“Pues habituado… montaña sin valle.”
Descartes, tras sus dos primeras demostraciones de la existencia de Dios en su tercera meditación y establecer que un Dios absolutamente bueno y veraz no puede ser causa de los errores de nuestra razón, legitima nuestra confianza en ella en su cuarta meditación. En este texto de la quinta meditación, considera necesario demostrar definitivamente la existencia de Dios por medio de su famoso argumento ontológico. La idea principal de este texto es la Sigue leyendo