Análisis de la Obra “La Fundación” de Antonio Buero Vallejo

ARGUMENTO

La obra transcurre en la habitación compartida por seis investigadores becados por una institución que permite trabajar en diferentes proyectos (Tomás, Asel, Lino, Max, Tulio y uno sin nombre), denominada por el protagonista, Tomás, como la “Fundación”.

La habitación en la que se encuentran los investigadores es muy confortable y dispone de vistas a un maravilloso paisaje, que puede observarse a través de un gran ventanal. No obstante, los seis personajes mantienen unas oscuras y tirantes relaciones cuyo verdadero sentido no conoceremos hasta bien avanzada la obra. Parece como si Tomás fuese víctima de una conspiración urdida por los demás, que quieren irritarlo, negando la verdad de sus palabras (por ejemplo, no creen que su novia, Berta, haya ido a visitarlo o se comportan de forma brusca cuando les invita a una cerveza o a un cigarrillo).

Poco a poco, los indicios de anormalidades son cada vez más numerosos: hay un enfermo en la habitación al que se mantiene en ayunas mientras los demás se reparten su comida; se producen cambios inexplicables de enseres y objetos; se percibe un mal olor que Tomás atribuye a una avería en el baño; la costumbre del encargado de la institución que todas las tardes les cierra con llave la habitación por fuera, etc.

Poco a poco el lector se va dando cuenta de que la fundación no existe como tal fuera de la mente de Tomás y que ha construido una realidad paralela para evadirse de la triste realidad: la verdad es que él y sus compañeros se encuentran en una cárcel por motivos políticos. Tomás, que delató a sus compañeros y estuvo a punto de suicidarse, se ha refugiado en sus ensoñaciones: transformó mentalmente la celda en un lujoso albergue (que nosotros hemos visto en escena), incluso se imaginó encuentros con su novia, Berta, que se halla fuera de la cárcel. Con la ayuda de sus compañeros y un poco de sobrealimentación Tomás consigue finalmente recuperar la cordura y asumir la situación que lo rodea.

A medida que Tomás regresa a la realidad, el escenario se va convirtiendo ante nuestros ojos en lo que verdaderamente es: desaparecen las estanterías con libros, el teléfono, el frigorífico, el ventanal al campo y, finalmente, Tomás descubre que el retrete está en una esquina de la habitación, sin separación. Se comprenden ahora las medias palabras de sus compañeros, que desconfiaban de él y no querían revelarle su locura bruscamente para evitar una fuerte impresión.

Conocemos la existencia de un plan de fuga, abocado al fracaso por culpa de la delación de uno de los compañeros de celda: Max. Uno de los personajes, Tulio, será fusilado, otro, Asel, se suicidará para no delatar, bajo tortura, el plan de fuga de sus compañeros; Max, el delator, será empujado por Lino escaleras abajo… Tomás, recuperado, finge la locura para salvar su vida y llevar adelante el plan de huida planeado por Asel.

Con todo, el final abierto de la obra deja la puerta a la esperanza: unos guardias vienen a llevarse a los dos compañeros que quedan, Tomás y Lino, y no sabemos si les conducirán a la celda de castigo donde quizás puedan llevar a cabo el plan de fuga de Asel -o si, por el contrario, les llevarán ante el pelotón de fusilamiento. La última escena de la obra muestra a dos nuevos inquilinos entrando en esa misma celda convertida de nuevo en una lujosa habitación.

El argumento de esta obra tiene una doble interpretación:

  • Política y literal: es una reflexión sobre la libertad y la esclavitud: sobre la opresión que los regímenes totalitarios ejercen sobre los individuos que no se pliegan a sus estrictos códigos de comportamiento.
  • Simbólica y universal: en una línea existencial podemos considerar que la vida es también una cárcel en la que permanecemos secuestrados bajo la amenaza omnipresente de la muerte a la espera de que el Ser Supremo o el caprichoso azar decida arrancarnos de nuestro habitáculo terreno. De esa áspera realidad se evaden los hombres que al igual que Tomás se dejan alienar por bienes de consumo o cosas amables y apetecibles que les hagan olvidar el destino inevitable de la muerte o la cruda realidad que les rodea.

TEMAS

Libertad y represión política

Los personajes son hombres comprometidos con la lucha política a los que se ha encerrado en la cárcel y condenado a muerte. Buero deja claro que los personajes han sido condenados solo por sus ideas y no por ninguna acción criminal. La celda de la “Fundación” y la pena de muerte son el símbolo de la represión, la tortura y la violencia del régimen político.

Lucha entre ficción y realidad

Toda la obra se centra en la transformación de la realidad que Tomás lleva a cabo y de la que el público participa. El autor sugiere que todos cometemos el mismo error que Tomás: nos negamos a ver la realidad cuando nos desagrada y huimos de ella creando un mundo en el que nos sentimos cómodos ignorando los problemas (las injusticias, la violencia, el crimen de estado, el dolor…).

Violencia y crueldad humanas

Este tema está presente en la crueldad de los guardias, que no dudan en acudir a la tortura. Pero también en el hecho de que Max delate a sus amigos de celda, sin importarle las consecuencias.

La integridad moral y la traición

A excepción de Max (que traiciona a sus amigos en su propio beneficio), los demás personajes muestran una gran integridad moral al mantenerse unidos y al defender los valores de la libertad y la justicia.

