Etapas de la prehistoria

La prehistoria se divide en tres grandes etapas: Paleolítico, Neolítico y Edad de los Metales. A su vez, el Paleolítico se subdivide en: Paleolítico Inferior, Paleolítico Medio y Paleolítico Superior. La Edad de los Metales se divide en: Edad del Cobre, Edad del Bronce y Edad del Hierro.

Paleolítico

Durante el Paleolítico, los humanos vivían en estrecha relación con la naturaleza, y su principal actividad era la obtención de alimentos. Estas actividades se representaban en numerosas pinturas rupestres.

Neolítico

En el Neolítico se desarrollaron la agricultura y la ganadería. Los grupos humanos crearon las primeras cerámicas, algunos tejidos y la rueda.

Edad de los Metales

A mediados del tercer milenio a. C., aparecieron nuevas técnicas de fundición y el avance de la metalurgia, modelando el cobre, el bronce y el hierro.

Localización y evolución artística

Las primeras obras artísticas aparecen en el Paleolítico Superior, relacionadas con las creencias, rituales mágicos o religiosos y con la caza. El Neolítico tuvo su núcleo originario en Próximo Oriente. Se caracteriza por los enterramientos colectivos. El arte propio de la Edad de los Metales proviene de los pueblos mediterráneos, hasta los países centroeuropeos y nórdicos. El arte ibérico se extendió por la zona meridional de la península ibérica a partir del siglo VII a. C.

La pintura rupestre

Se representaba en el interior de las cuevas o al aire libre. En la península ibérica se diferencian dos escuelas:

• La escuela franco-cantábrica: Caracterizada por la representación de animales aislados, son pinturas polícromas. En el interior de las cuevas, se utilizaban grasas animales, sangre y orina, y los contornos se dibujaban con madera quemada.
• La escuela levantina: En la que se representan animales junto a figuras humanas, escenas de caza, baile o recolección de miel. Las pinturas son monocromas, ubicadas en la entrada de los abrigos rocosos al aire libre.

La escultura y el arte mueble

Se denomina arte mueble a la producción de objetos funcionales de formato pequeño y de pequeñas esculturas fabricadas en piedra y hueso que corresponden a la época en la que el ser humano se convirtió en cazador y pescador (Venus esteatopigias).

La arquitectura megalítica

Entre el 9000 y el 5000 a. C. se construyen monumentos megalíticos y poblados con palafitos y tholos. Son de carácter funerario o de vida en comunidad.

Características de cada monumento:

• Menhir: Piedra de grandes dimensiones, de 3 a 6 metros de altura, colocada verticalmente.
• Dolmen: Monumento funerario de grandes piedras verticales sobre las que descansan otras piedras horizontales.
• Alineamiento: Conjunto formado por múltiples hileras de menhires.
• Crómlech: Agrupación de diversos menhires situados en círculo.
• Sepulcro de corredor: Monumento funerario formado por un pasadizo construido por monolitos verticales alineados y cubiertos por losas horizontales, y una cámara sepulcral circular coronada por una falsa cúpula.

Monumentos megalíticos en Baleares

Corresponden a la Edad del Bronce y reciben el nombre de talayot, taulas y navetas:

• El talayot: Es una construcción defensiva de planta cuadrada o circular con una torre central.
• La taula: Está formada por una piedra vertical sobre la que descansa una piedra horizontal apuntalada por otra, inclinada a la manera de contrafuertes.
• La naveta: Es de planta rectangular y tiene forma de nave invertida. Posee una cámara sepulcral en el interior.

La cerámica

En el período Neolítico aparece la cerámica. Sus modalidades son:

Por su decoración:

• La cerámica de bandas: Grabadas en su superficie exterior.
• La cerámica cardial y la de cuerdas: Realizadas respectivamente con incrustaciones de moluscos y cuerdas.

Por su forma:

• La cerámica campaniforme: Con decoración tanto cardial como con bandas puntilladas.

La Edad de los Metales

A mediados del tercer milenio a. C. aparece la nueva técnica de fundición, así como el descubrimiento de la metalurgia, que es la capacidad de modelar el bronce y el hierro.

En el modelado del hierro se desarrollan en Europa dos culturas con características diferenciadas: la de Hallstatt y la de La Tène.

La cultura de Hallstatt

Destacan las fortificaciones y las tumbas con ajuares funerarios, entre los cuales hay objetos decorados con motivos rectilíneos y geométricos.

La cultura de La Tène

Fue heredera de la de Hallstatt y de la civilización celta. El rasgo más característico de su arte es la sustitución de la ornamentación propia por composiciones vegetales y formas onduladas.

El arte ibérico

A partir del siglo VIII a. C., el área mediterránea se convierte en un importante foco artístico. En este contexto aparece la llamada cultura ibérica, que se extendió por la península ibérica desde el siglo VII a. C. hasta la época romana. Entre los siglos V y III a. C. adoptan la escritura y el uso de la moneda.

Los íberos escogían para los enterramientos unos espacios sagrados situados en la cima de un montículo. En el ritual funerario se preparaba una pira donde se procedía a la cremación del cadáver, se recogían y se lavaban los huesos. La conclusión del ritual incluía un banquete funerario. Los restos del difunto y las ofrendas se depositaban en el sepulcro.

Eran muy frecuentes también las figuras de animales fantásticos que servían de guardianes de las tumbas y que tienen una evidente influencia de los hititas, un pueblo indoeuropeo (Bicha de Balazote). También destacan las esculturas de carácter guerrero.

