junto a otras políticas macroeconómicas como: políticas restrictivas monetarias y políticas restrictivas fiscales, junto a las privatizaciones del sector público.

El sistema capitalista globalizado está formado por estados soberanos y aunque el sistema financiero económico es global, la política no lo es.

La consecuencia es que los estados han ido perdiendo el poder de mantener el bienestar de sus ciudadanos En los inicios del Siglo XXI los cambios sociales aleatorios se amalgaman con cambios sociales forzados: el desmantelamiento de los sistemas públicos de bienestar, la erosión fiscal, la competencia por el crédito internacional dando lugar a una sociedad que progresivamente pierde, en nombre de una libertad económica abstracta y de creciente sesgo especulativo, las ideas ilustradas y sus fundamentos sociales.

El neoliberalismo y su capitalismo democrático nos enfrentan a una significativa paradoja social en cuanto a fines: los objetivos del capital son los intereses privados y los objetivos de la democracia, el interés general y los valores de mercado no parecen confluir con los valores sociales.


Trabajo Social comunitario y Salud


La Organización Mundial de la Salud proclama: “La calidad de vida es la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y en el sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno”.

El concepto de Salud según la OMS comprende no solo la ausencia de enfermedad, sino del mejor estar en el entorno en donde se vive Aspecto central en el trabajo social comunitario, la dimensión relacional de los individuos, en la que realmente nos definimos y definimos el espacio en el que nos relacionamos, así como la diversidad de instituciones que instrumentalizamos.

Toda intervención social se realiza desde una referencia situacional, los entornos o contextos en que cada persona desarrolla su propia vida. Desde una visión ecológico-sistémica, la intervención tiene que encaminarse en consolidar la autonomía personal mejorando la realidad de la persona, llamada ecología interior, y favorecer los intercambios o la interdependencia y el nivel de relación de los individuos con el propio sistema, la llamada ecología exterior.

El ts trata de potenciar la interacción entre el individuo y los microsistemas, siendo el objetivo promocionar recursos sociales y personales, potenciar las capacidades y favorecer la participación. Esto se puede desarrollar de manera sustitutiva pero también complementaria, valorando las capacidades de las personas con las que trabaja. Situarse en una otra posición llevará a ser autoritario y diversificado.


Transformaciones y ámbitos de intervención en las sociedades del Bienestar


Las grandes transformaciones recientes, como la entrada de la mujer en el mercado laboral o el envejecimiento de la población, reclaman una reinterpretación del Estado de Bienestar que responda a la sociedad postindustrial. Se plantean tres grandes retos del Estado de Bienestar: La familia y revolución del papel de la mujer, los hijos e igualdad de oportunidades y el envejecimiento y equidad. El Estado Social de Bienestar ha proporcionado a las sociedades europeas y norteamericanas un crecimiento económico sostenido, una eliminación de buena parte de la pobreza crónica, una participación ciudadana y unos regíMenes políticos estables.

Hay que velar es para que todos puedan acceder a los mismos servicios y prestaciones en igualdad de condiciones, es decir, la universalidad necesaria en la prestación de derecho, dentro de un Estado Social de Derecho, que es en definitiva el sustento de la democracia política, a través de la justicia social.

Según Esping-Andersen, tres modalidades de Estado de bienestar: “Liberal”, “conservadora-corporativista”, y “socialdemócrata”. Finalmente añade una variante más, lo que denomina Estado “familiarista”, por la importancia del recurso a la familia en países, en los que el mercado es ineficaz y el Estado es claramente insuficiente en la provisión de recursos.

Sapir encuentra cuatro modelos sociales europeos: el modelo nórdico, alto nivel de protección social y por un mercado laboral con una alta carga fiscal, basado en políticas activas y alta comprensión salarial; el modelo continental,  alto nivel de protección social contributiva y por un mercado de trabajo muy rígido; el modelo mediterráneo, caracterizado por un estado social bajo centrado en pensiones y por un mercado laboral muy rígido, con una importante incidencia de instituciones asistenciales religiosas y de la familia como recurso; y el modelo anglosajón, bajo nivel de protección social (principalmente asistencial) y por un mercado de trabajo muy flexible, basado en sindicatos débiles y alta dispersión salarial. El escenario actual nos sitúa en una confrontación intergeneracional de intereses. Es preciso acordar un contrato intergeneracional que permita asegurar el bienestar de las personas mayores, sin agotar los recursos que las nuevas generaciones precisen, repartiendo las cargas de una forma equitativa y razonable para todos.


El trabajo Social comunitario entra en juego


Principios del Trabajo Social comunitario:

– Intencionalidad: Toda acción debe estar intencionalmente dirigida a transformar la realidad social, desde una perspectiva humana y liberadora.

– Realidad: Toda acción profesional debe partir de un conocimiento profundo de la realidad.

– Totalidad: La realidad no puede ser parcelada, sino aprehendida en su dimensión total.

 – Actitud crítica: Que facilite llegar a un conocimiento verdadero de la realidad y a su recreación mediante acciones conscientes, responsables y solidarias.

– Capacidad de diálogo: Cualquier acción social que quiera ser efectiva ha de lograrse a través del diálogo.

– Autenticidad: Trabajo social basado en el respeto mutuo y en el compromiso responsable.

 – Comprensión: Empatía.

– Confiabilidad: El Trabajo Social sólo es válido cuando se apoya en la confianza del profesional y en la capacidad de la población para autodeterminarse y ser activa en la respuesta.

– Creatividad: El trabajador social no puede conformarse con aplicar o reproducir unos procedimientos o técnicas en la intervención social, sino que tiene que idear, creativamente, las estrategias y alternativas de actuación.

– Responsabilidad compartida: cauces de participación, diálogo y responsabilidades en el diseño, encaminadas a elevar el grado de compromiso social.

– Participación equitativa: Todos pueden contribuir y aportar en la medida de sus posibilidades con la colaboración de los profesionales.

– Libertad Solidaria: en primer lugar, la capacidad de autodeterminación, tanto de los individuos, como de las comunidades; y, en segundo lugar, a la importancia de la intervención comunitaria, dentro de los valores de las relaciones de intercambio y de apoyo mutuo.

– Acción comprometida: Es el compromiso con el desarrollo de los derechos de los ciudadanos, con su avance y, por tanto, la inevitable denuncia pública.

– Multicaplicabilidad: La acción social encaminada a la transformación social ha de tener un efecto multiplicador sobre la misma comunidad y las redes circundantes.

Competencias necesarias en el Trabajo Social con comunidades: solventar conflictos, gestionar la diversidad de un mundo globalizado e interrelacionado, afinar mecanismos de decisión, fomentar relaciones bidireccionales más horizontales, aprender a compartir la responsabilidad y saber modular las presencias y las ausencias.


La Reforma Psiquiátrica en Abril de 1985


Esta reforma hizo que muchas personas que estaban ingresadas en Hospitales Psiquiátricos pasaran a recibir atención dentro del Sistema General de Salud. Integró este colectivo en la Comunidad y se establecen criterios para la plena integración en el sistema sanitario general de todas las actuaciones relativas a la salud mental; la potenciación de los recursos asistenciales a nivel comunitario; la equiparación del enfermo mental a otros pacientes; la incorporación de las unidades psiquiátricas en los hospitales generales; el desarrollo de servicios de rehabilitación y reinserción; y la puesta en marcha de actividades preventivas en coordinación con los Servicios Sociales.

La esquizofrenia es la enfermedad mental por antonomasia, el más devastador y estigmatizante. Sus síntomas afectan a múltiples procesos psicológicos, como la percepción, ideación, delirios, asociaciones laxas, afecto plano, catatonia. La década de los 80 fue período de reevaluación. Hubo optimismo inicial por la medicación antisicótica pero la medicación solo afectaba a síntomas positivos y producía efectos secundarios. Algunos reingresaron, otros se vieron atrapados en el fenómeno de puerta giratoria con hospitalizaciones frecuentes y breves.


Evolución de la asistencia psiquiátrica


En las civilizaciones más antiguas se contemplaba la enfermedad como algo ajeno al hombre, como un castigo divino por haber infringido algún tabú o norma de la comunidad. Ligado a sentimiento de culpa. Durante el Siglo XIX y principios del XX, se impulsó como norma aceptada el aislamiento del paciente de la comunidad, encerrados en hospitales y manicomios.

En las diferentes culturas, la concepción sobre las enfermedades mentales ha oscilado entre dos polos: su consideración como fenómenos extranaturales y su consideración como fenómenos naturales. Y es que sería irracional y loco ocultar el componente irracional del ser humano.

En el momento actual, el término en uso para la ‘locura’ es la enfermedad o trastorno mentales.

 En los años 50 del Siglo XX, se hacen patentes las dificultades tras la segregación del encierro tales como la inadecuación del enfermo a los modelos y papeles sociales habituales, relaciones familiares, posición socioeconómica, etc. Es aquí donde se da la necesidad de un dispositivo de asistencia y rehabilitación en la comunidad, y para ello, el papel del Trabajo Social comunitario se hace imprescindible.


La reforma psiquiátrica en España/Desinstitucionalización


El modelo explícito en la propia Ley General de Sanidad de 1986 aboga por una atención comunitaria, alternativa al hospital psiquiátrico, contemplando la necesidad de estructuras intermedias, de rehabilitación y reinserción sociales, programas conjuntos con servicios sociales.

Deben establecerse formas de colaboración y actuación coordinada con otras áreas en pro de una Calidad de Vida en todos los ámbitos.

La reforma psiquiátrica persigue los siguientes objetivos:

– Una apuesta por un nuevo modelo de atención basado en la comunidad, a través de la puesta en marcha de servicios capaces de atender los problemas de salud mental en el propio entorno social donde vive el individuo, reconociendo los factores psicosociales y sociales que inciden en el proceso de enfermar y en el curso y evolución del trastorno.

– La idea de que la hospitalización debe perder su papel preponderante como respuesta a la cronicidad.

– Incentivar el desarrollo de programas de rehabilitación activa para el enfermo mental.

– Una crítica al hospital psiquiátrico y un intento por transformarlo recuperando su papel terapéutico o incluso por suprimirlo sustituyéndolo por dispositivos alternativos.

