El aislamiento de España respecto a la cultura europea y el escaso desarrollo económico y cultural a finales del siglo XIX, hicieron que el teatro español quedara al margen del drama innovador que se representaba en otros países. Además, los intereses económicos de los empresarios condicionaron el estilo de un teatro que se resistía a evolucionar, adaptándose al gusto del público.
Durante el primer tercio del siglo XX, el teatro comercial convivió con los intentos renovadores y rupturistas Sigue leyendo