Modelos explicativos del maltrato infantil

1. Modelos explicativos del maltrato infantil

1.1. Modelo psicológico

Este modelo no está exento de críticas. Por una parte, en ese intento de caracterizar los rasgos de la personalidad de los padres maltratantes se construyen tipologías en las cuales también se podrían situar padres que no son abusivos. Además, el análisis de los datos nos revela que son relativamente bajos los casos en los que el maltrato es directamente atribuido a causas individuales (alrededor de un 10%). Para algunos autores, el etiquetado y la patología individual del maltrato infantil es un alejamiento del verdadero problema existente: el maltrato social. El maltrato no es un indicador de problemas individuales o familiares, sino que es un indicador de problemas sociales.

También ha sido cuestionada la supuesta transmisión intergeneracional del maltrato infantil, dado que nos encontramos con padres que en su infancia fueron maltratados, pero que han roto ese círculo aparentemente cerrado de la transmisión del maltrato, de forma que no necesariamente el maltrato en la etapa infantil implica un posterior maltrato a sus hijos.

1.2. Modelo sociológico

Las críticas al modelo anterior dieron lugar al modelo sociológico que, como contraste, pone el énfasis en el contexto social como forma de explicación del maltrato. Desde esta perspectiva, existen una serie de factores externos que pueden provocar la violencia en la familia. Esta violencia sería el resultado de la reacción al estrés provocado por el medio social. Así se señalan como factores desencadenantes la falta de recursos económicos, el desempleo, la falta de vivienda, el hacinamiento y el aislamiento social, entre otros. De la misma forma, se señala la influencia de los aspectos culturales en el desarrollo de conductas maltratantes, ya que la violencia familiar puede ser motivada por un aprendizaje social dado que nos encontramos con una sociedad que acepta la violencia como norma educativa e incluso acepta la violencia dentro de la familia con mucha mayor permisividad de lo que la acepta fuera de ella.

2. Teorías que analizan la interacción entre los miembros de la familia

Según estas, las tensiones o conflictos de la pareja pueden desembocar en situaciones de maltrato. De la misma forma, nos encontramos con padres que tienen expectativas hacia sus hijos que no se ven cumplidas y a los que responsabilizan incorrectamente de una supuesta conducta inadecuada. Así, hay estudios que se centran en las características del niño como forma de fomentar la aparición de situaciones maltratantes. No podemos olvidar que la actitud y el comportamiento de los padres influye en los hijos y viceversa.

Dentro de estas teorías nos encontramos con la Teoría del vínculo, de Bowlby (1973), quien define el vínculo como un “hipotético constructo indicando un lazo emocional que una persona se forma respecto a otra, vinculándoles tanto en el espacio como a lo largo del tiempo”. Estos vínculos que se dan en las relaciones familiares son distintos en función de la etapa evolutiva del niño. Lo importante es que los vínculos que el niño establece con las personas responsables de su cuidado son determinantes para su desarrollo futuro, influyendo tanto en la propia imagen del menor como en su adaptación al medio, así como en la calidad de sus relaciones con los otros.

Para Crittenden y Ainsworth (1989), la sensación de seguridad que los niños desarrollan no se debe tanto a los vínculos que se establecen en el momento presente, sino a los que ha ido estableciendo a lo largo de su relación familiar. Así, proponen un modelo que pueda explicar la conducta de los menores maltratados, así como la de sus padres maltratadores.

Ellos asumen que la conducta de los individuos en las familias maltratantes se debe a los “modelos de representación (a través de los cuales representamos el mundo exterior y nuestro papel en él de forma que podemos predecirlo y planificarlo) desarrollados por esos individuos, de forma que servirán como base para explicar la naturaleza de las futuras relaciones. Según esto, los padres abusivos habrían adquirido modelos de representación basados en el conflicto, el control y el rechazo; por tanto, ellos esperan que los demás intentarán dominarles y rechazarles en lugar de ayudarles. En cambio, los padres negligentes tienen modelos centrados en la incapacidad, de forma que ellos no ven a los demás capacitados para darles lo que ellos necesitan. Por último, los padres que cumplen sus funciones tendrían modelos centrados en la competencia y la reciprocidad, de forma que percibirán a los demás como una ayuda y se perciben a sí mismos, a su vez, capaces de ofrecerles a los demás el soporte que ellos necesitan. Por su parte, Bowlby cree que los individuos que pertenecen a familias maltratantes formarán vínculos centrados en la ansiedad y en la inseguridad respecto a los demás miembros de la familia.

3. Modelo ecológico

Belsky asume que el maltrato infantil está causado por múltiples factores: el individual, el familiar, el social y el cultural. Y, a su vez, estos factores se influyen de una forma ecológica entre ellos. Es decir, la familia y los individuos se integran en el contexto social y cultural de forma que todos los sistemas interaccionan y se adaptan entre ellos, redefiniendo y ajustándose a la realidad de una forma continua. Por tanto, cualquier cambio en cualquiera de ellos está influyendo en los demás.

El modelo ecológico integra las características de los padres, de los niños, las disfunciones en los patrones familiares, el estrés y la influencia en las condiciones sociales, así como los valores culturales que fomentan el uso de la violencia. De esta manera, nos encontramos con los siguientes bloques:

3.1. El desarrollo ontogénico

Hace referencia a las características individuales de los padres y a los roles parentales, incluyendo la personalidad de los padres, sus propias experiencias de socialización, la salud de la madres y que los padres posean conocimientos sobre las necesidades del niño, así como habilidades parentales.

3.2. El microsistema

Son las características familiares, es decir, las posibles interacciones disfuncionales entre los miembros de la familia, las relaciones conflictivas conyugales y las características del niño (salud, temperamento, etapa evolutiva).

3.3. El exosistema

Son los factores sociales y su influencia, esto es, el trabajo, los vecinos, la red social, los factores socioeconómicos y el aislamiento social.