– Establecer un nivel de prestaciones sociosanitarias suficientes para el enfermo mental.

– Garantizar los derechos civiles del paciente frente a las acciones sanitarias que pueden limitar su libertad.


Calidad de vida en enfermos mentales


Calidad de vida emerge como término en los últimos 40 años en contextos no académicos. La OMS define la salud con bienestar físico, psicológico y social e insiste en la importancia de dar vida a los años.

Podríamos definir la calidad de vida, como un inventario de capacidades y funcionamientos que delimitan las oportunidades y ventajas personales para funcionar en una sociedad concreta. Esta definición se contrapone a bienestar utilitarista.

Al hablar sobre TS con Comunidades tenemos que aludir al papel fundamental que desempeña la figura del cuidador. Es la persona que atiende a otra en situación de necesidad de una manera continuada, proporciónándole los medios para una mayor integración y participación en la vida social. Este esfuerzo conlleva un desgaste físico y mental que supone una merma de la calidad de vida del cuidador. La comunidad aporta como alivio y respiro al cuidador, y como integración y participación a la persona que tiene la necesidad.

Han pasado más de 25 años desde la desinstitucionalización y esta población está más envejecida con lo que eso supone para ellos y los cuidadores. La familia se ha convertido en fuente de cuidados informales. El perfil corresponde a pacientes crónicos, con un alto grado de deterioro y bajo nivel funcional, cuyos cuidadores han fallecido o no pueden seguir haciéndose cargo de ellos y que han agotado los recursos de la comunidad. Estas situaciones ponen de manifiesto las carencias existentes y la falta de capacidad por parte de las instituciones para cubrir las necesidades de estas personas y sus familias.

Con la desinstitucionalización se pretendía integrar no despreocuparse y en muchos casos, tras 25 años hay que volver a tomar medidas que se abandonaron. Todo cambio produce desequilibrio, lo fácil es repetir, lo difícil cambiar, pero con el paso del tiempo, determinados modelos se van quedando obsoletos y las instituciones deben irse adaptando a los cambios. Hay que cambiar hábitos de las personas, pero también modificar actitudes en la comunidad. El Estado de Bienestar ha de contar con la Comunidad para poder llevar a efecto todas las prestaciones y atenciones necesarias para las personas, teniendo el ts un papel fundamente en este sentido. Para una verdadera transformación, hay que trabajar con la parte que sufre, pero también con el resto de los integrantes de la comunidad.


Trabajo Social comunitario online


La propuesta que podría fraguar una intervención comunitaria se podría definir como trabajo social 2.0., referido a la concreción y uso de la tecnología y recursos virtuales de encuentro y participación para modificar las relaciones sociales de un determinado contexto. Dada la importancia creciente de los espacios virtuales, es inevitable tenerlos en cuenta como potenciadores de los objetivos comunitarios.

Por ejemplo: redes sociales, creación de blogs, hastags para cuestiones concretas, uso de medios audiovisuales, etc. Un ejemplo práctico de esta alternativa fue la puesta en marcha del centro “Saregune”, entre 2003 y 2008, en Vitoria, con la intención de mostrar que a través de las nuevas tecnologías se podía luchar contra la exclusión social.


Nuevos desafíos para el Trabajo Social comunitario en el S.XXI


Retos que ha de trabajar para poder dar una respuesta eficaz:

• Trabajar desde la equidad

• Tomar conciencia de la diversidad

• La cooperación

• Construir comunidades habitables

• La sustentabilidad (o sostenibilidad)

• La participación

• La sensibilización por las minorías

• La igualdad

• La cohesión social

El trabajo social en comunidades es vital como la preparación en habilidades integrales para que las personas sean capaces de manejarse frente a la incertidumbre y el cambio constante que van a caracterizar sus trayectorias vitales.

Causas del recelo hacia el Trabajo Social comunitario:

– En primer lugar, el propio desarrollo institucional de los servicios sociales y su modelo de atención basado en servicios sociales básicos

 – En segundo lugar, los propios profesionales han abandonado las inseguridades y complicaciones que podrían suponer abordajes que implicaran a otros profesionales, y a los ciudadanos que son objeto de su intervención.

 – En tercer lugar, las instituciones públicas solo entienden la intervención comunitaria a través de programas diseñados por ella misma.

 – En cuarto lugar, la propia población no es capaz de articular demandas complejas y colectivas que sean susceptibles de ser abordadas a través de una intervención comunitaria, o al menos no se les ocurre plantearlo.

 La labor de los profesionales sería la de sensibilizar, dotar de herramientas, preparar la posibilidad de que una comunidad o un grupo de personas puedan plantarse algún proceso emancipatorio, a medida que van adquiriendo consciencia de su trayectoria vital, y deciden asumirla (empowerment).


El concepto de Comunidad y el Trabajo Social comunitario


La modificación de las relaciones geopolíticas y su complejidad llevan a construir un concepto incluyente que dé cuenta de lo que hoy pretende abordar el Trabajo Social comunitario. Un principio básico para el trabajo en comunidad es el de partir de las habilidades, capacidades y virtudes existentes en los propios actores sociales, ya que en su desarrollo se podrá generar un clima de cambio que permita modificar, en sentido positivo, las deficiencias.


Reflexiones sobre el concepto de comunidad


Comunidad tiene diferentes acepciones de acuerdo a su enfoque teórico. Algunas definiciones ponen el acento en lo relacional: la comunidad es fundamentalmente un modo de relación social, un modelo de acción intersubjetivo construido sobre el afecto, la comunidad de fines y de valores y la lealtad, de la reciprocidad.

G. Murray la define como grupo de personas ocupando determinada área de sociedad la cual participa de un sistema de intereses y actividades amplio para incluir todas las relaciones sociales. Otras definiciones ponen el énfasis en el espacio, en tanto que éste es el soporte donde transcurre la vida, la convivencia, la comunicación (interacciones hombre-suelo, según otro autor, Cavazzo que considera cuatro elementos: grupo de personas en un área, concentración de intereses; unidad funcional y factores compartidos como el idioma, costumbres, valores, tareas, roles, estatus, etc.)

Lo que convierte a una comunidad en tal es la creación de una identidad propia.


El Trabajo Social comunitario como especialidad: referente histórico del surgimiento de la profesión


México es referente histórico del TS. Esta profesión nace y se desarrolla con una línea asistencial en la década de los 30, con la primera institución educativa de TS -Escuela de Enseñanza Doméstica de la Secretaría de Educación Pública- con influencia del positivismo y del humanismo en su aspecto filosófico, y del pragmatismo (método científico) en la práctica profesional.

Se debe evitar las causas de debilidad social que presentan algunos individuos.

Para la práctica de este principio se estima conveniente: ayuda al desvalido como obligación social, la asistencia debe de tener base científica, un estudio concienzudo de cada casa, prever el tiempo de asistencia social y contar con un centro donde se estudió a los débiles sociales.

Se fundaron más de 61 escuelas entre 1933-1980. En este período, el TS era definido como una “disciplina que estudia al hombre en su situación social, a través de una tecnología social, que le permite determinar sus necesidades y carencias y promover la atención de estas, a fin de lograr su bienestar social”.

Se identifican como funciones genéricas del profesional las siguientes: investigación social, orientación y la institucionalización de la profesión se da a partir del reconocimiento que el Estado Moderno hace de la cuestión social, que no se soluciona por medios coactivos, represores, caritativos o filantrópicos, sino mediante la integración de los que se manifiestan por la cuestión social. Gestoría, administración, educación social, organización y promoción social.

En este contexto, la actuación del TS en México gira en torno a las siguientes tendencias:

  • Tendencia de derechos, con el enfoque socioeconómico, el cual reconoce la pobreza como un problema estructural que lleva a las desigualdades en la distribución de bienes y servicios.
  •  El enfoque de género, que intenta transformar las relaciones desiguales entre hombres y mujeres.
  • El enfoque generacional, que cuestiona la organización de la sociedad teniendo al adulto como principio orientador de las relaciones de poder, y reconoce a las personas menores de edad, jóvenes y adultas mayores como personas con capacidades y potencialidades.
  • El enfoque de diversidad, teniendo una visión más amplia sobre las diferentes formas de relación y agrupación social más allá de la propia cultura.


Tendencias en Trabajo Social comunitario: reflexiones desde México


Vemos diversas tendencias desde las que se diseñan las intervenciones profesionales en el ámbito del Trabajo Social Comunitario:

 – Tendencia crítica: Cuestiona la estructura de las desigualdades sociales y el debilitamiento de los derechos sociales como vida digna, trabajo o educación adecuada. La cuestión social es el campo problemático del TS, y dicho campo se configura a partir de las manifestaciones que las personas plantean como demandas, siendo el punto de partida de la actuación social.

– Tendencia tecnicista: Se centra en el gerenciamiento social. Plantea la necesidad de establecer un riguroso control para identificar la población objetivo a través de un diagnóstico que garantice el éxito de los programas, con actividades productivas y participación social. Aparecen estrategias de acción, como la mediación, que acerca a las partes en situaciones de conflicto sin necesidad de acudir al Poder Judicial.

– Tendencia ecléctica: Agrupa a los profesionales que realizan una incorporación de teorías contrapuestas o una mezcla de corrientes teórico-metodológica que tiene sus inicios en la década de los 80 en relación con la crítica de la modernidad.

El nuevo enfoque del Trabajo Social moderno como praxis estratégica y multidimensional está encaminada a construir acciones sociales que buscan la transformación social positiva. Tiene su especificidad en la concreción de procesos de investigación, gestión, evaluación y sistematización.

 La intervención del TS gira en torno a la promoción del empoderamiento social, entendido como el proceso o conjunto de acciones que tienen por objeto incrementar la energía creativa y la fuerza creadora de los sujetos colectivos, en torno a los problemas, fenómenos y cuestiones sociales.

