Del Fijismo a la Teoría Sintética: Un Recorrido por la Evolución
La comprensión de que las especies cambian a lo largo del tiempo, lejos de ser estáticas, representó una revolución intelectual crucial. Esta idea nos sitúa como parte integral de la naturaleza. Durante dos milenios, la tradición judeocristiana occidental defendió una visión creacionista, donde Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Sin embargo, el avance de la geología en el siglo XVIII, con el estudio de las secuencias estratigráficas, reveló la vasta antigüedad de la Tierra. Además, se descubrieron fósiles de animales extintos.
La respuesta inicial de la Iglesia fue la “teoría diluviana”, que atribuía estos fósiles a seres anteriores al diluvio bíblico. Pero esta teoría no explicaba la progresión estratigráfica de los fósiles ni la relación entre algunos de ellos y organismos vivos. Una nueva respuesta fue la “teoría de las catástrofes”: sucesivas catástrofes habrían provocado extinciones masivas, seguidas de nuevas creaciones divinas, cada vez más perfeccionadas. Estas hipótesis carecían de sustento sólido y no explicaban la transformación de las especies.
Las primeras teorías evolucionistas, en la primera mitad del siglo XVIII, tuvieron poca influencia debido a:
- La creencia arraigada en la invariabilidad de las especies, tanto por autoridades religiosas como científicas.
- La aparente contradicción con el sentido común.
- El prestigio del naturalista Cuvier, defensor de la teoría policreacionista, respaldado por su extensa colección de fósiles.
Lamarck y la Primera Teoría Evolutiva
Lamarck, observando a las serpientes, propuso que su cuerpo alargado y la ausencia de patas eran resultado de la costumbre de arrastrarse para esconderse. Las patas, según su razonamiento, habrían sido un obstáculo, y al no usarse, habrían desaparecido. Esta es una ilustración de su teoría de la evolución.
Lamarck, con su obra, desafió el fijismo. Compartió con Darwin el uso del “método histórico” y enfatizó la interconexión de los seres vivos con su entorno. Explicó la evolución como una progresión gradual desde organismos simples a complejos, impulsada por la adaptación al medio a través del uso y desuso de los órganos.
Sus tesis fundamentales fueron:
- Las especies evolucionan de forma gradual y continua.
- La función crea el órgano (el uso y desuso).
- Los caracteres adquiridos se transmiten por herencia.
La teoría de Lamarck es actualmente rechazada porque la tercera tesis no se sostiene; las características adquiridas por un organismo durante su vida no se transmiten a su descendencia. Además, su visión finalista de la evolución, como si tuviera un propósito predeterminado, tampoco es aceptada.
La Pregunta Fundamental: ¿Qué es el Hombre?
Kant plantea que sin comprender la naturaleza humana, no podemos saber qué podemos conocer, qué debemos hacer y qué podemos esperar. Es crucial entender qué nos define como seres humanos para comprender nuestras capacidades y limitaciones.
Fijismo: Una Perspectiva Histórica
El fijismo es la antigua teoría que postula que las especies fueron creadas de forma repentina e independiente, y que no han experimentado cambios desde su creación.
Conceptos Clave en la Evolución
- Filogénesis: La generación de las especies a partir de otras preexistentes. Este proceso evolutivo, aunque complejo, es un hecho innegable. La vida se despliega como una sucesión de formas, donde las posteriores derivan de las anteriores. Todos los seres vivos son producto de la evolución de formas de vida elementales que aparecieron hace miles de millones de años (compuestos químicos simples como metano, agua, dióxido de carbono, etc.).
- Antropogénesis: El origen de la especie humana, emparentada con los grandes simios (póngidos). Aunque inicialmente este parentesco parecía cercano, la evolución posterior ha diferenciado a la especie humana tanto en aspectos psíquicos como somáticos y anatómicos. Entre estas diferencias destacan:
- Bipedismo: La postura erguida, ventajosa para la búsqueda de alimento, implicó modificaciones anatómicas como la especialización de los pies, cambios en la pelvis y la columna vertebral, y un aumento del tamaño del cerebro.
