Hacia el año 1800, España tenía alrededor de 11 millones de habitantes. En 1900, había rebasado los 18 millones.
Un fenómeno característico de este siglo fue el desplazamiento de la población rural hacia las ciudades, lo que explica la expansión urbana. A principios de siglo, sólo Madrid, Barcelona y Valencia rebasaban los 100.000 habitantes. En cambio, a finales de siglo, varias ciudades presentaban padrones entre los 100.000 y los 200.000 habitantes.