La Guerra Rápida
Alemania tomó la iniciativa con su rápido plan de ataque, el Plan Schlieffen, que pretendía invadir Francia a través de Bélgica y Luxemburgo. Mientras tanto, el ejército austrohúngaro y parte del alemán frenarían a los rusos, aprovechando su lenta movilización. Una vez derrotada Francia, todas las fuerzas alemanas se lanzarían sobre Rusia, atacando primero en el frente occidental y luego en el oriental. Los alemanes confiaban en obtener la victoria en seis semanas.