El partido contaba con una amplia red de relaciones clientelares o amigos políticos que les apoyaba a cambio de favores (concesiones, privilegios, favores fiscales y reparto de cargos).
La alternancia en el gobierno fue posible gracias a un sistema electoral corrupto que no dudaba en falsificar el censo (incluyendo a personas muertas o impidiendo votar a las vivas), manipular las actas electorales, cambiar las urnas, ejercer la compra de votos y amenazar al electorado con coacciones de todo tipo Sigue leyendo