El modelo, también llamado interdisciplinario hace frente a los procesos de fragmentación que han venido alcanzando las ciencias sociales. Para algunos autores, la interdisciplinariedad y autonomía se complementan. Para otros, la originalidad del trabajo social radica en la capacidad y creatividad para lograr la integración de elementos desde la propia perspectiva operativa. Se apoya en conocimientos teóricos que proporcionan las diferentes ciencias sociales y se vale de técnicas de investigación, intervención y evaluación comunes a otras disciplinas.


Metodología del Trabajo Social comunitario:


La estructura metodológica del TS conlleva los siguientes momentos:

1. El estudio/investigación: Busca identificar los problemas con la finalidad de elaborar un diagnóstico de la situación. Para la elaboración del diagnóstico hay que contar con la participación de la población, siendo éste un principio fundamental en la acción comunitaria.

2. La programación de actividades de la intervención social, a partir de un diagnóstico social. En esta fase se definen los pasos a seguir y lo que se pretende realizar con los recursos de los que se dispone. El diseño debe incluir los siguientes puntos: portada o carátula de identificación del proyecto, origen y descripción del proyecto, esto es, la necesidad que origina el proyecto en función del diagnóstico; justificación, que son los motivos por los que se debe implantar el proyecto y los objetivos, que son el resultado del proyecto que se propone al alcanzar. Se habla de: objetivos generales (propósito general) y objetivos específicos: se plantean respondiendo a dos preguntas: qué se va a hacer y para qué se va a hacer. El quinto paso son las metas, resultado final esperado, siendo el punto de referencia para la evaluación de este. Deben ser cuantificables, calificables, realistas, alcanzables y acordes a los objetivos. Todo esto va dirigido a unos ‘’destinatarios’’, que son las personas que obtendrán un beneficio con la ejecución del proyecto, que pueden ser directos o indirectos. En cuanto a la localización, es el espacio geográfico donde se llevará a cabo el proyecto, y la determinación de tareas y la metodología que se va a llevar a llevar a cabo las mismas, utilizando recursos, con una calendarización necesaria, coordinado necesariamente, y, por último, los indicadores de evaluación que darán lugar a un producto final, resultados medibles y comprobables, que permiten medir los resultados en función de los objetivos.  

3. La ejecución o puesta en marcha de las actividades: consiste en llevar a la práctica lo planeado, atendiendo a los objetivos, actividades, tiempos y recursos.

 4. La evaluación: Es la medición de los logros alcanzados, así como la identificación de las situaciones que limitaron o favorecieron el resultado de las acciones. Esta experiencia nos servirá para anticipar errores y para el desarrollo óptimo de las actividades en futuras intervenciones.


Trabajo Social Comunitario con la etnia Seri, en el Estado Sonoro, México


Contextualizar en el área comunitaria es el primer momento de la intervención ya que este es el espacio donde se estudian los problemas o necesidades de los sujetos sociales. La planeación, ejecución y evaluación de las acciones cobran especial significado en la intervención ya que se representan el cierre del mismo proceso y que desde la óptica del quehacer profesional son las evidencias que sumadas entre sí proporcionan información de los logros obtenidos. Desde la década de los 80, la representación de TS en la Comunidad indígena Seri es una realidad. Su presencia obedece a la necesidad de conocer y promover la cultura del grupo étnico Comc’aca con el fin de difundir y conservar sus costumbres y tradiciones.

La labor de la trabajadora social Alejandrina Espinoza Reyna con la etnia Seri, durante más de 20 años, se ha orientado en una triple dimensión: – En primer lugar, introducir prácticas higiénicas y mejorar las condiciones de vida de la población, respetando su cultura y sus pautas de comportamiento. – En segundo lugar, revitalizar su idioma y sus tradiciones culturales para afrontar los retos de la subsistencia en un entorno globalizado. – En tercer lugar, favorecer la participación y la especialización profesional de hombres y mujeres. Con el fin de mantener vivas las tradiciones y costumbres de la etnia, la intervención del Trabajo Social gira en torno al fortalecimiento de la identidad cultural en los integrantes de la comunidad a través de la implementación de talleres de capacitación, exposiciones y apoyo a las fiestas tradicionales.


Redes Sociales y análisis de redes sociales (ARS)


Las redes sociales son el fenómeno emergente más significativo de lo que se denomina web 2.0, que gracias al diseño de aplicaciones orientadas a facilitar la sociabilidad online ha facilitado la eclosión global de comunicación de masas. Si diferentes individuos comparten al menos un vínculo se pueden organizar en comunidades, con diferentes objetivos. A partir de las carácterísticas básicas de las comunidades habría que profundizar en el concepto de ese espacio contextual compartido online: el ciberespacio. Las redes sociales colectivas están formadas por las redes sociales de cada persona (micro red)
, donde cada uno está en el centro de su red social. Estas redes individuales forman, por medio de los vínculos y relaciones de pertenencia, redes de nivel superior (macro redes). Así, todos formamos parte de una gran red social, pero, para estudiarla, necesitamos segmentar aquellas redes que nos sirvan como objeto de estudio a partir de las redes sociales de cada individuo. Una red social es la representación de un patrón de interconexiones entre un grupo de elementos objetos, denominados nodos, con ciertos pares de estos objetos conectados por enlaces o links. Una red es cualquier grupo de nodos en los que algunos están conectados por enlaces. A los nodos más importantes, con mayor número de conexiones, se les denomina hubs. El ARS se presenta como una herramienta analítica de doble uso, online y offline, para analizar, comprender y reformular teorías y conceptos. Para que las redes parciales crezcan, perduren y doten de sentido a las conexiones o vínculos creados entre los diferentes nodos, hablamos del valor de la conexión, que permite que el vínculo se cree y permanezca en el tiempo. Para abordar el estudio de la estructura de las redes sociales, se puede hacer desde la Teoría de los grafos. Desde la Teoría de Grafos, los nodos con alta densidad relacional representarían contactos sociales más cercanos y frecuentes, mientras que nodos con baja densidad representarían relaciones más casuales y menores contactos sociales. Para Castells, la organización en red tiene carácterísticas comunes: la flexibilidad, la adaptación y la persistencia. La diferencia entre individuos de una red se construye, por un lado, a partir del número de vínculos que cada persona posee dentro de la red o redes a las que pertenece, y, por otro lado, por la posición que ocupan, perdurando la relación o no en el tiempo.


Comunidades en tiempos de Internet


Han demostrado que la mayoría de las redes que se encuentran en la sociedad y la naturaleza, no siguen una distribución aleatoria, sino que por el contrario representan una gran concentración de enlaces en unos pocos nodos. La conclusión más interesante es que el número de enlaces por nodo sigue una distribución de ley potencial, esto es así porque las nuevas incorporaciones tienen una tendencia mayor a conectarse a nodos ya formados y con mayor número de conexiones, lo que se denomina dependencia de la red dependiente de la trayectoria. El énfasis de la investigación en el campo de la teoría de redes se ha desplazado de una perspectiva estática a una perspectiva dinámica centrada en la comprensión de la evolución de las redes en el tiempo. Una de las múltiples consecuencias de la expansión local y global de Internet es que los individuos pueden formar parte de un creciente número de comunidades de afinidad, comunidades imaginarias, comunidades personales o comunidades online a partir de sus necesidades personales.

A través de la Metáfora del mundo pequeño sabemos que estamos a seis grados de distancia máxima entre dos personas (conexión) y la Regla de los Tres Grados de Influencia explica cómo podemos influir y ser influidos (contagio) por otros.

Las redes sociales pueden reforzar dos tipos diferentes de desigualdades: una desigualdad situacional y la desigualdad posicional. Putnam considera que las relaciones de las personas dentro de las redes sociales están formadas e influidas por las áreas geográficas en las que conviven.


Capital Social


Relacionado con el número de vínculos de cada persona está el valor de esas conexiones, esto es que los enlaces entre las personas tengan un efecto real, que no sean una cuestión formal o un mero sentimiento. Es lo que podríamos denominar capital social del individuo, del grupo y de la red. Dos perspectivas divergentes: la estructuralista y la culturalista.

Tres enfoques: El enfoque relacional, el enfoque colectivo y el enfoque generalizado,

Putnam distingue dos tipos diferentes de capital social: el capital vínculo, que aparece en el momento en que los sujetos se socializan con individuos afines a ellos, y el capital puente, que permite crear lazos con los otros, con los no semejantes, con los diferentes.

Pierre Bourdieu, existen dos formas de capital: el capital cultural que es el conocimiento simbólico útil para comprender el funcionamiento del mundo y el capital social, que destaca la habilidad de las comunidades para gestionar eficazmente los recursos materiales y simbólicos que poseen para beneficio de sus integrantes. Para Bourdieu y Coleman, la habilidad de los miembros de una comunidad en movilizarse a favor de sus miembros depende de: el grado de solidaridad, cohesión e interés común; los recursos disponibles y del alcance y valor de las conexiones y alianzas con otras redes sociales. Las formas en que se distribuye el capital social son tres: cohesión social; vinculación e integración sociales.

El capital social puede ser productivo o beneficioso. Los rasgos generales alrededor de la formación de capital social negativo apuntan a los siguientes aspectos problemáticos para las redes o comunidades: las significativas restricciones que se imponen a las personas no pertenecientes a la red o comunidad, el riesgo de impermeabilidad de la red a los cambios sociales externos, la generación de dinámicas sociales negativas dentro de la red y una nivelación a la baja de la normatividad común, una notable dependencia de los nodos centrales y de mayores exigencias de lealtad hacia la red, aparición de restricciones en la autonomía y la individualidad como resultado de las demandas de conformidad a la red como sujeto intencional, comportamiento económico irracional debido a un sentido de solidaridad hacia parte de los nodos de la red y comportamiento económico irracional debido a la aversión hacia el exterior de la red.


