Después de muchos años, los herederos de John Wesley Hyatt deberían sentirse traicionados por ese pariente lejano.
Fue él quien nos expulsa definitivamente de nuestra propia casa. Aunque no creo que él esté consciente de aquello, salvo que haya otra vida y si está mirando, aún así, si fuese verdad este dogma, opio del pueblo, creo que nos debe estar mirando con profunda tristeza. Seguramente desde el mismísimo averno. La cavilación era del padre de familia.