El compromiso social y político
En marzo de 1934, Miguel Hernández viaja por segunda vez a Madrid, iniciando una nueva etapa. Se introduce en el ambiente intelectual de la capital, dejando atrás la influencia oriolana y forjando su voz definitiva. Comienza a colaborar en la revista Cruz y Raya, dirigida por José Bergamín, y entra en contacto con la Escuela de Vallecas (relacionándose con Benjamín Palencia y Maruja Mallo), Rafael Alberti, María Zambrano, y especialmente con Vicente Aleixandre Sigue leyendo