Toda la filosofía de Aristóteles está traspasada por un claro sentido finalista-teológico, por cuanto la realización del fin propio de cada ser constituye su propio bien. Conocer la verdad es el fin propio de los seres humanos, pero no es su fin último. El ser humano, además de conocer, vive, y el conocimiento le proporciona una buena vida, que le hace feliz y es el fin más específicamente humano. Conocer la verdad es la tarea del filósofo, que será, por tanto, el más feliz de los seres Sigue leyendo