La II Guerra Mundial generó una alianza temporal entre las potencias occidentales, pero una vez que el enemigo común fue derrotado, reaparecieron las diferencias que separaban a los aliados occidentales de la Unión Soviética.
Esto condujo a un clima de desconfianza y recelo mutuo, alimentado por discursos públicos, informes diplomáticos y artículos periodísticos. Tanto la URSS como EEUU buscaron ejercer su hegemonía en sus respectivas zonas de influencia y controlar otras áreas.
La rivalidad Sigue leyendo