El siglo XVII representa la culminación de la pintura española de la época, coincidiendo la decadencia política y económica con el auge artístico y espiritual de gran trascendencia. En España hubo dos grandes focos artísticos: Madrid (Velázquez) y Sevilla (Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, quien orientó la pintura hacia lo desagradable y lo macabro).
Además, hay que resaltar dos núcleos más: en Valencia (Ribalta y Ribera, maestros del tenebrismo caravaggesco) y en Granada (Alonso Cano) Sigue leyendo