Capital Social y redes sociales online


En los social, intermedia los usos y costumbres alrededor del intercambio de información: la infosociabilidad son más relevantes que el lugar o la arquitectura dónde se produce. Cuanta más gente se encuentre conectada online, más contactos entre personas habrá, por lo tanto, se tiende a producir un incremento de manera positiva del capital social Cuanto mayor sea la intensidad de uso de estas redes, más probable es que sea más altas sus cuentas de capital social, teniendo vínculos más estrechos con diversas redes, una mayor disposición a contribuir con la comunidad y un mayor interés en la conexión a redes exteriores. El capital social online depende de la posición de la persona en la red o redes de las que forme parte (estar en el lugar adecuado para acceder a los recursos) y de la naturaleza de los recursos de la red (comprobar si se puede o vale la pena acceder) El uso de Internet incrementa los contactos sociales y facilita la creación de vínculos al establecerse tras la comunicación online a posteriori relaciones cara a cara Los cambios en el estilo de vida de los individuos pueden afectar negativamente a su capital social al igual que los cambios de un cierto número de individuos, dependiendo de la escala de la red social, pueden modificar el capital social de sus redes sociales. El factor humano es mucho más significativo que el factor tecnológico a la hora de maximizar la creación de capital social a través de redes sociales online.


Investigar comunidades online: la Netnografía


La singularidad del ciberespacio reside en que no sólo puede hacer aspectos de la vida más fáciles, sino que abre posibilidades de comunicación y relación para individuos, grupos y comunidades, junto a formas de interactuar, que antes no eran factibles. El ciberespacio es un campo de investigación donde se accede con metodología científica. La Netnografía se presenta como nueva disciplina o como una interdisciplina para entender la realidad social que se está produciendo en el ciberespacio. Se dan tres principios etnográficos reformulados para la investigación netnográfica de comunidades o redes sociales online: los mejores instrumentos para conocer y comprender la cibercultura de una red social o comunidad online son la cultura y la emoción de otros seres a partir de la producción de sus discursos; una cibercultura debe ser comprendida a través de quiénes la viven y desarrollan, además del investigador; una cibercultura debe ser comprendida como un todo, por lo que las conductas culturales no pueden ser aisladas del contexto en el que ocurren.

Las técnicas de trabajo de campo aplicables al método netnográfico serían: observación participante, observación no participante, observación no participante encubierta, observación participante encubierta, conversación, entrevistas y la entrevista dirigida, el análisis de redes sociales (ARS), informantes privilegiados, investigaciones centradas en problemas concretos y la investigación longitudinal.

El análisis automatizado de la información propone dos horizontes temporales a la hora de abordar una investigación netnográfica a elegir en función de los objetivos de investigación: la investigación centrada en un problema o una comunidad conforme se va creando la información y la investigación de un problema o comunidad ya generado y existente (retrospectivo o histórico).

En definitiva, la Netnografía se presenta como una metodología para captar, describir, analizar, comprender y explicar mejor la multiplicidad de complejas estructuras en las que nos hayamos inmersos socialmente gracias a Internet. Esto es, desde bases científicas, captar el carácter de la organización y la generación y difusión de la información y las relaciones sociales en Internet para poder comprendernos mejor como individuos y como sociedad.


Teoría y práctica en el Trabajo Social con comunidades: dilemas y cuestiones generales


El Trabajo Social con comunidades no ha recibido la misma atención que la dedicada a otras unidades (individuos, familia, grupos), tanto en su construcción teórica como práctica. El ejercicio profesional es prioritariamente individualizado, con escasa presencia del TS en comunidades. En la práctica observamos activismo, modas subvencionables y confusión teoría, metodología, ideología y valores. Se ha caracterizado por atender sobre todo a saberes instrumentales y metodológicos olvidando aquellos que la dotan de sentido del hacer. Los modelos teóricos están relacionados con la intervención directivo vs. No directivo, tarea vs proceso, tratamiento vs reforma, directivo vs facilitador. Cada una lleva un marco referencial y determina las formas de actuación más no pueden ser considerados de modo dicotómico sino continuo y en relación con el contexto institucional, social y profesional en que sucede. Así los enfoques no son excluyentes sino complementarios. El Trabajo Social con comunidades, en su ámbito teórico, se aproxima a la sociología e incorpora elementos de la psicología social, teoría política, filosofía humanista, teoría económica, etc. Existe dificultad en la construcción teórica de un modelo único del Trabajo Social con comunidades debido a la diversidad teórica y la práctica profesional; la escasa base empírica de la práctica; las insuficientes investigaciones y la dificultad de conciliar las metas de los clientes y las instituciones para las que trabaja el profesional. El Trabajo Social Comunitario debe basar su intervención en un marco teórico que la sustente, diferenciado de la metodología, la posición ideológica y los valores que orienten su práctica, aunque esto no significa que se desvincule ni que no se encuentren interrelacionados entre sí. Al contrario, están interrelacionados, pero hay que explicitarlos.


Los fundamentos de un nuevo modelo de ‘’desarrollo comunitario’’


El movimiento reconceptualizador de América Latina se basó en el paradigma crítico, superador del determinismo económico e interesado por la dialéctica, rechazando el funcionalismo que pretendía la adaptación del individuo al medio. Así pone en evidencia los planes de desarrollo que se elaboraron desde el exterior y que ocasionaron que la comunidad no participara en estos porque propiciaba cambios que los ciudadanos no habían buscado. Desde esa crítica surgen los nuevos movimientos teóricos. Porcecansky señala que los elementos que definen el desarrollo comunitario son el trabajo participativo de los grupos comunitarios, su orientación a la mejora del bienestar colectivo y la necesidad de compatibilizar acciones de la población con la de los gobiernos locales y nacionales. La comunidad se considera sujeto de acción y el objetivo del trabajo comunitario es cambiar las estructuras sociopolíticas. Un trabajo integral y globalizador donde la educación de la población es una actividad central un proceso orientado a lograr cambios en los niveles de conciencia de los individuos a partir de procesos educativos. Las aportaciones del movimiento de la reconceptualización no eximen de cricas sobre el déficit teórico al enfatizar activismo y movilización popular dando lugar a la dicotomía entre teoría y práctica profesional.


Las aportaciones de los enfoques radicales y marxistas


El Trabajo Social radical considera que los problemas sociales no pueden ser reducidos a meros problemas psicológicos individuales, ya que eso provoca la culpabilización de la víctima. Para el TS radical, el control social, la profesionalidad y la posibilidad de realizar un cambio social crítico son ejes de su posicionamiento teórico. Las formas de actuación del Trabajo Social radical, según Payne, son a través de: • La acción colectiva: La descentralización, democratización y trabajo en equipo promueven la participación en cuestiones comunitarias y favorece la acción colectiva. • La acción con clientes: La comprensión e interiorización de la opresión por parte de los clientes favorece la autoestima y los procesos de cambio. • La acción revolucionaria: El movimiento de reconceptualización y de los activistas son ejemplos evidentes.

El enfoque marxista de Trabajo Social propone el método de investigación marxista (materialismo histórico) para explicar la opresión que generan las estructuras sociales del sistema capitalista y la relación dialéctica entre las personas y su mundo social. Los conceptos básicos de la teoría marxista son: producción, familia, clase, estado y alienación.

La teoría marxista ofrece una perspectiva del Trabajo Social centrado en el cambio social de familias, grupos y comunidades, vinculado con la clase trabajadora y desde posicionamientos políticos. Se busca la democratización de las instituciones sociales, la creación de espacios y servicios destinados a la clase trabajadora, y la adhesión a los movimientos sociales y asociaciones profesionales y sindicales para promover el cambio social. Esta perspectiva, de gran influencia en Europa, proporciona conciencia a los trabajadores sociales.

En resumen, el Trabajo Social desde los enfoques radicales, feministas, marxistas y críticos enfatizan la acción colectiva frente a la atención personal. Como críticas, señálamos la no atención de necesidades personales inmediatas o la debilidad en el tratamiento de problemas emocionales y personales, entre otras. En esta situación de crisis económica, social y política en la que nos encontramos inmersos, este modelo de TS coge fuerza al considerarse necesario para generar cambios estructurales que otorguen a la ciudadanía capacidad de decidir y de luchar por la defensa y garantía de los derechos sociales.


La potenciación y defensa: un modelo integrador humanista y existencial


Las estrategias de potenciación y defensa tienen un enfoque radical con ramificaciones humanistas y existenciales. Surgen ante la necesidad de identificar y atender a grupos de población con particulares carácterísticas y necesidades. Son racionalistas por naturaleza y presuponen la viabilidad de cambiar el entorno a favor de los clientes sociales, mientras que los enfoques radicales provocan contradicciones en la sociedad que conducirían al cambio.


Marco teórico y referencial de la potenciación y defensa


La potenciación (empowerment) es un concepto central en este modelo. Es puesto en práctica por Barbara Bryant Solomon con minorías negras), y está relacionado con la capacitación o desarrollo de capacidades y habilidades personales y sociales para asumir identidades y roles sociales satisfactorios para el sujeto. Esta potenciación tiene como fin el uso de estrategias específicas para reducir, eliminar y combatir las valoraciones negativas que los grupos poderosos de la sociedad hacen de ciertos individuos o grupos sociales. Propone intervenir en los ámbitos de la familia como contexto idóneo de apoyo mutuo. Es un concepto útil en TS relacionado con la indefensión aprendida (persona que predice que sus conductas poco pueden hacer para revertir la situación). También se relaciona con el sistema de la oportunidad deficiente aplicado por Ohlin en grupos de delincuentes en comunidades minoritarias (referida a la necesidad de que los ciudadanos se involucren en los esfuerzos colectivos para resolver los problemas y realizar actividades socialmente constructivas orientadas al cambio social de sus comunidades. La defensa tiene por objeto promover el control y la participación de los clientes en sus vidas, en su comunidad y en los servicios que reciben. Implica representar los intereses de terceros cuando son incapaces de hacerlo por sí mismos. Un punto clave es el reconocimiento de las diferencias de poder de poder que perjudican a algunos grupos negándoles el acceso a recursos incluido el derecho a participar como miembros de la sociedad. Uno de los objetivos de la defensa es asegurar que las voces y los intereses de las personas sean oídos Un concepto vinculado es la representación. La defensa implica hablar, escribir, actuar o alegar en nombre de terceras personas. Puede adoptar distintas formas: defensa de un caso (defender en nombre de otra persona recursos u oportunidades, defensa de una causa (involucrarse en cambios de política), autodefensa (que la persona encuentre formas para hablar por sí mismas), defensa de iguales y defensa ciudadana (involucrarse en el desarrollo de relaciones con clientes potencialmente aislados).


