Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
- Inspiración en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.
- Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.
- Tendencia a la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.
- Uso de imágenes femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento generoso de las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas (drapeado).
- Actitud tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.
- Libertad en el uso de motivos de tipo exótico, sean éstos de pura fantasía o con inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas japonesas.
- Aplicación envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.
Para referirse a la Arquitectura que emerge desde finales del siglo XIX se emplea el calificativo de “Moderna”. En este caso, hace referencia a la levantada desde el Art Nouveau y las propuestas hasta la década de los años 60 del siglo XX. La arquitectura del Movimiento Moderno hace una apuesta decidida a favor de determinadas corrientes y tendencias en gran medida relacionadas con las vanguardias artísticas.
Naturalmente, la relativa continuidad con los sistemas tradicionales no excluye que el arte de construir se transforme en este período y que surjan nuevos problemas, como que por ejemplo, la revolución industrial modifica la técnica de la construcción, aunque sea de modo menos espectacular que en otros sectores. Los materiales tradicionales, como la piedra, los ladrillos, la madera, se trabajan de modo más rentable, distribuyéndolos de modo más práctico. A éstos se añaden otros nuevos materiales, como el hierro colado, el vidrio y, más tarde, el cemento. Los progresos de la ciencia permiten utilizar todos estos materiales del modo más conveniente y medir su resistencia. La difusión del espíritu científico y la aspiración de los arquitectos a verificar los límites de empleo de los materiales y sistemas tradicionales de construcción, estimulan distintas investigaciones experimentales
El hierro y el vidrio se usan en la construcción desde tiempo inmemorial, pero sólo en este período los progresos de la industria permiten extender sus aplicaciones, introduciendo en la técnica de la construcción conceptos completamente nuevos.
En un principio el hierro se usa sólo como accesorio: para cadenas, tirantes y para unir entre sí los sillares en las construcciones de mampostería. Por ejemplo, en el pronaos construido por Rondelet para el Panteón de Soufflot, en 1770, la estabilidad real de la cornisa está asegurada por una densa red de barras metálicas, colocadas racionalmente según las distintas cargas, casi como la armazón de una obra moderna de cemento. Pero el escaso desarrollo de la industria siderúrgica pone un límite insuperable a la difusión de estos sistemas. En Inglaterra se dan los pasos decisivos, que permiten a finales de siglo aumentar la producción de hierro en la medida adecuada a las nuevas exigencias.
El empleo del hierro fundido se extiende mucho en la construcción. Columnas y vigas de hierro fundido forman la armazón de muchos edificios industriales, y permiten cubrir grandes espacios con estructuras relativamente ligeras y a prueba de fuego. Rejas, barandillas, verjas y decoraciones son cada vez más empleadas en obras corrientes y hasta en obras representativas. Las decoraciones en hierro fundido en este primer período-últimos decenios del siglo XVIII y principios del XIX-son frecuentemente de magnífica factura y muy superiores a las comerciales del período siguiente.
La industria del vidrio realiza grandes progresos técnicos en la segunda mitad del siglo XVIII, y en 1806 es capaz de producir paneles de vidrio de 2,50 por 1,70 metros. En Inglaterra, sin embargo, la mayor productora, las exigencias fiscales durante las guerras napoleónicas ponen graves dificultades a las fábricas de vidrio, y sólo después del tratado de paz la producción puede continuar su desarrollo. Se empiezan a experimentar aplicaciones de más empeño, asociando el vidrio al hierro para obtener revestimientos que dejen pasar la luz. Grandes tragaluces de hierro y vidrio se usan en numerosos edificios públicos, por ejemplo en la Madeleine de Vignon. En 1829, Percier y Fontaine cubren de vidrio la Galerie d’Orléans del Palais Royal, prototipo de galería pública del siglo XIX. Emplea el vidrio en la construcción de grandes viveros Rouhault, en el Jardin des plantes de París, en 1833; Paxton, en Chatsworth, en 1837, y Burton, en Kew Gardens, en 1844.