Otros

A lo largo de la obra aparecen otros temas secundarios como el amor y la amistad, la importancia del arte o la lucha por un futuro mejor.

PERSONAJES

TOMÁS

El verdadero protagonista, joven escritor de novelas que jamás abandona la escena. Gracias a él los espectadores conocen el verdadero sentido del drama. Tomás cree residir en una moderna fundación, becado junto a sus compañeros, para realizar unos trabajos. Su locura es la consecuencia de que en un momento de debilidad delató a sus compañeros después de ser torturado. Para no asumir este hecho se oculta tras la mentira. Poco a poco irá reconociendo la dolorosa realidad. Recupera el juicio al final de la obra, acepta su lugar en el mundo, y se convierte en personaje activo que seguirá luchando para conseguir la libertad.

ASEL

Es el más maduro y reflexivo del grupo. De manera indirecta, sabemos que es un destacado dirigente de la organización clandestina y solo en las últimas escenas llegaremos a conocerle con exactitud y profundidad. Es un personaje activo, es quien impulsa la acción dramática, cuyos dos hilos entrecruzados son: la curación de Tomás (bajo su liderazgo Tomás va recobrando la cordura) y el proyecto de fuga. La capacidad de entrega de Asel es tal que cuando lo llaman a interrogatorios (temiendo la tortura) se suicida tirándose por la barandilla. Actúa como líder. A lo largo de la obra es el educador de Tomás, lo guía desde su “ceguera” simbólica hasta la “visión” final de la verdad.

TULIO

Se muestra impaciente e iracundo frente a la enfermedad de Tomás, incluso llega a ser colérico, seco e intransigente. Pero en la segunda parte, al ver la evolución de Tomás, Tulio se muestra sereno y conciliador. Resulta ser el más cercano a Asel y se entiende con él solo a base de miradas. Es el primero en ser sacado de la celda y de manera velada se interpreta que va a ser ejecutado.

LINO

Es el personaje más silencioso, siempre callado, pero alerta. Es un joven impetuoso, pero noble de espíritu. Se contrapone a la figura de Asel. Tan pronto como descubre que Max es un soplón, quiere desenmascararlo y anularlo. Él mismo tira a Max por la barandilla.

MAX

Tiene un carácter tranquilo y bromista, pero resulta ser al final el “soplón” y paga esta traición con su propia muerte cuando Lino lo tira por la barandilla aprovechando un descuido de los guardias ante el revuelo del suicidio de Asel. Con respecto a Tomás, se toma a burla su locura, y en la segunda parte de la obra insiste demasiado en intentar culparlo de haberles delatado, cuando realmente será él quien lo haga a cambio de comida.

BERTA

Es un producto de la alucinación de Tomás. Al comienzo de la obra Berta resulta ser un personaje enigmático, una mujer misteriosa, porque no se comprende bien todo lo que dice. Además, es esquiva con Tomás y al final desaparece. Berta es en realidad un desdoblamiento de la personalidad de Tomás.

HOMBRE

Compañero de celda enfermo con el que habla Tomás hasta que descubre, cuando se lo llevan, que está muerto. Tiene la doble función: representa a las víctimas del sistema represivo y es el primer eslabón en el proceso de curación de Tomás.

TIEMPO, ESPACIO Y ACCIÓN

ACCIÓN

Se trata de un drama de situación, con escasa acción, sobre todo en la primera parte (casi todo el primer cuadro se centra en el progresivo desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por el real. Los únicos instantes de tensión son el descubrimiento del cadáver por los carceleros y la salida de Tulio para su ejecución).

El segundo núcleo de acción está situado en la segunda parte y tiene que ver con los planes de fuga a través de un túnel. El punto álgido de la acción se logra en el último cuadro, cuando se descubre la delación de Max y Lino se venga de él tirándolo por la barandilla. Esta progresión dramática in crescendo es muy habitual en el teatro.

TIEMPO

Debemos diferenciar entre “tiempo externo” (época) y “tiempo interno o escénico” (organización de los hechos al contar la historia). La época en que suceden los hechos (tiempo externo) no se especifica (como tampoco el lugar), aunque todo parece apuntar a que nos encontramos en un mundo contemporáneo (cámara fotográfica, equipo de música, teléfono…). El autor ha sido voluntariamente impreciso a la hora de situar los hechos en el tiempo. Al igual que sucede con el espacio, ha intentado dar a la acción el sentido más universal posible.

Por otra parte, el tiempo escénico (el que dura la acción) es completamente lineal. Toda la obra comprende 4 días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás.

ESPACIO

También en el espacio tenemos que hablar de dos dimensiones. Por una parte, está el espacio geográfico: “En un país desconocido”, se dice en la página de reparto de la obra. Desde el inicio, Vallejo quiere que la acción transcurra en un lugar indeterminado, que puede ser cualquier lugar y en cualquier época, donde se haya sufrido en el pasado (o en el presente) persecución política, represión social y cárcel por motivos ideológicos.

Por otra parte, está el espacio escénico que posee una enorme importancia porque su transformación desde una fundación confortable hasta la celda de una cárcel representa el cambio que también se está operando en la mente del personaje principal (técnica de inmersión). El escenario está en la mente de Tomás y lo vemos a través de sus ojos. El espacio irá transformándose a medida que él vaya asumiendo la realidad (entonces los sofás se convierten en petates, el teléfono se lo traga la pared, las colchas se transforman en mantas grises y las estanterías desaparecen).