Las prácticas con comunidades minoritarias de Bárbara B. Solomón


Solomon considera que existen minorías que se encuentran en estados de impotencia (incapacidad de manejar emociones, falta de habilidades, conocimientos y/o recursos para desempeñar con efectividad roles sociales), ante las valoraciones negativas en el proceso de socialización para asumir identidades y roles de valía. Los problemas que atraviesan las comunidades minoritarias se relacionan con la ineficacia de sus residentes para influir en las organizaciones que controlan muchas de sus vidas. Sus conclusiones son:

1) Las comunidades disfuncionales son aquellas que no proporcionan los recursos adecuados para apoyar el funcionamiento social eficaz de sus residentes.

2) Las comunidades minoritarias son menos funcionales que otras comunidades debido a la falta de equidad de las instituciones, que limitan el acceso a los recursos.

3) Existe una relación recíproca entre los individuos y las comunidades, es decir, las comunidades funcionales apoyan el crecimiento individual y el desarrollo mientras los individuos funcionales apoyan el crecimiento de la comunidad y su desarrollo

4) La práctica del Trabajo Social Comunitario en las comunidades minoritarias se centra en reducir la ineficacia de los residentes de la comunidad para actuar colectivamente.

5) Puede requerir acercamientos teóricos diversos. Considera que el estado de impotencia es resultado de valoraciones negativas que producen impotencia generalizada en la persona y desigual acceso y disfrute de recursos de los grupos minoritarios.

Solomon sostiene que es necesario promover un Trabajo Social orientado al cambio de las instituciones sociales para desbloquear el acceso de los ciudadanos al poder y puedan desempeñar roles sociales dignos. De las experiencias de Solomon con comunidades minoritarias (negros e hispanos) hay que destacar sus aportaciones respecto a la gestión de los “comités de la comunidad” como “instrumentos de enlace de comunidad” adoptando el trabajador social un rol de abogacía social militante.


La potenciación y defensa como estrategias de ‘’empowerment’’ comunitario


La potenciación y la defensa son enfoques orientados al acceso de los clientes a los derechos que les asisten. Una estrategia reflexiva y crítica con raíces en Freire. Se orienta a ayudar a los clientes a superar valoraciones negativas y capacitarles para ser agentes del cambio e incidir en la resolución de sus problemas. Romper el círculo de la impotencia adquirida por falta de poder. Estamos en la era de las migraciones donde emergen grupos minoritarios que requieren respuestas integradoras orientados a realizar cambios en colectividades. Un modelo integrador de lo individual, grupal, institucional y comunitario que contempla una amplia gama de roles. Las aportaciones de Salomón permiten unir dos enfoques hasta ahora separados, el de fortalecimiento (empowerment) y la acción política.


Principios del enfoque ecológico: el modelo holístico de Germain


El enfoque ecológico se centra en las interacciones entre las diferentes unidades del sistema y de éste como un todo, proporcionando una visión holística de la comunidad. Permite el análisis e intervención con personas, familias, grupos y comunidades, instituciones y organizaciones políticas, realizando una integración de métodos y habilidades. Aborda el hábitat natural, los ecosistemas, la diversidad, continuidad, equilibrio, globalidad adaptación, bienestar, interacción y transacción. Se centra en la intervención en la persona y su ambiente, dando gran importancia al medio físico y los factores culturales. Germain al aplicar este enfoque al Trabajo Social con Comunidades advierte de seis cambios fundamentales:

  1. Ampliación de la unidad de atención cliente-profesional incluyendo el espacio de vida total. Requiere habilidades para determinar con los clientes las variables más pertinentes de intervención.
  2. Reorientación de las funciones profesionales.
  3. Nueva forma de definir problemas, necesidades y dificultades. D.
  4. Lo anterior origina cambios en el enfoque de ayuda en términos transaccionales. También incluye un enfoque nuevo respecto a la definición de los resultados transaccionales no adaptativos como la opresión e injusticias derivadas del mal uso del poder.
  5. Nuevo marco para la intervención. Armazón para la prevención primaria y promoción del crecimiento.

 Por tanto, permite un enfoque para el análisis de intervención en personas, familias, grupos, comunidades, instituciones realizando una integración de métodos y habilidades.


Una mirada transaccional para el análisis e intervención de/en la complejidad social


Transacción e interacción son dos conceptos centrales en la perspectiva ecológica:

– Transaccional: Persona y ambiente están comprometidos en intercambios constantes, “amoldándose” recíprocamente en procesos de influencia mutua, reformándose entre sí en un tiempo continuo y con resultados no predeterminados; es decir, en el sistema persona-entorno cualquier parte del sistema influye en la otra.

 – Interaccional: Configura intercambios unidireccionales entre la persona y el ambiente, es decir, la conducta de uno se convierte en la causa de la conducta del otro, sin que sea recíproca. Si pensamos interaccionalmente, tendemos a ver cadenas lineales de causa y efecto, esencialmente previsibles. En cambio, si pensamos transaccionalmente, tendemos a ver un flujo continuo de procesos fisiológicos, medioambientales y psicosociales, todos influenciándose y reformándose entre sí a lo largo del tiempo.

Los conceptos ecológicos son de naturaleza transaccional, es decir, no se refieren a la persona o al entorno por separado, sino que expresan una relación mutua. Los referentes conceptuales son adaptabilidad, tensión y protección.

La adaptabilidad se refiere al ajuste entre la persona y su ambiente. Pero este equilibrio nunca se alcanza, ya que los cambios son constantes, requiriéndose continuas adaptaciones. Los resultados negativos de las transacciones entre la persona y el entorno pueden conceptualizarse como tensión, entendida como falta de control sobre los sucesos debido a la insuficiencia de recursos. La pobreza, el desempleo, la desvalorización por otros, etc., son ejemplos de estresores. Estas son las transacciones adaptativas que llevan al crecimiento y desarrollo humano y a un adecuado funcionamiento social. Para la obtención de estos resultados adaptativos se necesitan ciertas cualidades: competencia, auto-dirección, capacidad de relación, autoestima y sentido de identidad. Aunque son procesos vitales universales, estas potencialidades, para transformarse en capacidades, requieren de estímulos medioambientales, denominados “nutrientes”, que son: las oportunidades del entorno, el respeto social y el poder.


Comunidades y ciudadanos competentes: la calidad de vida comunitaria


Las transacciones no-adaptativas de la comunidad con el ambiente pueden provocar tensión. Dicha tensión puede ser el resultado de las transacciones de la comunidad con el ambiente externo, produciendo pobreza, explotación o servicios inadecuados. O bien puede ser interna, al ocurrir en su seno, es decir a través del choque o por crisis en la comunidad. Ambas tensiones pueden ocurrir simultáneamente. Son los miembros individuales y las organizaciones quienes pueden arbitrar mecanismos para enfrentarse a las tensiones, bien por acciones individuales, bien por una organización grupal o colectiva que influya o proporcione directamente recursos de protección. Cuando los miembros de la comunidad disponen de recursos personales y medioambientales para cubrir con éxito las demandas, nos encontramos ante una comunidad organizadora, facilitadora de oportunidades a sus miembros, que crece y se desarrolla (comunidad competente). Por el contrario, cuando la comunidad no puede enfrentarse a la tensión, puesto que sus miembros no disponen de recursos para hacerle frente, estamos ante una comunidad desmoralizada y desorganizada (comunidad incompetente). El TS promoverá un proceso educativo para que la comunidad desarrolle las habilidades necesarias. La capacidad de auto-dirección en la comunidad se vincula directamente con el empowerment que logre su ciudadanía. Además, deberá contribuir en la creación de cauces de comunicación y participación entre grupos y organizaciones dispares con el fin de proporcionarles intercambios competentes de apoyo emocional, instrumental y de recursos específicos.


Trabajo Social en redes sociales colectivas


El Trabajo Social en redes parte de que los sistemas de apoyo comunitario (líderes, grupos, organizaciones…) son colaboradores necesarios, por lo que es necesario identificarlos para ayudar a ampliarlos, fortalecerlos, mediar y colaborar con ellos. Las personas, para llevar una vida satisfactoria, dependen de los sistemas de su entorno social, por lo que el Trabajo Social debe involucrarse en el análisis e intervención de dichos sistemas, integrando lo individual y lo colectivo. Pincus y Minahan, distinguen tres clases de sistemas de ayuda: Informales o naturales, formales y socializados.

Las relaciones entre el Trabajo Social y los sistemas pueden ser: colaboracionistas (finalidad compartida), negociadoras (necesidad de alcanzar acuerdos) y conflictivas (intereses contrapuestos). Las redes, entendidas como capacidad de aportar ayuda, proporcionan un enfoque circular que integra el contexto sociocultural y económico en la resolución de los problemas.

Villalba sugiere un trabajo social en clave de red social que precisa de identificación y análisis de los sistemas de apoyo de la comunidad y de los profesionales. Hay que saber los apoyos de una comunidad tanto reales como percibidos, potenciales y disponibles. Respecto a los sistemas de apoyo profesionales la supervisión profesional nos proporciona marcos para un Trabajo Social reflexivo y capacitante.


Modelo de desarrollo de la comunidad local


Este modelo señala que el cambio comunitario se debe buscar mediante la participación de un amplio espectro de personas, grupos y entidades a nivel local, incluyendo a desfavorecidos y estructuras de poder, en la determinación de objetivos y toma de acción cívica. El desarrollo local fomenta el constructivismo comunitario promoviendo dos aspectos esenciales: la competencia comunitaria (la habilidad para resolver problemas de manera autónoma) y la integración social (las interrelaciones armónicas entre diferentes grupos raciales, étnicos y sociales). El liderazgo surge desde dentro y la dirección y control están en manos de la gente de la localidad. Estilo comunitario humanista (ayudarlos a ayudarse) enfatizando técnicas habilitadoras no directivas. El Trabajo Social adopta papeles de facilitador, catalizador de conflictos, coordinador y capacitador en habilidades para la resolución de problemas. Se parte de la comunidad geográfica en la que se reconocen intereses comunes y diferencias apreciables. El modelo asume que los conflictos que surgen entre los distintos grupos de interés pueden manejarse de forma constructiva. Anima a las personas a expresar sus diferencias con libertad. Pretende usar el debate y la comunicación para llegar a un consenso sobre los problemas y encontrar las estrategias para solventarlos.