El modernismo arquitectónico nace en Bélgica (donde se le dará el nombre de art nouveau) con la obra de Goh Ver Wayans y Victor Horta. La ondulación de los tejados y fachadas, la aplicación de materiales como el hierro forjado, los motivos de vegetación natural y el cuidado diseño de la decoración y de cada elemento arquitectónico y de mobiliario del interior son características de sus obras: de Van de Velde es la casa Bloemenwerf; y de Horta la casa Solvay (especialmente su característico interior de diseño muy recargado, con lámparas, papel pintado, vidrieras, etc.), la casa Tassel, la Casa del Pueblo y la Casa van Eetvelde, todo ello en Bruselas, así como el Gran Bazar de Fráncfort.
El movimiento vienés denominado Sezession (1897) tuvo como arquitectos a Otto Wagner y Josef María Olbrich; y el paralelo movimiento de Múnich (1892) a Franz von Stuck.
Fue en Barcelona donde tuvo mayor importancia. Los arquitectos modernistas catalanes (Rogent y Amat, Domenech y Montaner, Puig y Cadafalch, Enric Sagnier, Rubió y Bellver, Jujol y Gibert, Valeri y Pupurull, Muncunill y Parellada, Víctor Beltrí) desarrollaron un lenguaje propio, del que partió Antonio Gaudí para desarrollar su particular universo artístico, muy personal.
Artículo principal: Impresionismo
El impresionismo no fue propiamente un ismo de vanguardia, sino un antecedente contra el que reaccionaron los vanguardistas. Su principal aporte a las vanguardias fue la liberación del poder expresivo del color liderado por Claude Monet. Los impresionistas aprendieron a manejar la pintura más libre , sin tratar de ocultar sus pinceladas fragmentadas, y la luz se fue convirtiendo en el gran factor unificador de la figura y el paisaje. Pero los pintores impresionistas eran artistas que ya no pretendieron ejercer con su arte una modificación radical en las costumbres de su época ni estaban comprometidos con la voluntad de un gran cambio social. Son la consecuencia del fracaso de las pretensiones de la revolución de 1830, la de 1848 y la Comuna de París. Las discusiones de los impresionistas fueron básicamente técnicas y su pintura puede considerarse una exacerbación del naturalismo a un punto tal que terminaría oponiéndose a los orígenes. El realismo de Courbet afirmaba que en la realidad encontraba la esperanza de un cambio, la potencia de los hombres reales, el movimiento de las fuerzas revolucionarias. Los impresionistas sustituyen las discusiones de contenido por las de la técnica, la luz y el objetivo de la transcripción pictórica.
A finales de 1870 los principales pintores impresionistas ya se conocían bien unos a otros. Por entonces el café Guerbois, en la calle de Batignolles, cerca del taller de Édouard Manet(quien parece que por el momento era la personalidad dominante) se convirtió en el cuartel general de este círculo artístico. La actitud de solidaridad de los impresionistas a comienzos de los años 1870 se expresó de un modo muy revelador en algunos retratos de grupo, como el de Fantin-Latour (Taller en el barrio de Batignolles, 1870) o el de Bazille (El taller del artista en la rue de la Condamine, 1870).
Por primera vez, durante la guerra franco-prusiana los impresionistas tienen que separarse: Pierre-Auguste Renoir y Manet permanecieron en París, Bazille murió en el frente y Monet y Camille Pissarro coincidieron en Londres, donde conocieron a Paul Durand-Ruel, desde entonces el marchante del grupo. De hecho, en 1873 Durand-Ruel se mostraba ya lo bastante seguro de ellos como para preparar un catálogo completo con las existencias de su galería que no llegó a publicarse.
Expresionismo
Artículo principal: Expresionismo
El expresionismo fue una corriente pictórica que nació como movimiento a principios del siglo XX, entre 1905 y 1925, en Alemania y otros países centrales en Europa de ámbito germánico y austro-húngaro, ligado al fauvismo francés como arte expresivo y emocional que se opuso diametralmente al impresionismo. Se aglutinó en la década de 1910 en torno a dos grupos: Die Brücke (El puente) y Der Blaue Reiter (El jinete azul). Paralelamente desarrolló su actividad en Viena el grupo de la Secesión, que integraron entre otros Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele.
