1. Hitos en la Historia Evolutiva Humana
Los expertos han identificado varias transiciones claves en nuestra historia evolutiva. La primera, que ocurrió hace entre 6 y 4 millones de años, consistió en el bipedismo. La segunda tuvo lugar hace 2,5 millones de años y consistió en la invención de la fabricación de instrumentos, la aparición de una destreza intencional para fabricar útiles de piedra. Este hecho está ligado a la aparición de la carne en la alimentación. En algún sitio, hace entre 2 y 1 millones de años, tuvo lugar el desarrollo del cerebro y, por primera vez, nuestros antepasados salieron de África. Finalmente, hace solo unas decenas de miles de años, nuestra especie aprendió a usar el órgano para el pensamiento abstracto, y eso trajo consigo el lenguaje, el pensamiento racional, la técnica, el arte y todas las demás destrezas que configuran la cultura humana.
2. Significado Evolutivo del Bipedismo
El bipedismo fue la primera modificación significativa que separó a nuestros antepasados de los grandes monos. Una ventaja inmediata de la postura erguida es que se puede beneficiar de las brisas para refrescar su cuerpo al separarse del suelo y, por tanto, de un foco de calor, y permite reducir la superficie expuesta al sol. Por otra parte, la locomoción bípeda tiene una gran eficacia biomecánica en distancias largas; nuestra resistencia es notable, y superior a la de muchos cuadrúpedos, a la hora de realizar desplazamientos largos. Otro beneficio es la liberación de las manos, que inmediatamente hizo posible la capacidad de acarreo (poder transportar cosas en las manos y en los brazos). Además, la verticalización del cuerpo eleva y amplía nuestro campo visual, lo que debió de presentar una ventaja decisiva para localizar posibles recursos y prevenirse de los depredadores. El bipedismo supuso una reestructuración de la arquitectura ósea y muscular que tuvo como consecuencia evolutiva un estrechamiento del canal del parto, que, junto al crecimiento cada vez mayor del cerebro, originó el conocido dilema obstétrico de nuestra especie. Es por ello que nacemos prematuramente y tenemos un alto grado de dependencia de nuestros progenitores durante nuestra larga infancia.
3. Bipedismo, Sexualidad y Socialidad Humana
El bipedismo supuso una reestructuración de la arquitectura ósea y muscular que tuvo como consecuencia evolutiva un estrechamiento del canal del parto que, junto al crecimiento cada vez mayor del cerebro, originó el conocido dilema obstétrico de nuestra especie, que es responsable de la neotenia y la altricidad de nuestras crías. La razón biológica de la importancia del aprendizaje en nuestra especie hay que buscarla en la prolongada infancia que nos impone el hecho de que, entre todas las especies, la nuestra es aquella en la que salen las criaturas más inmaduras, más indefensas o menos desarrolladas, y, por tanto, con una mayor necesidad de cuidados y atenciones. Hasta tal punto que, en las sociedades primitivas, la madre no puede bastarse por sí misma, necesita la ayuda del compañero progenitor. Un mecanismo muy importante para conseguir esto es la sexualidad. Mientras las relaciones sexuales en los demás mamíferos y en los primates se limitan al periodo fértil, los humanos practican sexo de manera continua, por placer y bienestar afectivo, y con independencia de su finalidad reproductora. El efecto que acompaña a esta vida sexual continua es el estrechamiento y fortalecimiento del vínculo de pareja, proporcionando un mayor compromiso y una intensa colaboración entre los progenitores, absolutamente necesaria para poder sacar adelante a sus crías. Por tanto, permite construir una vida familiar y social muy cohesionada y estructurada por lazos afectivos y solidarios.
6. Encefalización Humana
La única manera que tenemos de comparar el encéfalo de especies de tamaños diferentes es calculando una especie de peso encefálico ideal para cada una de ellas de modo que se tenga en cuenta la distorsión causada por la alometría (el cerebro se va haciendo proporcionalmente menor al aumentar el tamaño corporal). Este peso ideal representa el valor esperado del peso encefálico del organismo en función de su peso corporal. Si dividimos el valor que realmente tiene su encéfalo por ese valor estimado, obtendremos lo que se conoce como el índice de encefalización. Este índice medirá la disparidad entre el tamaño que debería tener el encéfalo de un animal y el tamaño que en realidad tiene. Atendiendo a este índice, sí se puede decir que la especie Homo sapiens es la más encefalizada de entre todos los mamíferos. Nuestro encéfalo es más de siete veces mayor de lo que correspondería a un mamífero de nuestro peso corporal.
7. Rasgos Peculiares del Cerebro Humano
Además de que somos la especie más encefalizada, podemos encontrar diferencias importantes entre el cerebro humano y el de otro mamífero si observamos la capa superficial del cerebro o corteza cerebral, que rige nuestra vida consciente e inteligente y que está mucho más desarrollada en nuestra especie. En esta capa es posible localizar las llamadas áreas de proyección primaria (motora, somatoestésica, auditiva, visual). Comparado con otros mamíferos, el cerebro de nuestra especie tiene una gran profusión de estas áreas, y se sabe que es en estas zonas donde ocurren los sucesos neuronales que controlan el lenguaje y el aprendizaje en general. Finalmente, hay que destacar la gran conectividad neuronal de nuestro cerebro, que es la condición física que permite nuestra capacidad única para elaborar, almacenar y procesar información, es decir, nuestra extraordinaria inteligencia.
8. Valor Adaptativo del Gran Cerebro Humano
La expansión del cerebro y de la inteligencia representa, sobre todo, una adaptación a la vida social, un aspecto de nuestro medio especialmente imprevisible, inseguro y cambiante, como es la conducta de los demás miembros de nuestro grupo, con los que uno tiene que cooperar y competir a la vez. Capacidades tales como recordar complicadísimos organigramas sociales (quién es quién), interpretar adecuadamente el poder de otros para formar alianzas, intuir las intenciones de otros y adelantarse a sus actos, prever las consecuencias de nuestros actos sobre otros, saber engañar y detectar engaños, representarse situaciones hipotéticas en nuestras relaciones con los demás: todo eso requiere mucha inteligencia, que solo un cerebro desarrollado puede proporcionar gracias a su valor adaptativo.
11. Función Social del Lenguaje y el Desarrollo Cerebral
Que el origen del lenguaje y del desarrollo cerebral humanos cumplen más una función social que ecológica quiere decir que el lenguaje responde más a las necesidades de relaciones entre individuos que a los retos procedentes del medio físico exterior. Desde el punto de vista evolutivo, la principal función del lenguaje humano es la de mantener vivo y fuerte el vínculo social, cohesionar los grupos, generar interacciones sociales entre sus miembros. Las investigaciones actuales tienden a destacar que la función principal que cumplieron las primeras conversaciones de nuestros antepasados debieron ser las mismas que en la actualidad: sucesos destinados a engrasar los engranajes de la máquina social, a mantener vivo el vínculo social. El lenguaje procede del cotilleo, de la charla gratuita, del intercambio de informaciones sociales generales, sin fines utilitarios (gossip).