Rembrandt: Características y La ronda de noche

Rembrandt

Rembrandt
Rembrandt (Leyden, 1606-Amsterdam, 1669) es uno de los principales representantes de la escuela holandesa y uno de los pintores más prolíficos.
Características del estilo de Rembrandt:

  • Extraordinario manejo de la luz.
  • En la composición renuncia a los efectos teatrales.
  • El color coexiste con efectos de claroscuro.

Son espléndidos sus dorados.
Su pincelada es muy audaz y presenta gruesos empastes (sucesivas capas de color) que resultaban sorprendentes para sus contemporáneos. A veces crea enigmáticos difuminados que prestan a sus personajes una apariencia especial.
Su temática es muy variada: pintura religiosa, retratos, paisajes, temas mitológicos… y su producción enorme. Contó también con un taller, lo que a veces hace difícil la atribución de obras.
Pintura religiosa: muy abundante (850 obras de temática religiosa entre pinturas, grabados y dibujos) teniendo en cuenta que la escuela holandesa, debido a la influencia del calvinismo, negaba el papel del arte en la difusión de las ideas religiosas. Rembrandt crea una atmósfera de sosiego y recogimiento en ámbitos misteriosamente transfigurados por la luz donde se manifiesta la respuesta interior del hombre en su encuentro con la divinidad.
Paisaje: uno de los géneros más populares en la pintura holandesa. En ellos logra reflejar la transparencia del aire gracias a su magistral dominio de la luz.
Retratos (unos 400, casi 2/3 de su obra). Destacan los autorretratos que realizó a lo largo de toda su vida (60 pinturas, 20 grabados y 10 dibujos). No revelan una personalidad egocéntrica y constituyen una excepcional autobiografía pictórica, que nos permite conocer su progresivo decaimiento físico y su actitud ante la vida, desde el optimismo confiado de los primeros años hasta el desengaño profundo y el cansancio vital del final de sus días. En los retratos individuales destacan los que hace de Saskia y de personas de su familia, su compañera Hendrickje o su hijo Titus. Sus personajes parecen existir en una atmósfera propia, sumidos en el silencio y la meditación sacando a la luz su verdadero yo. La mirada tiene un protagonismo esencial en estos rostros. A los retratos de grupo, una manifestación singular de la pintura holandesa, pertenecen tres de sus obras maestras: La lección de anatomía del Dr. Tulp, La ronda de noche y Los síndicos de los pañeros. Eran los únicos encargos de carácter oficial en la sociedad holandesa. A través de estos retratos se glorificaba el espíritu cívico de los burgueses holandeses

La ronda de noche. 1642. Rembrandt. Óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son actualmente de 3’59 x 4’38 m, después de haber sido recortado en el siglo XVIII. Rijkmuseum de Amsterdam
Estamos ante la más célebre de sus composiciones, realizada durante el período culminante de su carrera en 1642. Debido a que la obra estaba bastante oscurecida por sucias capas de barniz, fue erróneamente denominada Ronda de noche, aunque título original era: La Compañía del capitán Frans Banning y el teniente Willem van Ruitenburch. En 1975 fue objeto de una agresión y se ha sometido a un largo proceso de restauración.
Hacia 1640 Rembrandt recibe el importante encargo de pintar un lienzo destinado al gran salón del Kloveniersloeden, la sede de la sociedad de arcabuceros. Había que realizar el retrato de grupo de una compañía de milicianos civiles, un género típico en la Holanda del siglo XVII.
Desde finales de la Edad Media Amsterdam contaba con milicias ciudadanas, formadas principalmente por burgueses, que desempeñaron un papel importante durante el alzamiento de las que serían llamadas Provincias Unidas contra la ocupación española. Varias obras debían decorar el salón donde se encontraba la sede de la sociedad de arcabuceros. A Rembrandt le tocó retratar a 18 miembros de la compañía del capitán Banning Cocq, cuyos nombres figuran en el escudo que está en la parte superior. Dadas las grandes dimensiones de la obra, tuvo que habilitar un lugar especial en su casa para poder realizarla. El hecho representado parece ser un acontecimiento verídico, aunque no sabemos exactamente si puede referirse a la visita oficial de María de Medici a la ciudad en septiembre de 1638.
El artista no se ajusta a las convenciones del género. Los personajes no aparecen retratados en fila y en posiciones estáticas, sino en pleno movimiento, en el momento en que el grupo de milicianos, comandados por un capitán y un teniente, van a salir a hacer la ronda por las calles de la ciudad de Amsterdam. El mismo capitán indica la dirección del avance con su brazo en escorzo. Los personajes emergen de la oscuridad y avanzan hacia un primer plano iluminado.
Detrás de los oficiales vemos a los soldados en distintas actividades: cargando las armas, descargándolas, limpiándolas, tocando el timbal…
En medio de semejante agitación, una figura femenina, aparentemente una niña, lujosamente vestida, irrumpe en la escena con un gallo (mascota de la corporación) colgado a la cintura. También podemos distinguir entre los personajes un autorretrato del artista, aunque sólo aparece una pequeña parte de su rostro.
La composición aparentemente desordenada, está, sin embargo, construida de un modo racional con un eje horizontal formado por una serie de personajes en el fondo y en lo alto, que dejan en primer plano a las dos figuras principales. Las diagonales de la larga lanza y del asta de la bandera se cruzan en el centro luminoso de la escena
La fuente de luz está fuera del cuadro y entra por la parte superior izquierda iluminando selectivamente la escena: la chica con el gallo, los personajes centrales y los rostros casi frontales de los demás protagonistas.
Directamente asociado a la luz está el color, aplicado en pinceladas densas, casi con relieve. Destacan los tonos cálidos de las tierras y los ocres, además del rojo del echarpe del protagonista y de la ropa del soldado situado a su derecha. Es espléndido el amarillo oro del lujoso traje que luce el lugarteniente, amarillo que se repite en las ropas de la niña.