Introducción
La proclamación de la Segunda República en 1931 despertó en los nacionalistas vascos el deseo de autonomía y el anhelo de una entidad institucional propia. Si bien la autonomía implicaba cierta dependencia del Estado, otorgaba libertad de acción en áreas clave. Los fueros, por su parte, reconocían el poder central pero resaltaban las características únicas de la sociedad vasca. Mientras el Estatuto buscaba una organización territorial uniforme, los fueros mantenían particularidades Sigue leyendo