En los 1920 el expresionismo influyó sobre otras artes. El gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1919) y Nosferatu, el vampiro (Friedrich Wilhelm Murnau, 1921) iniciaron el expresionismo cinematográfico, y los poetas Georg Trakl y Rainer Maria Rilke llevaron el movimiento al ámbito de la lírica. A menudo se ha incluido también en este movimiento a parte de la enigmática obra literaria de Franz Kafka.
Entre los principios de esta corriente artística se señalan: la reconstrucción de la realidad, la relación de la expresión literaria con las artes plásticas y la música y la expresión de la angustia del mundo y de la vida a través de novelas y dramas donde se habla de las limitantes sociales impuestas a la libertad del hombre. Pretende expresar filias y fobias del ser humano. Por lo tanto, no requiere de una buena técnica ni de un resultado estéticamente bello.
Se enfrentaría básicamente como la teoría estética a las ideas realistas, a las viejas ideas impresionistas que habían aparecido en Europa en los últimos veinte años del siglo XIX, y plantearía que lo real no es fundamentalmente aquello que vemos en lo exterior, sino aquello que surge en nuestra interioridad cuando vemos, percibimos, intuimos o producimos algo nuevo.
Fauvismo
Artículo principal: Fauvismo
La danseuse jaune (1912) de Alexis Mérodack-Jeanneau.
El fauvismo fue un movimiento de origen francés que se desarrolló entre 1904 y 1908, aproximadamente.
El importante Salón de otoño de 1905 supuso la primera exhibición para el grupo cuyo objetivo era lingüísticamente la síntesis forma-color. No se buscaba la representación de los objetos inmersos en la luz solar, sino la de las imágenes más libres que resultaban de la superposición de colores equivalentes a dicha luz. En efecto, los fauvistas consideraban que mediante el color se podían expresar sentimientos. Henri Matisse fue uno de los mayores representantes de esta vanguardia.
Cubismo
Artículo principal: Cubismo
La jalousie, collage de 1914 del español Juan Gris.
El cubismo nació en Francia en 1906. Sus principales rasgos son la asociación de elementos imposibles de concretar, desdoblamiento del autor, disposición gráfica de las palabras, sustitución de lo sentimental por el humor y la alegría y el retrato de la realidad a través de figuras geométricas. Los inspiradores del movimiento fueron Pablo Picasso y Georges Braque. Algunos de los principales maestros fueron Juan Gris, María Blanchard, Fernand Leger, Jean Metzinger y Albert Gleizes, pero con anterioridad Paul Cézanne ya habría marcado el camino.
Dentro de las técnicas usadas se encuentra el collage, y principalmente la descomposición de las imágenes en figuras geométricas para representar el objeto en su totalidad, incluidos todos sus planos, en la obra.
Tuvo dos etapas: un cubismo analítico, que buscaba la descomposición total del objeto, y un cubismo sintético, en el cual se descarta la perspectiva para representar todos los planos del objeto en la misma obra. En la poesía, su estilo más popular fue el caligrama, cuyo principal exponente fue Guillaume Apollinaire.
Futurismo
Artículo principal: Futurismo (arte)
El futurismo es un movimiento inicial de las corrientes vanguardias artísticas, surgió en Milán (Italia) impulsado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti, quien recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto del 20 de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París. Al año siguiente, los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Mario Jordano firmaron el llamado Manifiesto del Futurismo.
Forme uniche della continuità nello spazio(Formas únicas de la continuidad en el espacio), bronce de Umberto Boccioni, de 1913.
Aunque tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1944 -acabado con la muerte de Marinetti-, su influencia se aprecia en las obras de Marcel Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en París, así como en el constructivismo y el futurismo ruso. Los textos futuristas trajeron un nuevo mito: la máquina.
Sirva como síntesis una famosa frase de Marinetti:
Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia.
Artículo 4º, Manifiesto del Futurismo.
Este movimiento rompía con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte. Consideraba como elementos principales de la poesía el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada.
Según su manifiesto, sus postulados eran la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión plástica. Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento.
Dadaísmo[editar]
Artículo principal: Dadaísmo
Afiche dadaísta de Theo van Doesburg .