Modelo de planificación social


Este modelo recoge el contenido tradicional de la organización comunitaria como método de TS, implica la resolución racional e intencionada de los problemas y un cambio controlado. Enfatiza el proceso técnico de planificación y resolución de problemas sociales de la comunidad, definidos por los técnicos que controlan el cambio. Los objetivos del modelo son: resolver problemas sociales identificados y establecer y repartir los bienes y servicios.

En este enfoque, la participación de la comunidad varía mucho, dependiendo de la actitud de ésta hacia los problemas.

El estilo es tecnocrático y la racionalidad es el ideal y lo dominante. Propone que el cambio en un ambiente moderno complejo requiere planificadores expertos que mediante competencias técnicas son necesarias para mejorar las condiciones sociales. Se basan en la evaluación de necesidades, análisis de decisiones, técnicas Delphi y herramientas estadísticas sofisticadas.

Las funciones de los planificadores son recopilar hechos, analizar datos y diseñar e implementar el programa. En este enfoque el cambio es conocer los hechos y adoptar el siguiente paso lógico. Desde una perspectiva crítica separó a los profesionales de beneficiarios y creó una división en la práctica de la organización comunitaria.

Este modo racionalista de resolución de problemas sociales presenta dos limitaciones: la intensificación de políticas para grupos de votantes y de grupos de interés y de influencia en la toma de decisiones y las posiciones y actitudes a la racionalización/recortes del gasto público han desplazado a la planificación desde una instancia de optimización a un mero conformismo con lo posible.

Los trabajadores sociales, según este modelo, se autodefinen como expertos, precisan disponer de una formación en tareas técnicas: recopilar, analizar e interpretar datos; gestionar estructuras y organizaciones, dirigir reuniones y emitir informes técnicos. A menudo les falta preparación en el proceso de interacción y evitan desarrollar líderes endógenos al considerarlos “competencia”. En lugar de ello imponen los valores propios en la comunidad objetivo.


Modelo de acción social


Surge como alternativa radical al modelo de “desarrollo comunitario” siendo sus referentes teóricos el radical/crítico y/o marxistas basados en la teoría del conflicto. Este modelo asume que las situaciones de desigualdad social son consecuencia o resultado de unas estructuras jerárquicas y desequilibradas del poder. La participación es el valor fundamental en este modelo, que trabaja con grupos y organizaciones que tratan de modificar las políticas institucionales e introducir cambios en la distribución de los recursos y del poder. El cambio se produce organizando a los sectores más desfavorecidos en un cuerpo unificado capaz de ejercer influencia sobre los que ostentan el poder. El Trabajador social adopta un rol activista con funciones de defensor, agitador, activista y negociador entre otras, utilizando técnicas de confrontación y habilidades para dotar a los grupos desfavorecidos de las destrezas necesarias para lograr impacto en las altas esferas de poder. El trabajador social promueve coaliciones entre los grupos y entidades con el objetivo de conseguir mejores resultados. Para ello, se requiere de habilidades para el manejo de grandes grupos y procesos de influencia en las decisiones políticas. La atomización de grupos, la competencia entre ellos provoca que los profesionales deban de invertir energía para conseguir aunar esfuerzos entre ellos. El enfoque de acción social ha sido usado por activistas del SIDA, organizaciones feministas, homosexuales, minorías étnicas, etc. Es un modelo basado en la acción con los segmentos más desventajados. Actualmente sigue siendo una estrategia válida.

Rothman y Tropman, a partir de la práctica comunitaria identifican un conjunto de variables que diferencian los modelos de intervención comunitaria. Esta matriz tiene gran poder de análisis, pero en la práctica se entrecruzan los asuntos y prácticas comunitarias siendo difícil encontrar un modelo en estado puro.


Los modelos de desarrollo programático-coordinación de servicios y comunidad enlace


Taylor y Roberts identifican cinco enfoques en el Trabajo Social Comunitario: el modelo de desarrollo de la comunidad local, el modelo de planificación social y el modelo de acción social, a los que se añade:

– El desarrollo programático y coordinación de servicios. Presenta rasgos de la planificación social como: detección de necesidades, diseño y desarrollo de programas y servicios, diferenciándose de aquélla en su compromiso en los procesos de mediación social, organizacional y política. El cambio social compromete a un amplio abanico de intereses políticos y organizaciones con los que es preciso establecer consensos. Los clientes del trabajador social son profesionales e instituciones de las que estos dependen. Se trataría de un trabajo indirecto. Se encuentra interesado, a su vez, en las comunidades más débiles, para promover nuevos servicios y lograr la cooperación entre los existentes.

 – La uníón comunitaria o comunidad-enlace. Pretende integrar formas de intervención macro y microsocial, lo que supone una orientación holística en la intervención comunitaria. Reconoce la necesidad del trabajo social para intervenir a los dos niveles: medioambiental e intrapersonal.

Hay 3 niveles diferentes e interrelacionados en los que podemos contrastar este modelo.:

  • Trabajo con poblaciones de clientes específicos o en un área geográfica determinada.
  • Intervención terapéÚtica centrada en los problemas de sus clientes.
  • Diseño y dirección de proyectos especiales en la comunidad que involucran a diferentes instituciones, clientes, zonas y sectores poblacionales a partir de la conformación de equipos profesionales.

 Este modelo requiere tres consideraciones interdependientes: Compromiso de las instituciones y actores en el cambio; Competencia y Legitimidad.


Una propuesta de construcción multimodal e integradora para el Trabajo Social con Comunidades


La práctica profesional y académica nos demuestra que los modelos originales de Rothman y Tropman conviven y se entrecruzan en el tiempo y en el espacio permitiendo construir múltiples enfoques multimodales.

Desde la perspectiva multimodal concebimos la comunidad, a la vez, como contexto, sistema y proceso para el cambio social.

Los tipos de modelos analizados no son excluyentes mutuamente, pueden mezclarse.

Las posibles mezclas bimodales que surgen al cruzar dos estrategias de intervención comunitaria son:

1) Acción Social / Planificación Social: La acción social asociada a la planificación social se ilustra en organismos que defienden intereses colectivos específicos. A la vez, emprenden actuaciones vinculadas con la planificación social. La acción/planificación con énfasis en la acción social la encontramos en organizaciones orientadas al cambio de los sistemas pero que precisan incorporar informes basados en datos y análisis de políticas de la planificación. La acción/planificación con énfasis en la planificación social la encontramos en actores políticos o profesionales vinculados con los anteriores que utilizan los resultados de investigaciones e informes para introducir reformas sociales.

2) Acción Social / Desarrollo Local: Se trata de buscar el cambio sociopolítico, la eliminación del poder y los privilegios de unos pocos frente a la mayoría (acción social) mediante procesos democráticos, buscando consensos y respetando y promoviendo las habilidades de los participantes para el desarrollo personal y local (desarrollo local). La acción social se relaciona con la necesidad de que los ciudadanos sean actores capaces de lanzar iniciativas que conduzcan al progreso socioeconómico de la comunidad.

3) Planificación Social / Desarrollo Local: Como planificación social, disponen de los recursos técnicos necesarios para la adopción de decisiones orientadas a objetivos concretos. Como desarrollo local, se concibe que los ciudadanos participan en la mejora de las condiciones de vida.


Redimensionando prácticas comunitarias y construyendo teorías de cambio social: conclusiones y tendencias


El Trabajo social Comunitario no puede fragmentar la realidad, sino que debe integrar en una unidad de análisis las dimensiones individual- colectiva con el objeto de promover estrategias de intervención naturales.

El Trabajo Social Comunitario supone ser más ecológico, incorporar el medio en el que se encuentran las personas con las que trabajamos y los recursos que puedan existir. Es preciso vincularse con un Trabajo social Comunitario contemporáneo que supere al tradicional. Es decir, un modelo que requiere ponerse en el lugar de las personas, grupos o entidades, tener en cuenta sus aportaciones, identificar y analizar los núcleos relacionales existentes y potenciales, descubrir intereses compartidos y contrapuestos, esto es, una mirada más realista, relacional y posibilista orientada a la construcción de identidades y realidades comunitarias creativas. Podemos intervenir desde lo individual a lo colectivo y viceversa.

En el primer sentido es situar a la persona en los diversos grupos a los que pertenece. Uso y disfrute de los recursos y también el entorno más dinámico-cultural. A su vez es necesario vincular la persona con sus redes de relaciones.

En segundo lugar, lo colectivo se apoya en unidades grupales, las cuales se encuentran compuestas de personas y cada una aporta sus competencias. Es preciso vincularse a un Trabajo social Comunitario contemporáneo superando el tradicional. Requiere ponerse en el lugar de las personas, grupos y entidades.

Por último, hay que incidir en la necesidad de sistematizar la práctica como proceso de producción teórica, o bien como mecanismo de validar la teoría. El profesional tiene que basar su intervención en un marco teórico referencial que la sustente. No supone adoptar posiciones ideológicas neutras.


Fundamentos teóricos que sustentan y orientan el proceso metodológico: ‘’la brújula’’

Precisar las bases sobre las que se intervienen favorece la construcción y validación de modelos teóricos desde la misma práctica, aspecto fundamental en la construcción de toda disciplina.La teoría ecosistémica (sistemas+ ecología+ medio ambiente), la teoría de potenciación, defensa, influencia y poder nos aportan el marco. Actualmente, se están desarrollando dos perspectivas como base teórica para el TS con comunidades.

La primera, basada en los sistemas sociales, y trata sobre las interacciones funcionales de las organizaciones, las burocracias y las comunidades, con especial énfasis en las funciones de los sistemas: la adaptación y el crecimiento, el logro de objetivos, el mantenimiento del sistema y la integración/cohesión.