- Liberación de la mano: Al dejar de usarse para la locomoción, las manos se especializaron en la manipulación y tareas delicadas. Esto también influyó en la mandíbula y el rostro humanos.
- Telencefalización: El desarrollo del sistema nervioso y su centralización, que posibilitaron nuestras capacidades cognitivas superiores. El crecimiento del cerebro está relacionado con la postura erguida y la habilidad manual.
- Sociogénesis: Los seres humanos se caracterizan por una larga dependencia infantil. En muchas especies de vertebrados, las crías dependen de sus progenitores durante un tiempo. En los humanos, este período es más extenso debido a la lentitud del desarrollo somático y fisiológico, lo que tiene implicaciones psicológicas y sociales. El niño desarrolla su personalidad y adquiere habilidades y cultura a través de un largo proceso de aprendizaje. Mientras que los animales viven dentro de su especie, los humanos viven inmersos en la cultura de su sociedad y son libres para dirigir su conducta.
La sociogénesis es inseparable de la antropogénesis: somos sociales por naturaleza. El origen de la sociedad coincide con el origen del hombre. La persona aislada es una ficción. Aunque la sociedad a menudo se asocia con cooperación y armonía, la realidad es que el ser humano, aunque social, también es propenso al conflicto.
Darwin y la Revolución Evolucionista
La obra de Darwin, “El Origen de las Especies”, marcó una de las revoluciones científicas más significativas al explicar las causas de la evolución de los seres vivos de manera similar a como se explican otros fenómenos naturales. Su teoría se basa en un hecho: existe una gran variabilidad hereditaria y solo una pequeña fracción de individuos logra reproducirse. De esto se deduce que ciertas variantes son ventajosas, aumentando las probabilidades de reproducción de quienes las poseen. La selección natural elimina las variantes desfavorables y promueve las ventajosas.
Aunque Darwin intentó diferenciarse de Lamarck, reconoció su mérito al explicar los cambios en el mundo orgánico como resultado de leyes naturales, no de intervención divina. Darwin aprovechó datos aportados por Lamarck, aunque este último los interpretara erróneamente. Darwin aportó pruebas de diversas disciplinas (biología, anatomía, etc.) que demuestran cómo la evolución de diversas especies converge en el ser humano.
Puntos clave de la teoría de Darwin:
- Las especies cambian continuamente, como lo evidencia el registro fósil.
- La evolución es gradual, sin cambios abruptos.
- Existe una descendencia común: los organismos similares están emparentados y comparten un ancestro común.
- La selección natural opera a través de un proceso de variabilidad, complementado por la supervivencia en la lucha por la existencia. Al leer a Malthus y observar que una sola pareja podía generar miles de descendientes, Darwin comprendió que solo aquellos con los caracteres más adecuados para sobrevivir y reproducirse transmitirían su herencia.
El punto débil de la teoría de Darwin fue la falta de una teoría de la herencia biológica que explicara cómo los factores externos podían influir en las células germinales para producir alteraciones genéticas hereditarias.
Genética y Evolución: La Teoría Sintética
Mendel, con sus experimentos con guisantes, estableció las bases de la genética, que explica la herencia con claridad. Las variaciones hereditarias se explican mediante procesos mutacionistas. La moderna teoría de la evolución, o teoría sintética, amplía las ideas de Darwin con las leyes de Mendel y la genética de poblaciones. Explica la evolución como un proceso continuo a través de la selección natural, que consta de dos etapas:
- Producción de variabilidad genética, que surge por reorganización debida a mutaciones acumuladas.
- Regulación de esta variabilidad mediante la selección natural, que favorece las variantes más beneficiosas.
La teoría sintética combina azar y necesidad: las mutaciones son aleatorias, pero la selección natural elige las más ventajosas. El descubrimiento del ADN en 1953 ha fortalecido aún más la evidencia de la teoría evolutiva.