Surgió en Zúrich, Suiza, entre 1916 y 1922. Hugo Ball y Tristan Tzara se hicieron notar como fundadores y principales exponentes. El movimiento creció y rápidamente se extendió a Berlín y a París. Uno de los motivos que llevó al surgimiento de DADA fue la violencia extrema y la pérdida de sentido que trajo la Primera Guerra Mundial. Revelándose contra el statu quo, las convenciones literarias y artísticas y rechazando las convenciones de la sociedad aburguesada -que consideraban egoísta y apática – los dadaístas hicieron de su arte un modus vivendi.
El poema dadaísta solía ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distinguió por una inclinación hacia lo incierto y a lo absurdo. Por su parte, el procedimiento dadaísta buscaba renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales, o manejando planos de pensamientos antes no mezclables, con una tónica general de rebeldía o destrucción.
Posteriormente, nació el dadaísmo norteamericano en Nueva York con Francis Picabia y el francés Marcel Duchamp.
Otro exponente del desarrollo del dadaísmo es Salvador Dalí. Una de sus obras Las tres esfinges de bikini, se pintó en 1947, aparentemente Dalí tomó como inspiración las explosiones que ocurrieron en el atolón de Bikini (Micronesia) por Estados Unidos.
El mensaje más importante que el artista quiso transmitir fue la relación hombre-naturaleza.
Ultraísmo[editar]
Artículo principal: Ultraísmo
El ultraísmo apareció en España entre 1918 y 1922, promovido por Rafael Cansinos Assens, como reacción ante el modernismo.
Fue uno de los movimientos que más se proyectó en el mundo de habla hispana, contribuyendo al uso del verso libre, la proscripción de la anécdota y el desarrollo de la metáfora, que se convertiría en el principal centro expresivo.
Fue influido por poetas como Vicente Huidobro (quien también es mencionado como padre del creacionismo), Guillaume Apollinaire y Jorge Luis Borges.
Surrealismo[editar]
Artículo principal: Surrealismo
Escisión del dadaísmo, cuyo principal representante fue André Breton. El movimiento surrealista se organizó en Francia en la década de 1920 alrededor de André Bretón quien, inspirado en Sigmund Freud, se interesó por descubrir los mecanismos del inconsciente y sobrepasar lo real por medio de lo imaginario y lo irracional.[cita requerida] De él y las veces en que lo conoció habló en “Los vasos comunicantes”, título emblemático que se volvería metáfora de parte de su estética creadora, lo mismo que el automatismo o escritura automática, por la que experimentarían con el sueño y el espiritismo, buscando encontrar el arte puro, no contaminado por la conciencia.
Se caracterizó por pretender crear un individuo nuevo recurriendo al humor negro con el fin de destruir el sentimentalismo.[cita requerida]
Consistía en la captación de la coincidencia-realidad surgida en un personaje, cuando vive un hecho que le provoca recuerdos recónditos.[cita requerida]
Otros de sus principales representantes fueron Louis Aragon, Elsa Triolet, Salvador Dalí y Luis Buñuel.
Estridentismo[editar]
Artículo principal: Estridentismo
El estridentismo nació de la mezcla de varios movimientos. Se dio entre 1922 y 1927 en México y se caracterizó por la modernidad, el cosmopolitismo y lo urbano, así como por el inconformismo, el humor negro, el esnobismo, lo irreverente y el rechazo a todo lo antiguo. Su antecedente inmediato fue el futurismo ruso. Entre sus representantes más importantes se cuenta a Germán List Arzubide y Manuel Maple.
Arieldentismo[editar]
Artículo principal: Arieldentismo
El arieldentismo es un movimiento filosófico que postuló fundamentalmente que son los seres humanos, en forma individual, los que crean el significado y la esencia de sus vidas. Emergió como un movimiento en la literatura y filosofía del Siglo XX, heredera de los argumentos de filósofos como Sören Kierkegaard, Friederich Nietzsche y Miguel de Unamuno.[cita requerida]
Este movimiento generalmente describe la ausencia de una fuerza trascendental; esto significa que el individuo es libre y, por ende, totalmente responsable de sus hechos, sin la presencia de una fuerza superior que pudiera determinaren su actuar. Esto le atribuye a los humanos el crear una ética de responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias externo a él. Esta articulación personal del ser es el único camino existente para superar, generalmente, a las religiones, que tratan del sufrimiento, la muerte y el fin del individuo.[cita requerida]