El segundo enfoque se basa en una perspectiva ecológica que nos permite una visión holística e integradora de la comunidad. Un encuadre ecosistémico que nos introduce en la estrategia de intervención comunitaria en redes sociales basado en su identificación, análisis e intervención dinámica en red en el ámbito local. Vinculado a este marco destacamos un marco de corto alcance: la teoría no directiva, la teoría de la motivación, necesidades y capacidades, Desarrollo humano sostenible, la dinámica de grupos y el conflicto como elemento de cambio.

La teoría no directiva y de las capacidades permite concebir a los grupos con capacidades y habilidades, precisando descubrirlas para ser sujetos activos de su propia realidad. La intervención comunitaria basada desde estos fundamentos teóricos se orienta a satisfacer las necesidades sentidas, convirtiéndose éstas en motores de la sensibilización/concienciación individual, grupal y comunitaria y su transferencia a una acción colectiva. Un Trabajador social con comunidades centrado en los procesos y en las tareas de los grupos y las organizaciones comunitarias en una doble dirección: consecución de una adecuada cohesión interna, contribuyendo a que los grupos y las organizaciones encuentren cauces de conciliación entre objetivos y necesidades individuales y grupales, mediante estrategias de dinámica de grupos, por tanto orientado a la construcción de contextos competentes; y realización de acciones dentro de un marco temporal determinado, orientadas a la consecución de objetivos apoyando a los grupos para conseguir una productiva proyección externa.


Una metodología para impulsar cambios sociales sostenibles y autónomos en el complejo universo relacional: los


Se trata de una metodología que apuesta por el cambio social a través de la investigación-acción participativa de los actores implicados en particular y de la ciudadanía en general.

 La comunidad, los grupos y las organizaciones pasan a ser sujetos activos y reflexivos-creativos de la investigación, la planificación y la acción social.

Se trata de un modelo de intervención comunitaria orientado a transferir los conocimientos formales a las personas, los grupos y organizaciones para que éstas adquieran las habilidades necesarias para identificar las causas del malestar, definir las necesidades, buscar soluciones, valorar y elegir la más adecuada, determinar cómo se ejecutará la acción, ejecutar lo planeado, evaluar el grado de satisfacción respecto a los objetivos alcanzados e innovar acciones futuras. En este proceso, el sujeto desarrolla sus capacidades, a la vez que proporciona al profesional el conocimiento que éste precisa. Esta retroalimentación entre profesional y sujetos crea una relación entre Trabajador Social y grupos/organizaciones que se caracteriza por la interdependencia y cooperación.

El proceso metodológico se plantea a partir de objetivos centrados en la tarea y en el proceso. Los primeros, orientados a la consecución de tareas con resultados tangibles y, los segundos, vinculados a la creación e impulso de estructuras comunitarias que permitan su autodeterminación (denominadas grupo/red motor de desarrollo local).


Caracterización y enlace con la comunidad


Se diseñan unas líneas estratégicas y flexibles de acercamiento a la realidad comunitaria que conlleva dos estrategias simultáneas. La primera orientada a la exploración y descripción de la comunidad a través de un procedimiento indirecto de recogida de información y, la segunda, a la identificación de las necesidades sentidas y de las redes relacionales existentes en el territorio

Es fundamental atender y cuidar aspectos prácticos: detectar-percibir la imagen que del Trabajo Social tiene la población y de la institución y equipos, cuidar los primeros contactos, generar redes, la ciudadanía y sus grupos/organizaciones deben conocer lo que hacemos y pretendemos, cuidar y adaptar las formas externas a las diversas realidades, aprender a observar la cotidianeidad comunitaria…etc.

La caracterización de la comunidad conlleva tres objetivos de conocimiento: conocer y analizar el contexto institucional y profesional desde donde implementa la investigación-acción el/la trabajador/a social, caracterizar la singularidad de la comunidad e identificar, conocer y describir las zonas y colectivos de especial atención. Se persigue identificar los centros de interés, oportunidades y situaciones de dificultad que puedan convertirse en punto de partida de análisis e intervención comunitaria, con un doble sentido: provocar insatisfacción en la población y ser capaces de movilizar a personas y grupos a encontrar soluciones colectivas y provocar cambios en la realidad comunitaria. Se iniciará la investigación-acción, mediante un proceso constante de contacto con el territorio y sus habitantes, en un doble sentido: objetivo e intersubjetivo.

Los aspectos objetivos e intersubjetivos de la realidad comunitaria lo conocemos mediante la aproximación directa a los espacios públicos y privados. Dos objetivos generales, por una parte, los de conocimiento y, por otra, los de proceso.

Las técnicas y protocolos recogida de datos son, esencialmente, cualitativas, aunque también condicionadas al tamaño de la de población: entrevistas semiestructuradas, dirigidas a conocer el funcionamiento interno (preguntas cerradas), proyección externa y percepción de la comunidad (preguntas abiertas), entrevistas abiertas destinadas a personas anónimas, líderes y personas clave, grupos de discusión u otras técnicas que faciliten la interacción personal y la observación. Las decisiones muéstrales precisan considerar el aspecto cuantitativo y cualitativo.


Análisis estratégico


El análisis estratégico se define como un proceso que implica identificar y conceptualizar las necesidades sentidas por la comunidad, sus causas y evolución a lo largo del tiempo, así como los factores condicionantes y de riesgo, sus tendencias previsibles y las potencialidades de desarrollo.

Es un proceso que requiere dos estrategias concatenadas: permite la jerarquización de las necesidades y el establecimiento de las estrategias de intervención a seguir y su viabilidad.

El análisis de las situaciones problema supone uno de los ejercicios más complejos debido a la multiplicidad de los problemas. Para ello, se requiere de la elaboración de un diagnóstico, primero exploratorio, con la finalidad de prospección e imagen general y después orientado al análisis de las necesidades (descriptivo-explicativo).

Conceptualizar e interpretar las problemáticas con las redes sociales e institucionales consiste en describir y explicar los hechos sociales y sus interrelaciones desde una perspectiva multidimensional. Posteriormente, se podrán jerarquizar los problemas tras analizarlos.  Después se estudiarán las alternativas de solución y la viabilidad de llevar a cabo las estrategias de intervención, así como las probabilidades de éxito. Generando escenarios para identificar debilidades, amenazas, fortalezas y debilidades.

Una intervención es factible cuando es capaz de resultar operativa siendo preciso estudiar y evaluar posibilidades de éxito en su implantación y desarrollo. La factibilidad viene dada por varios factores: legal (respetar el orden jurídico y normativo), política (voluntad, apoyo, decisión política de hacerlo), económica, potenciar redes, sostenible, técnica (usar y aplicar la tecnología necesaria), ética, aceptable por los actores que participan en su resolución.

Analizar la viabilidad de las estrategias con el grupo motor supone revisar si las alternativas seleccionadas son viables en la práctica. Para elaborar estrategias de intervención se pueden usar técnicas como grupos Nominales, grupos de Creación participativa, Phillips 66… pero esta fase tiene como objetivo de proceso el consolidar el grupo motor favoreciendo la emergencia de líderes endógenos.


Formulación y formalización de la intervención


Se trata de articular y acordar los fines y objetivos a los que se dirige la intervención. El Trabajador social formalizará con los sujetos sociales la intervención a realizar.

Las condiciones para elaborar una adecuada planificación:  objetivos posibles, medibles, específicos, concretados en acciones temporalizadas y con responsables de ejecución; medios y recursos disponibles y eficaces; acciones integrales y transversales; precisión en el sistema de evaluación e indicadores que permitan retroalimentar la investigación-acción y adoptar decisiones; favorecer la participación; y mejorar el bienestar y los procesos de desarrollo local.

En esta fase el objetivo profesional centrado en el proceso es el de fortalecer al grupo motor. Es fundamental que el diseño de la planificación sea formalizado por el grupo/red. La programación persigue capacitar a los líderes, grupos y organizaciones locales para que puedan promover cambios de forma autónoma y resolver por sí mismos las dificultades, mediante compromisos y acuerdos entre los grupos y redes locales, donde el trabajador social posee un rol de asesoramiento técnico cuando se requiera.

Es deseable la participación activa de todos los miembros del grupo/red en la elaboración de objetivos, centrados en la tarea, que deberán ser: específicos y aceptados por todos los actores sociales; pequeños para poder ser llevados a cabo, pero grandes para conseguir un sentido de logro; acordes a las metas y valores del grupo; atractivos para obtener compromiso, cooperación e inversión de tiempo; limitados en el tiempo; susceptibles de ser evaluados y medidos.


Implementación de la propuesta de intervención comunitaria


El objetivo es impulsar, fortalecer y consolidar procesos de participación ciudadana, organización comunitaria, coordinación interinstitucional e intervención colectiva de las situaciones de dificultad. Se trata de ejecutar las estrategias, programas y proyectos, fortalecer la identidad y el sentido colectivo de la comunidad, consolidar el grupo/red de desarrollo, organizando grupos productivos y líderes endógenos, mediante procesos de autocapacitación. La intervención comunitaria está orientada a generar cambios sociales e influir en procesos institucionales y políticos. Importante iniciar la intervención comunitaria con actuaciones fáciles que aseguren éxito, lo que provocará la motivación de los ciudadanos. Es un nivel de acompañamiento, supervisión y coordinación de grupos y procesos, evitando duplicidades y activismos. Las actividades a emprender en esta fase son tan diversas como proyectos se vayan a implantar. El profesional trabaja con subgrupos y redes: entrevistas, encuentros, asambleas, talleres de sensibilización… Las competencias del trabajador social son operativizar actividades en tareas, fomentar relaciones comunitarias, facilitar la comunicación entre actores, coordinar acciones, grupos y organizaciones, ejercer liderazgo, ejecutar, evaluar y supervisar proyectos y actuaciones, etc. Hay que destacar la habilidad de utilizar la supervisión de manera creativa.


Evaluación, validación y/o reformulación del modelo de intervención


El objetivo es evaluar la intervención comunitaria y elaborar un modelo de gestión sostenible y duradero, a partir de contrastar el escenario inicial y el logrado. La evaluación se encuentra presente en todo el proceso.