La iconografía ibera se refleja sobre todo en la cerámica, testimonio de una técnica que se difundió hacia el sur, el centro y el este de la península ibérica. Los dibujos son estilizados y con motivos geométricos, aunque también hay vasijas con decoración figurada, con motivos florales y figuras humanas, como por ejemplo el llamado Vaso Cazurro.

Obras destacadas

1. Stonehenge

Es un monumento megalítico tipo crómlech, que hace referencia a un tipo de arquitectura prehistórica formada por piedras o dólmenes de hasta 4,3 m introducidos en el suelo y que adoptan una forma circular o elíptica, cercando. Se encuentra a unos 130 km al oeste de Londres. Su función es hoy en día un misterio, aunque lo más plausible es que tuviera un carácter religioso, funerario o astronómico. Se trataba también de un monumento de tipo lúdico y festivo.

2. Venus de Willendorf

El ser humano entendió la fecundidad como factor vital para la subsistencia de la sociedad y dio lugar a la veneración de la feminidad y la creación de una imagen simbólica: una mujer desnuda, con grandes senos y caderas, y sin rostro. Es una pequeña escultura modelada en piedra calcárea. Su temática es, según algunos autores, pequeñas esculturas que representaban una deidad femenina de la abundancia, la madre tierra, la diosa de la maternidad o la diosa madre, que contendría en sus grandes pechos el alimento de la humanidad. Un cuerpo voluptuoso podría ser considerado como símbolo de abundancia, deseable estéticamente y respetado socialmente. La Venus como divinidad sugiere la práctica de ceremonias religiosas para asegurar el éxito y la supervivencia de la tribu.

3. Bicha de Balazote

Fue descubierta por un grupo de arqueólogos franceses que lo identificaron como una cierva. La imagen representa en realidad la de un toro androcéfalo en posición de descanso. La figura está formada por dos bloques de piedra. La cabeza humana, en posición rígida, presenta barba y flequillo elaborados mediante incisiones de líneas paralelas características de la escultura ibérica. Su temática probablemente perteneció a un grupo de túmulos iberos encontrados en el paraje de los Majuelos en la vega de Balazote, Albacete, y formó parte de la decoración de algún templo o monumento funerario en forma de torre. Podría ser un símbolo de la fertilidad de los ríos, personificando a Aqueloo, que en la mitología griega era el dios de los ríos y tenía forma de toro con cabeza humana.

4. Dama de Baza

La escultura preside una cámara subterránea de forma cuadrada con 2,6 m² de base y 1,8 m de altura. Se encuentra sentada en un trono cuyas patas delanteras tienen forma de garras de león, mientras que el respaldo sobre el que se apoya simula unas grandes alas. Sus brazos destacan sobre las piernas, y tiene un pájaro en la mano izquierda. Los pies, calzados con babuchas, reposan sobre un cojín. La escultura parece estucada y policromada con los colores rojo, azul, marrón, blanco y negro. Su temática podría representar distintas tipologías de personaje público, o bien una mujer reina-sacerdotisa perteneciente a la aristocracia de la ciudad de Baza, o bien una guerrera divinizada. Los elementos simbólicos que acompañan a la escultura hacen pensar en un personaje aristocrático o religioso.

5. Pinturas de las cuevas de Altamira

Las pinturas de las cuevas de Altamira fueron descubiertas accidentalmente por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879, cuando visitaba el lugar con su hija. La cueva mide 270 m desde la entrada hasta el fondo, puede dividirse en tres zonas: la entrada, espacio donde parece que se desarrollaba la vida de sus habitantes primitivos; la zona de las pinturas, llamada Capilla Sixtina del arte cuaternario; y las estancias y corredores. Las pinturas de esta sala siguen las características de la escuela franco-cantábrica. Hay representaciones de grandes animales como el bisonte. En estas pinturas el estudio de las formas anatómicas, del movimiento y del volumen están plenamente resueltos, pues los animales fueron pintados aprovechando las protuberancias de la roca. Para pintar se usaban crines de animales o bien plantas. A pesar de que no hay representaciones de la figura humana, aparecen manos y otros elementos antropomorfos. La temática, según Henri Breuil, quien piensa que la finalidad de las pinturas era asegurar la supervivencia del grupo humano y dominar el medio natural. Otros autores defendieron que el lugar era un santuario y permitía suponer un sistema religioso. Pero quien las pintó solo pretendía observar y plasmar la naturaleza que se abría ante sus ojos.

6. Cacería de ciervos

Las pinturas prehistóricas del levante están realizadas en abrigos naturales poco profundos, debido al cambio climático. La Cacería de ciervos es una de las obras más representativas de este período. Se trata de una pintura monocroma y plana, realizada para ser vista con luz natural y no con la luz del fuego. La Cacería de los ciervos está formada por figuras humanas y animales muy esquematizados; a la izquierda un grupo de cuatro figuras, armadas con arcos y flechas, y a la derecha, la manada de diez ciervos que están siendo atacados. Su temática es el cambio de vida, de fauna y del dominio sobre la naturaleza por parte del ser humano, queda reflejado en estas escenas levantinas de carácter narrativo. Al analizar los animales representados podemos deducir que la escena de caza se está desarrollando en otoño, un período en el que los machos dirigen la manada. Puede ser que tengan un significado religioso y ritual, pero es difícil asegurar una interpretación fidedigna.