Al final se evalúan los resultados, con el fin de aprender y transferir el conocimiento a la comunidad local y científica. La evaluación tiene que ser: útil (los resultados deben mejorar los programas y servicios); práctica (ya que está vinculada a la acción); realista (en función de los recursos disponibles), participativa; creativa (mediante la innovación en técnicas y procedimientos); y objetiva. Una vez que se ejecutan las acciones, hay que recopilar, sistematizar, clasificar y analizar la información procedente de los instrumentos de registro y medida. Los primeros documentan el proceso y las acciones y permiten recoger sistemáticamente la información. Con los segundos conoceremos cuantitativamente y cualitativamente el objeto específico de intervención antes y después de ella. Los indicadores tienen que prestar ciertas constantes: pertinencia, adaptabilidad y sencillez.

Existen dos tipos de evaluación: interna y externa. En la interna, es imprescindible que participen todos los actores sociales, ya que de esta manera atenderemos a objetivos de tarea y de proceso.

Es aconsejable realizar una evaluación externa, tanto desde la opinión de expertos ajenos al proceso como de los ciudadanos locales. Es fundamental reconocer y recompensar los esfuerzos y las actuaciones emprendidas por las personas y entidades involucradas. El éxito logrado proporciona un sentido de realización, una nueva percepción del problema y una confianza renovada en su capacidad para manejar problemas futuros. El grupo/red motor presentará el Informe Final de Resultados, el cual deberá describir: el proceso de evaluación realizado, los resultados obtenidos, las principales conclusiones, las recomendaciones a la población y sus instituciones respecto de las decisiones a adoptar, orientadas a la construcción de futuros proyectos. Las competencias y habilidades profesionales en esta fase son, entre otras: analizar e interpretar la información y documentación, evaluar acciones, procesos, resultados, impacto y modelo de intervención, apoyar a los grupos productivos a construir escenarios futuros, etc.


El Trabajo Social con comunidades en el sistema de servicios sociales


Es el ámbito más habitual donde se concentran la mayoría de experiencias de intervención comunitaria “puras”. La atención primaria constituye el cauce normal de acceso al sistema de servicios sociales y prestan una atención integrada y polivalente al ciudadano y a su entorno familiar y social, proporciónándoles apoyo social.

Entre sus objetivos principales está el reforzamiento de la comunidad. De otro lado, los servicios sociales especializados se dirigen a aquellas personas o colectivos que, por sus condiciones de edad, sexo, discapacidad, u otras circunstancias, precisan de especial protección social por medio de recursos o programas específicos. En este nivel, la intervención comunitaria se centra en fomentar el asociacionismo y se interviene principalmente a través del Tercer Sector.

El objetivo general del TS con comunidades en el sistema de servicios sociales es el impulso de la acción colectiva para satisfacer necesidades. Las principales actuaciones del trabajador social son: realizar investigaciones básicas sobre aspectos epistemológicos de la disciplina y divulgación científica de las experiencias, formular planes, proyectos, programas, prevención, detección de situaciones emergentes, evaluación de resultados en relación a objetivos identificados, capacitación a la comunidad para actuar de manera organizada, que ella sea capaz de responder a necesidades. Así se contribuye a fomentar la ciudadanía activa mediante el “empowerment” comunitario y garantía de derechos sociales, promoción y dinamización de participación comunitaria, mediación en conflictos, participación y apoyo en la incorporación de las políticas sociales de forma transversal en las actuaciones generales de la administración correspondiente abogando por políticas sociales justas y articulación de trabajo en la red.

En cuanto a los equipamientos donde se desarrolla el TS con comunidades, se puede identificar como fundamental los Centros de Acción Comunitaria (espacios de participación y colaboración social del y para el barrio, donde se ofrece una atención a los colectivos desde su propio entorno convivencial.

Para el desarrollo de la intervención comunitaria dentro del sistema es necesario un trabajo sistemático de colaboración. Utilizar todo tipo de recursos sociales existentes para intervenir de manera conjunta.


El Trabajo Social con comunidades en el sistema de salud


La línea de intervención que define el Trabajo Social en este ámbito es la prevención, educación y promoción de la salud, así como el fomento de la red social de apoyo. Los profesionales del TS se adscriben a equipamientos sanitarios públicos (por ejemplo, hospitales), centros residenciales, asociaciones, mutuas y empresas privadas que presten servicios de sanidad.

 La diversidad de disciplinas profesionales dentro en el ámbito sanitario (médicos, enfermeros, psicólogos, TS) favorece la integración, pero también mayor se da mayor complejidad. Por ello, es necesaria una distribución adecuada de los roles, que permita la complementariedad de funciones junto al intercambio de recursos.


El Trabajo Social con comunidades en el sistema educativo


El Trabajo Social comunitario encuentra su justificación en la propia Ley Orgánica de Educación 2/2006, de 3 de Mayo, al señalar como uno de sus principios fundamentales la calidad y la equidad; destacando la atención a la diversidad como un principio, y no sólo como una medida.

Atendiendo a los fines del sistema educativo, a la necesidad de conocer la comunidad donde se insertan los centros educativos y de que éstos sean inclusivos y acojan a colectivos diferentes y desiguales, el trabajador social tiene que formar parte, ejerciendo sus funciones tanto en la educación formal (equipos de orientación psicopedagógica, educación social, etc.) como no formal (por ejemplo, actividades formativas para determinados sectores de la población).

El Trabajo Social con comunidades aborda la realidad desde una perspectiva globalizadora, y tiene como funciones principales la prevención y asistencia en temas como el absentismo y el fracaso educativo, la integración de inmigrantes y colectivos desfavorecidos, la detección de malos tratos y abusos sexuales, la mejora del clima de convivencia, etc.

Respecto a los equipamientos donde se llevan a cabo estos objetivos los Centros de Atención Infantil y Primaria (CEIP), Centros de educación Secundaria (IES), Centros de Educación Especial, Centro de Educación de Adultos, entre otros. Es muy importante su labor de coordinación con otros profesionales del ámbito educativo u otros.


El Trabajo Social con comunidades en el ámbito de la justicia


El ámbito judicial-penitenciario relaciona al Trabajo Social con la gestión de penas alternativas de arresto de fin de semana y trabajo en beneficio de la comunidad, así como la participación en las medidas de seguridad privativas de libertad y el seguimiento de las penas impuestas y las medidas que imponen los Servicios Sociales penitenciarios.

Las prácticas comunitarias se orientan, fundamentalmente, a la prevención terciaria desde una perspectiva psicosocial. Sus funciones son:

-Investigar para elaborar programas de seguimiento de medidas en medio abierto alternativas a prisión.

 -Colaboración cuando se le requiera en el Consejo Social Penitenciario.

 -Fomento de la participación de asociaciones y personas voluntarias en talleres y actividades.

-Potenciación de la labor externa de servicios sociales favoreciendo el acceso de los usuarios a estos servicios.

 -Impulso de proyecto de trabajo en beneficio de la comunidad.

-Colaboración con entidades para reinserción y reeducación.

-Difusión de buenas prácticas.

En relación a los equipamientos: Centros penitenciarios, CIS, Juzgados, Unidades de madres, comunidades terapéuticas extrapenitenciarias, etc., aunque, principalmente, la intervención comunitaria se desarrolla desde los Servicios Penitenciarios Externos. Es muy importante la coordinación entre profesionales, y también con el Tercer Sector y las empresas sociales.


El Trabajo Social con Comunidades en el ámbito de la vivienda-hábitat


El fin último del Trabajo Social es contribuir a la construcción de un discurso social sobre la vivienda y la lucha por un alojamiento digno. Señálamos como fundamentales:

-Estudios sobre chabolismo, infravivienda, accesibilidad.

 -Programas de dinamización comunitaria de barrios de nueva construcción.

-Participación en la formulación de los proyectos de reasentamientos poblacionales.

-Mediación vecinal cuando existan dificultades para llegar a acuerdos.

-Formación y capacitación de las personas que acceden a vivienda normalizada si hay indicadores de vulnerabilidad.

-Implicación en las plataformas reivindicativas de apoyo a las personas en procesos de desahucio. Son fundamentales la colaboración entre Administraciones públicas y Entidades sociales, no solo porque los objetivos sean los mismos sino porque la coordinación y cooperación entre agentes privados y públicos permiten aprovechar sinergias.


La mediación comunitaria como ámbito de intervención


La mediación comunitaria aporta un sistema de gestión de los conflictos que facilita la negociación, mediante la participación directa de las personas que están implicadas en el conflicto.

Con el apoyo de un mediador neutral, intentan encontrar una solución satisfactoria a los intereses de las partes. Los dos grandes objetivos que se persiguen desde un servicio de mediación comunitaria son:

 – El fomento de la convivencia: Persigue la prevención del conflicto y la construcción de una sociedad participativa.

 – La participación ciudadana: Persigue favorecer, potenciar e incrementar la presencia de la población en los espacios sociales e institucionales del ámbito local.

Las vías de participación pueden ser individuales o grupales. Los ámbitos de actuación del Trabajo Social en el contexto de la mediación comunitaria se agrupan en dos niveles de actuación: prevención-sensibilización y gestión de los conflictos:

  • Prevención-sensibilización: Sus actividades son fundamentales para la difusión de la información y participación comunitaria.
  • Gestión de conflictos: El propósito básico es el de actuar en una controversia entre personas o grupos de la comunidad. Se pretende que ciertos tipos de controversias se resuelvan sin tener que llegar a un tribunal, así como que se fomente la participación de las personas en la solución de sus problemas. En el proceso de gestión de conflictos comunitarios pueden estar involucrados dos (bilateral) o más partes (multiparte).

Las personas y los grupos pueden encontrar en la intervención del Trabajo Social Comunitario no sólo la generación de proyectos o apoyos a la consecución de recursos, sino también una vía de gestión de sus diferencias, así como de participación ciudadana.

Los servicios de mediación pueden apoyar la (re)construcción social potenciando el empoderamiento de los grupos, la discusión constructiva entre ellos y la superación de sus diferencias para la consecución de una mejor convivencia y, en definitiva, de una mayor bienestar social, finalidad última del Trabajo Social.